CRÓNICAS VAMPÍRICAS 1
Sacié mi sed de ti hasta
cansarme,
sin piedad, sin compasión
alguna,
y ¿Por qué habría de tener
piedad, si tu no la tuviste cuando me robaste el alma?,
Me percaté de que la sangre
había dejado de fluir
y que lentamente, tu
respiración se hacía más pausada.
Te miré,
miré tu boca, esas navajas
rojas y afiladas, capaces de provocar las heridas más profundas y deliciosas,
miré tus ojos, esos
peligrosos abismos, capaces de atrapar a cualquiera en su cruel inmensidad.
Tu pecho subía y bajaba cada
vez más lentamente,
muy a lo lejos escuché las
últimas notas de la melodía más bella e hipnótica de todos los tiempos, tu
corazón produjo el último latido;
y de pronto sentí que me
faltaba el aire y se me nublaba la vista.
¡Qué ingenua fui!, creí
haberme librado de tu prisión
y, sin embargo, mi corazón
seguía siendo tuyo,
y se detuvo casi al mismo
tiempo, que tu corazón se detenía.
Autora:
Margot Gutiérrez Aguilar, Cuernavaca, Morelos. México.