CRISIS FINANCIERA Y POLÍTICA MONETARIA
* Merolicos y Saqueadores
Mientras la crisis en los EEUU, comienza
a dibujar su expresión, en nuestro país el gobernador (así lo llaman ahora) del
Banco de México, anunciaba “las subastas de dólares para contener una
depreciación del peso... y... frenar la peor devaluación del peso en una
década”. En tanto desde los EEUU, lanzan el rumor de “El Amero”, como si este
fuera la fórmula para resolver la crisis y que nuestro país no salga tan
afectado...
Sin embargo para tratar de entender lo
que está pasando, vale la pena comenzar por hablar de “Teoría Monetaria” para
intentar comprender que en economía los diferentes factores se encuentran ínter
unidos y no pocas veces pueden aparecer “contradictorias entre sí”, sin embargo
esto constituye su base real para su comprensión.
Para entender los problemas monetarios
empezaremos por ubicar el dinero y con ello explicar brevemente los factores
que van unidos a este.
En primer lugar es necesario distinguir
que la mercancía es la célula económica de nuestro régimen social. Por otra
parte, la producción de mercancías se ha desarrollado en determinadas
condiciones concretas y una de estas ha sido la que permitió la división social
del trabajo.
La división social del trabajo significa
que la producción de distintas mercancías está dividida entre hombres o grupos
de hombres, pero la producción mercantil, no sirve para satisfacer un fin
único.
La propiedad que tiene la mercancía de
satisfacer una u otra necesidad humana se llama valor de uso.
Cuando en la producción mercantil se
opera un constante cambio de valores de usos por otros, a esta relación
cuantitativa se llama valor de cambio y se expresa mediante el acto conocido
como compra-venta.
Sin embargo el valor de una mercancía no
está determinado por la oferta y la demanda sino más bien por el valor del
trabajo social que se emplea para crearla.
Si consideramos al trabajo una
mercancía, entonces se tendrá que el valor del trabajo está subdividido en
trabajo concreto que crea el valor de uso de la mercancía y el trabajo
abstracto que crea el valor de cambio de la mercancía.
Históricamente, en la medida en que se
fueron desarrollando las fuerzas productivas, se fue desarrollando el
intercambio y el papel equivalente universal empezó a ser desempeñado por una
mercancía, el oro como expresión más general, surgió la forma dinero del valor.
En la economía mercantil desarrollada el
dinero cumple diversas funciones tales como medida de valor de la mercancía,
medio de pago y compra, medio de circulación de las mercancías y las medidas
del crédito, atesoramiento real, etc. En el mercado mundial el dinero cumple
sus funciones en el sistema de pago de los diversos países y su valor refleja
el desarrollo de la producción mercantil y sus contradicciones.
A la unidad monetaria de un país que se
emplea para designar la moneda extranjera que participa en el sistema de pagos
internacional se llama divisa. Los signos monetarios emitidos por el Estado en
cada país constituye el papel-moneda y este tiene valor en tanto permite
remplazar al oro por las necesidades de una circulación monetaria dada.
La cantidad de dinero en circulación
depende de la suma de los precios de las mercancías circulantes, los ritmos de
las mercancías vendidas a crédito (es decir crédito y pagos) y el ritmo de
circulación del dinero. Cuanto más rápido circula el dinero, menor cantidad se
necesitará para la circulación, y viceversa.
Basado en lo anterior, cada Estado emite
y controla su dinero circulante y a ello se debe que el sistema monetario se
subdivida en: a).- convertibles en otras monedas; b).- convertibles sólo en
algunas otras; y, c).- cerradas o monedas utilizables únicamente dentro del
país que la utiliza.
Como se puede observar hasta aquí, el
valor de la moneda está sujeto a las condiciones propias que dieron su origen,
no a supuestas condiciones que pregonan funcionarios irresponsables.
II
* Medida y Funciones del Dinero
Para comprender el valor del dinero en
relación al mercado internacional, es necesario comprender la situación que
guarda con el mercado interno, así como los factores generales e internos que
le son inherentes.
Ya hemos dicho que al dinero le
pertenece la función social de expresar el valor de todas las demás mercancías.
En la economía mercantil desarrollada hemos dicho también que el dinero cumple
varias funciones. Así, la función fundamental del dinero es servir de medida de
valor y para cumplir esta función, el dinero, necesariamente debe poseer un
valor.
Si el dinero expresa una mercancía, el
valor de la mercancía expresado en dinero se llama precio. Técnicamente el
valor de una mercancía se mide por medio del oro y, en efecto, el oro es un
equivalente del valor.
Si el valor de una mercancía se mide por
medio del oro, entonces una mercancía se puede equiparar a cierta cantidad de
oro porque en realidad siempre media cierta proporción entre el valor del oro y
el de la mercancía en cuestión.
El oro como medida de valores y como
patrón de precios tiene una forma determinada completamente distinta y la
confusión de una y otra ha originado las más fantásticas teorías. El oro, es
medida de valores porque está relacionado proporcionalmente con el valor de
cambio de las mercancías en cuanto a valores de cambios.
Por otra parte, como el valor de una
mercancía es creado por el trabajo, la magnitud del valor es determinada por la
cantidad de trabajo que encierra una mercancía dada. Debe entenderse que la
magnitud del valor de las mercancías se determina, no por el tiempo de trabajo
individual de cada producto sino por el tiempo de trabajo socialmente
necesario.
La segunda función del dinero es la de
medio de circulación y medio de pago. Esas funciones permiten comprenderla ley
que determina la masa o cantidad de dinero indispensable para la circulación de
mercancías.
La cantidad de dinero indispensable para
la circulación depende de la suma de los precios de las mercancías circulantes
sobre los ritmos de circulación del dinero, comprendiéndose que mientras más
rápido circule el dinero, menor cantidad se necesitará para su circulación y
viceversa.
Por otra parte, gracias al crédito, el
dinero se reduce en la suma correspondiente a los precios de mercancías
vendidas a créditos y en las sumas de los pagos que se compensan mutuamente. La
ley de la circulación del dinero explica el valor real del dinero y permite
entender el “fenómeno” del abaratamiento o encarecimiento del dinero.
Pero hasta aquí no hemos hablado sino
del oro o monedas convertibles en oro. Empero ni la moneda oro, ni la
convertibilidad en oro existen en ningún país del mundo en nuestros días.
El oro-moneda y la convertibilidad de
ciertas monedas en oro, ya solamente existen entre ciertos Estados (entre la
banca central de esos Estados), es decir en el sistema monetario internacional
de los principales países del mundo, y aún así, más en el papel que en la
realidad.
Dentro de cada país ya sólo existe el
papel-moneda con circulación forzosa no convertible en oro. Poner en la ley que
tal o cual moneda emitida “representa” una cantidad precisa y fija de oro
resulta completamente ficticio. Las palabras que se pueden escribir en un
pedazo de papel no cambia en nada ese pedazo de papel, o sea lo que permite
realmente adquirir.
De hecho todo el papel-moneda no
convertible tomado en conjunto no puede valer más de lo que valdría la cantidad
de oro necesaria para la circulación monetaria: emitir más papel-moneda hace
más que abatir su valor en relación al oro y no crea un valor suplementario...
por eso el Amero es una ficción y la política mexicana hasta este momento
podría llevar al caos.
III
* Inflación Devaluación y Cambio
Ya hemos explicado algunos factores que
permiten conocer el valor real del dinero, sin embargo es necesario conocer qué
afecta los ritmos de funcionamiento para comprender mejor la hoy llamada crisis
financiera.
Si ya hemos definido la ley que rige la
circulación del dinero, entonces podemos decir que por más papel-moneda que se
emita, no deja de representar otra cosa que el valor de la cantidad de oro
necesaria para servir a la circulación de mercancías. Si se emite tanto
papel-moneda en circulación en un mismo tiempo dado, se acrecienta más de
cuanto sería necesario para una circulación monetaria a precios constantes, el
papel moneda pierde una parte de su poder de compra, se deprecia. El valor de
las mercancías no ha cambiado, sus precios por el contrario suben porque el
valor de la moneda en cuestión baja. Esto es lo que se conoce como inflación.
Por lo general, la inflación se produce
debido a que el Estado recurre a la emisión suplementaria de papel-moneda en
vista de que sus ingresos son inferiores a sus gastos.
Al principio, la inflación eleva
artificialmente las utilidades de los capitalistas; el efecto directo de la
inflación es reducir dentro del país el poder de compra, pues los precios de
las mercancías que se venden suben más rápido que los salarios generando una
tremenda contradicción en el área de la producción.
Por otra parte, cuando más rápida es la
inflación en un país que en otros, termina por poner en dificultades a los
capitalistas de ese país frente a sus competidores extranjeros y corren el
riesgo de ser desplazados en el mercado exterior e incluso en el nacional.
En esas condiciones empieza a aparecer
como “fenómeno” el hecho que las exportaciones tienden a disminuir y las
importaciones a aumentar, acelerando el déficit de la balanza de pago,
generando a la vez una contradicción entre el papel-moneda inflado y el mercado
internacional del dinero.
Para solucionar este tipo de
dificultades generalmente se recurre a la deflación o devaluación.
Comúnmente a la deflación se llama
austeridad y en la práctica consiste en reducir los gastos públicos y privados,
afectando de manera directa o indirecta los salarios y los programas sociales.
Por otra parte, teóricamente, devaluar
una moneda consiste en decir que valdrá una cantidad menor de oro, pero
prácticamente consiste en decidir que se cambiará contra una cantidad menor que
antes en relación a determinada moneda extranjera.
La devaluación es pues un acto jurídico,
mientras que la inflación es una práctica. Para entender mejor este “fenómeno”
lo podemos comparar con el acto jurídico de declarar en quiebra a una empresa y
las operaciones que poco a poco van arruinando a la empresa y hacen inevitable
su quiebra.
En lo que respecta al mercado externo,
la inflación va elevando los precios de las exportaciones y “bajando” los de
las importaciones, y el caos monetario que trae obliga a la devaluación.
La devaluación, abatiendo bruscamente
los precios de los productos nacionales vendidos al extranjero, da una prima a
las exportaciones y a la inversa hace subir los precios de los productos importados
en el país que ha devaluado su moneda.
La revaluación, si tenemos en cuenta
todo lo anterior, consiste en que bajo la presión de otros Estados, el gobierno
de un país cuya moneda ha sido menos afectada por la inflación de otras monedas
extranjeras se ve obligado a revaluar, o sea a decidir que en adelante será
cambiada por una mayor cantidad de monedas extranjeras que antes, para evitar
debilitar demasiado a las monedas de otros países y dejar de hacerles
competencia “deslealmente”. La revaluación es pues, técnicamente, lo contrario
de la devaluación.
En las relaciones monetarias
internacionales, la tasa de cambio es el valor que se fija a una moneda con
respecto a una divisa extranjera y a la tasa de cambio oficial se llama también
paridad. La devaluación de una moneda eleva su paridad y, contrariamente, la
revaluación la baja.
Hasta ahora lo que se ha hablado de la
llamada crisis financiera no lleva a soluciones, por ello debemos hacer
evaluaciones para aproximarnos a una salida correcta.
IV
* Evolución Histórica del Dinero
El aspecto monetario del dinero, su
forma moneda tiene su origen en función de medio de circulación, sin embargo
cuando el dinero adquirió la forma de moneda, ésta recibió en el proceso de
circulación una existencia autónoma, independiente de su contenido monetario.
La garantía del Estado de que un signo monetario contiene cierta cantidad de
oro o es equivalente a ella, daba, bajo determinadas circunstancias, para que
un signo monetario valga como medio de circulación igual que la cantidad de oro
efectivo correspondiente.
Debemos señalar que la sola circulación
de la moneda provoca ya este fenómeno. Al circular, una moneda se gasta y su
contenido real se aleja siempre más del nominal. Una pieza vieja es más liviana
que una recién sacada del cuño; en determinadas circunstancias ambas pueden
representar los mismos valores como medio de circulación, ya que el Estado
puede establecer arbitrariamente qué cantidad de oro representa una moneda de
cobre o de plata. Desde ese instante, la moneda metálica reducida a un signo
metálico puede ser reemplazada por un billete de papel y establecerse
legalmente la equivalencia de un billete de papel sin valor por una determinada
cantidad de oro.
Así surgió el papel moneda del Estado,
el cual puede sustituir el papel moneda oro, pero no como medida de valor.
Resulta una mera fantasía creer que si nuestra moneda se acuñara en plata
tendríamos estabilidad monetaria y viviríamos sin riesgos inflacionarios.
Si analizamos, en general, y a grandes
rasgos, la historia monetaria desde la segunda mitad del siglo XIX,
encontraremos tres condiciones diferentes. La primera fue la situación
corriente de los grandes Estados capitalistas hasta antes de 1914: tenían en
general estabilidad, al menos en comparación con los sacudimientos que hemos
conocido desde entonces, ya que los monopolios no estaban aún tan desarrollados
y tan ligados al Estado como después; no podían jugar tan intensamente con la
moneda, que era una moneda-oro, como lo había sido en la época (siglo XIX) del
capitalismo de libre competencia. En la actualidad con el desarrollo del
capitalismo y sus contradicciones, resulta imposible volver a la moneda oro.
La segunda experiencia es la de los
grandes Estados capitalistas desde 1914: es la inflación continua, aunque a
ritmos muy variables, aún en tiempos de paz y de las fases de auge de los
ciclos económicos, porque la moneda es una moneda-papel (que es el aspecto
técnico) y porque el Estado dominado por las necesidades de los monopolios se
ha convertido en indispensable colaborador en todos los organismos de
funcionamiento de la economía (es el aspecto fundamental).
La tercera situación histórica, que es
la negación de las dos precedentes y, desde el punto de vista de la estabilidad
monetaria, la negación de lo que sucede desde 1914 en los grandes Estados
capitalistas, es la que dio durante un largo período en los llamados países
socialistas, en que se tiene una moneda-papel (es el aspecto aparente, la forma
monetaria, no fundamental), pero donde el Estado, que se supone que es un
Estado socialista, asegura para toda la sociedad la propiedad de los
principales medios sociales de producción y cambio, y que está liberado en
consecuencia, de las presiones capitalistas y sus contradicciones.
En una sociedad avanzada, ya no digamos
socialista, el Estado puede planificar la producción creciente de bienes de
consumo y la producción de bienes de equipo y planificar los precios (al menos
los precios decisivos) y la emisión de la moneda. Esta planificación social permite
la estabilidad monetaria al mismo tiempo que un progreso más rápido.
Un Estado democrático, abriría con ello,
además, la posibilidad sin precedente de una gestión democrática, la más rica
en el porvenir que pueda darse, y su primer elemento es precisamente poner al
Estado al abrigo de las exigencias del gran capital privado, lo cual le daría
al poder público las palancas necesarias y progresivamente más influyentes para
actuar profundamente sobre la economía, pues rompería, desde luego, la íntima conjugación
entre el Estado y los monopolios privados, aislándolos.
La posibilidad de excluir la inflación y
la inestabilidad monetaria, que no es una “fatalidad histórica”, sino una de
las taras de un régimen económico que en rigor se llama capitalismo monopolista
de Estado y algunos pretenden disfrazar bajo el denominado neoliberalismo...
* Recesión y Crisis Financiera
Para entender la situación que hoy
prevalece, primero debemos tratar de definir algunos conceptos económicos como
la recesión y la crisis financiera.
Para algunos economistas la recesión “es
un periodo de crecimiento negativo del Producto Interior Bruto (PIB) de una
economía de duración igual o superior a un año, o sea consideran como recesión
cualquier decrecimiento continuado de la actividad económica por dos o más
trimestres consecutivos y que se manifiesta en la producción industrial, en el
empleo, en los ingresos reales y en el comercio mayorista y minorista”.
(“El Producto Interior Bruto es el
cálculo de toda la actividad económica de un país bajo ciertas condiciones. La
primera resulta que es interior, por lo que sólo se calcula la actividad
económica realizada dentro del país.
El PIB per cápita, se calcula al
dividirlo entre el número de habitantes. Sin embargo el PIB dividido entre el
número de habitantes nos refleja una contradicción con el poder adquisitivo en
un país determinado).
En otra óptica conciben que la recesión
“Combinada con la inflación esta situación recibe el nombre de estanflación”, y
algunos dicen que “en realidad recesión no es cuando decae el PIB, sino cuando
decae la tasa de crecimiento del PIB. O sea puede que aumentemos el PIB y
estemos en recesión, si el aumento del PIB es notablemente inferior al que
estábamos realizando en los últimos tiempos, en este caso cuando el PIB decae
no se llama recesión sino depresión”.
En realidad cuando se presenta una
situación prolongada de recesión, es lo que se conoce como depresión. Una
recesión breve a menudo es denominada “corrección económica”.
En resumen la recesión es una baja
significativa en la actividad económica que se lleva a todos los segmentos de
la economía y que dura más de unos meses, normalmente se ve en la producción,
en el empleo, en el ingreso real y otros indicadores.
La Crisis Financiera, por otro lado, consiste
en que los bancos ya no prestan fácilmente el dinero como antes, por tanto la
gente no dispone del mismo incluso como herramienta para refaccionar la
actividad económica, es entonces cuando la desconfianza financiera se expande
en el mundo. Lo anterior lleva a que disminuya el consumo en la actividad de
las empresas y la vida familiar.
Para disminuir la crisis un sector de
economistas se inclina por bajar los tipos de interés, para estimular la
economía al abaratar el precio del dinero.
La crisis financiera no debe de ser
motivo para disminuir el apoyo al mejoramiento de la calidad de vida de la
población; la solución no son los despidos masivos y encarecimiento de los
precios, tal como el gobierno federal pretende hacer con la luz y las gasolinas,
por señalar algunos básicos.
Pero hasta aquí solamente hemos tratado
de exponer algunas tesis sobre teoría económica, de manera especial explicando
la definición de los elementos que conforman los aspectos dinero, valor, etc.,
para enfrentar las opiniones de funcionarios como el titular de la SHCP, o del
gobernador del Banco de México (o banco central).
Hasta ahora, solamente se ha hablado de
ambigüedades que confunden a la población y con ello sólo se busca cargar
nuevamente los costos de la crisis a la misma y de manera principal a los
sectores más desprotegidos.
Quienes, por otra parte, señalan al
Amero, solo buscan engañar pues este se convertiría en un papel-moneda sin más
valor que el que el Estado le dé por decreto.
Para enfrentar con éxito la situación
será indispensable definir una política para el desarrollo económico con
carácter democrático y popular...
* Reforma Monetaria y las monedas de 20
pesos
Ante la situación económica que hoy
prevalece debemos, además de definir algunos conceptos como la recesión y la
crisis financiera, de establecer las salidas por las cuales se reorganice la
estabilidad y el desarrollo.
Más allá de algunos funcionarios (como
el titular de la SHCP o el del Banco de México) que han hecho declaraciones
confusionistas, veamos esta que el 26 de noviembre del año en curso apareció en
distintos medios nacionales dando a conocer que “El Presidente de la República
presentó ayer al Senado una iniciativa para modificar las monedas de cinco,
diez, 20 y 50 centavos, así como de uno, dos, cinco y diez pesos, a fin de
incluirle elementos que faciliten su uso para las personas invidentes, amén de
dejar de acuñar algunas en bronce-aluminio, con miras a que todas sean
elaboradas en acero inoxidable”.
Las nuevas monedas, establece el Ejecutivo,
serán un poco más pequeñas: “Considerando que, como parte del propósito de la
emisión de moneda está el acuñarlas utilizando los recursos disponibles de la
manera más eficiente, el Ejecutivo Federal a mi cargo estima conveniente
modificar el tamaño y forma de las monedas de diez, veinte y cincuenta
centavos, a fin de reducir los costos de acuñación de las mismas...”.
Está claro que “la emisión de moneda
está el acuñarlas utilizando los recursos disponibles” y que con ello se busca
“reducir los costos de acuñación de las mismas”, entonces debemos situar su
significado a la “salida” a la crisis que propone el Ejecutivo de la Nación...
pero también debemos hacer la pregunta ¿y con las monedas de 20 pesos, qué
pasó? La respuesta, sin duda, sería la misma a lo que pasaría con las monedas
de plata, que tanto han publicitado, los que buscan cometer descaradamente un
nuevo asalto a la nación.
La decisión de modificar el tamaño de
las monedas implica el rumbo con que se va enfrentar la crisis, y respondemos
que ya hemos dicho que si se emite tanto papel-moneda en circulación en un
mismo tiempo dado, se acrecienta más de cuanto sería necesario para una
circulación monetaria a precios constantes, el papel moneda pierde una parte de
su poder de compra, se deprecia.
Ello implica que el papel-moneda que no
tiene valor sólo sigue cumpliendo su papel en el intercambio de las mercancías
basado en la garantía del Estado de que un signo monetario contiene cierta
cantidad de oro o es equivalente a ella, y que con ello se le daba el
equivalente a un precio al billete, esto expresa que un papel moneda de 20, 50,
100, 200, 500 o mil, en comparación unos con otros no tienen mayor valor, sino
el del precio que le asigna el Estado (quien da la garantía) para permitir que
cumpla su papel en el intercambio de mercancías.
Otro comportamiento tiene la moneda
metálica, y es que el peso del metal al que el Estado le da garantía y que se
opera en un constante cambio de valores de usos por otros, y (a esta relación
cuantitativa) se llama valor de cambio y permite la circulación de las
mercancías. Al producirse la inflación esa moneda metálica puede llegar a tener
un valor mayor a la denominación asignada (eso no pasa con el papel-moneda) y
es entonces, dependiendo del rumbo trazado, cuando se lleva a cabo una reforma
monetaria. Seguimos preguntando: ¿qué pasó con las monedas de 20 pesos?...
imagínese lo que pasaría con las monedas de plata.
Dos aspectos de la actual situación se
deben considerar: Si la recesión es una baja significativa en la actividad
económica que se lleva a todos los segmentos de la economía y que dura más de
unos meses, normalmente se ve en la producción, en el empleo, en el ingreso
real y otros indicadores.
La Crisis Financiera, por otro lado,
consiste en que los bancos ya no prestan fácilmente el dinero como antes, por
tanto la gente no dispone del mismo incluso como herramienta para refaccionar
la actividad económica, es entonces cuando la desconfianza financiera se
expande en el mundo. Lo anterior lleva a que disminuya el consumo en la
actividad de las empresas y la vida familiar.
Para disminuir la crisis un sector de
economistas se inclina por bajar los tipos de interés, para estimular la
economía al abaratar el precio del dinero. Por ello, la experiencia acumulada
lleva a proponer como la salida menos dañina, al menos las siguientes medidas:
1.- congelar los precios, al menos de básicos, como luz, gasolinas, agua,
alimentos, rentas, transporte, entre otros; 2.- iniciar un proceso de aumento
de salarios sin descongelar precios, creando condiciones para el movimiento de
la producción y ventas; 3.- iniciar una reforma fiscal anti-inflacionaria, que
estimule las distintas actividades de la PEA (población económicamente activa)
y reanime su crecimiento; 4.- no poner en venta ninguna empresa paraestatal, ni
concesionar ningún bien propiedad de la nación.
Si el gobierno federal se empeña en lo
contrario, para favorecer a un diminuto grupo de la burguesía especuladora,
entonces la crisis será de consecuencias aún no calculadas.
Autor: Raúl Espinosa Gamboa. Cancún,
Quintana Roo. México.