CUENTOS DE NIÑAS Y NIÑOS CREADORES DE BAJA CALIFORNIA SUR

 

Primer Cuento: Pasadizo Secreto.

 

En la misión de San Ignacio existe un retablo de oro; detrás de él hay un pasadizo secreto, muy estrecho. Quienes entren allí tienen que tener mucho cuidado, caminar lentamente y nunca, por ningún motivo, pegar la espalda a la pared, pues si eso ocurre la pared se los come y no se les vuelve a ver otra vez.

 

Jesús Ignacio Cosío Espinoza

 

Segundo Cuento: El Volcán de las Tres Vírgenes.

 

Si pudiéramos volar como pájaros, veríamos tres caballos grandes, el chiquito corriendo entre las palmas, el agua de la presa rodeada de palmas datileras y la carretera.

Mientras escribíamos, el viento nos quitó la hoja de las manos, y al ritmo de la canción de Arturo Márquez volaba y regresaba, parecía un pájaro jugando, como si bailara en el aire, como si nos invitara a volar.

Desde aquí podemos ver el volcán de las Tres Vírgenes y tratamos de imaginarnos como habrá sido el día en que hizo erupción; hay piedras de lava de ese día por todas partes.

 

Marcela de Jesús Castillo Romero

 

Tercer Cuento: La presa y los misioneros.

 

“Con ganas de bañarnos”, decían los misioneros cuando miraban el agua de lo que hoy es la presa, por que antes también hacía calor y no tenían ventiladores y el aire de las palmas y el baño de la laguna era lo que tenían para ser felices, igual que nosotros ahora.

 

Lucero Estefanía Fisher López

 

Cuarto Cuento: Lo que compartimos con los niños del tiempo de los misioneros.

 

Somos unos niños de Loreto y compartimos el mismo espacio que los antiguos nativos; compartimos por ejemplo, árboles, como el “salate”, el palo verde, el mezquite, los cardones, las chollas, las pitahayas; el mar, la misión, los animales del desierto, la Sierra de la Giganta, las islas, el sol, la luna, las estrellas, el aire que respiramos y la vida.

 

Michael Talamantes López

 

Quinto Cuento: Los niños nativos del tiempo de los misioneros.

 

Si yo hubiera sido nativo de las tierras de Loreto en el tiempo de los misioneros, seguramente me habría gustado ir a pescar, ir de paseo a la playa. Es posible que a los niños nativos del tiempo de los misioneros les gustara tener una mascota, y ver a los venados, ver a los peces nadando en el mar; tal vez jugaban a hacer figuras de arena, tirarse bolas de arena, dibujar en las piedras, con cenizas, subir a los árboles.

 

Karla Adilene Serna Flores

 

Casa de la cultura de Cancún.

casadelaculturadecancun@yahoo.com.mx

 

 

 

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