CUANDO EL SILENCIO MATINAL ME INVADE

 

Cuando me disponía a preparar esta colaboración, para enviarla al buen Hermano Jorge, me fui al portal de mi casa, la que se encuentra enclavada en una

zona, en la que se entremezclan casas mono familiares con grandes edificaciones multifamiliares, era aún tan temprano en la mañana que casi resultaba posible,

escuchar el crecer de las plantas.

 

Al sentarme lo hice, no en el mejor de los sillones, sino en el más desvencijado, era como si inconscientemente deseara brindarle, a mi manera, un sentido

reconocimiento a las decenas o mejor, miles de horas en las que soportó mi anatomía, desde que era casi un adolescente.

 

Cuántas remembranzas, cuántas ilusiones había forjado al son de su rítmico balanceo.

 

¿Quién no ha tenido en la vida un sillón en el que forjar sueños, ilusiones, proyectos para el futuro?, yo aún lo conservo, no me apena que esté falto de

pintura, que tenga el brazo desprendido, tampoco que el fondo de pajilla fuera reemplazado por otro de madera que casi te obligue a abandonarlo al poco

rato de estar sentado, pero yo no siento molestia y aunque experimente su falta de confort, jamás le traicionaría por algo tan insignificante, como un

dolor en los glúteos.

 

En el jardín de mi vivienda, toda su superficie está cubierta por una clase de hierba que forma una especie de manto verde que contrasta con el variado

colorido de las diferentes especies de flores que en él crecen.

 

Entonces la catedral del silencio se hizo añicos, a la distancia se podía escuchar el monótono pregonar de un desconsiderado vendedor, (merolico), como

se les conoce en México, que sin tomar en cuenta la hora, lanzaba unos estentóreos gritos para anunciar el artículo que vendía. Jabón de lavar, jabón de

lavar... Horrible, ¡mal gusto concentrado!

 

Este hecho fortuito, me permitió rememorar La Habana de los pregones hermosos, y hasta poéticos.

 

Algunos de esos pregones de antaño pasaron a la posteridad gracias a grandes músicos y poetas, como Moisés Símons o Félix B. Cañet.

 

De la autoría de Moisés Símons es el "mundialmente famoso"canción pregón El Manicero, que recrea la gestión de venta de quienes tostaban maní o cacahuate,

y lo envasaban en cucuruchos de papel, los que pregonaban posteriormente, con voces llamativas, y canciones repetitivas, para conmover el ánimo y los bolsillos

de los clientes potenciales.

 

Maní, el manicero se va,

 

caserita no te acuestes a dormir,

 

sin comerte un cucurucho de maní.

 

¡Qué calientico y rico está!,

 

ya no se puede pedir más,

 

y si la niña escucha su pregón,

 

llama desde su balcón.

 

Maní, el manicero se va, maní...

 

Claro está que este formidable músico y compositor cubano, no solamente escribió esta melodía, pero sí fue "El Manicero" la que lo proyectó al Olimpo de

los Inmortales de la más tradicional MÚSICA CUBANA DE TODOS LOS TIEMPOS.

 

Los más famosos intérpretes grabaron alguna vez, dicha famosísima composición, llegando a convertirse en casi un segundo "Himno Nacional Cubano.

 

Otro pregón popular fue inmortalizado por el popular literato novelista Félix B. Cañet al musicalizar el pregón de un vendedor de frutas de la zona Santiaguera

del Caney.

 

Frutas, ¿quién quiere comprarme frutas?,

 

Mangos de mamey y biscochuelo,

 

Piñas dulces como azúcar,

 

Cosechadas en las lomas del Caney,

 

Frutas ¡qué deliciosas son!,

 

Como labios de mujer...

 

La composición de Félix B. Cañet también alcanzó gran difusión internacional, al ser inmortalizada por el conocidísimo Trío Matamoros cuya grabación en

placas de acetato rompieron todas las expectativas de venta para la época.

 

Los más famosos tríos cubanos de cualquier tiempo, cuentan en su repertorio, como sello distintivo el pregón de la autoría de Félix B. Cañet, pues de no

ser así, los más duchos en la temática musical, ponen en duda su cubanía.

 

Recuerda mi buen amigo, trata de escuchar alguna vez estas composiciones para que puedas afirmar que conoces ¡realmente la mejor música cubana!

 

Autor: Dr. Alberto López Villarías.

La Habana, Cuba.

 

 

 

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