México, creo en ti

Por Ricardo López Méndez

México, creo en ti,

como en el vértice de un juramento.

Tú hueles a tragedia, tierra mía,

y sin embargo ríes demasiado,

acaso porque sabes que la risa

es la envoltura de un dolor callado.

México, creo en ti,

sin que te represente en una forma

porque te llevo dentro, sin que sepa

lo que tú eres en mí; pero presiento,

que mucho te pareces a mi alma,

que sé que existe pero no la veo.

México, creo en ti,

en el vuelo sutil de tus canciones

que nacen porque si, en la plegaria

que yo aprendí para llamarte Patria,

algo que es mío en mi como tu sombra,

que se tiende con vida sobre el mapa.

México, creo en ti,

en forma tal que tienes de mi amada

la promesa y el beso que son míos,

sin que sepa porqué se me entregaron;

no sé si por ser bueno o por ser malo,

o porque del perdón nazca el milagro.

México, creo en ti,

sin preocuparme el oro de tu entraña;

es bastante la vida de tu barro,

que refrescas lo claro de las aguas,

en el jarro que llora por los poros

la opresión de la carne de tu raza.

México, creo en ti,

porque creyendo te me vuelves ansia

y castidad y celo y esperanza.

Si yo conozco el cielo es por tu cielo,

si yo conozco el dolor es por tus lágrimas

que están en mí aprendiendo a ser lloradas.

México, creo en ti,

en tus cosechas de milagrerías

que sólo son deseo en las palabras.

Te contagias de auroras que te cantan

¡y todo el hombre se te vuelve carne!

¡y todo bosque se te vuelve selva!

México, creo en ti,

porque nací de ti, como la flama

es compendio del fuego y de la brasa;

porque me puse a meditar que existes

en el sueño y materia que me forman

y en el delirio de escalar montañas.

México, creo en ti,

porque escribes tu nombre con la equis

que algo tiene de cruz y de calvario;

porque el águila brava de tu escudo

se divierte jugando a los "volados"

con la vida y, a veces con la muerte.

México, creo en ti,

como creo en los clavos que te sangran;

en la espina que hay en tu corona,

y en el mar que te aprieta la cintura

para que tomes en la forma humana

hechura de sirena en las espumas.

México creo en ti,

porque si no creyera que eres mío

el propio corazón me lo gritara,

y te arrebatara con mis brazos

a todo intento de volverte ajeno,

¡sintiendo que a mí mismo me salvaba!

México, creo en ti,

porque eres el alto de mi marcha

y el punto de partida de mi impulso.

¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,

como la voz que salva

y como el ancla...!

 

 

Comentario:

Nosotros seguimos afirmando que la Poesía es una forma de ver la vida, de sentirla... etc., por eso insistimos en que la calidad de la poesía se encuentra en los valores que encierra.

Al analizar algunas poesías, algunos autores suelen darle su visión particular.

En el caso de esta que hoy nos ocupa, permítanos hacer el ejercicio de la representación de la idea esencial (por cada fragmento) con la opinión de una persona que (por encontrase ausente en estos momentos) omitiré (adrede) su nombre:

México, creo en ti

de Ricardo López Méndez

El primer párrafo

México, creo en ti,

como en el vértice de un juramento.

Tú hueles a tragedia, tierra mía,

y sin embargo ríes demasiado,

acaso porque sabes que la risa

es la envoltura de un dolor callado.

Tendría la interpretación de:

México, escondes el dolor en tu

risa fuerte.

En el siguiente:

México, creo en ti,

sin que te represente en una forma

porque te llevo dentro, sin que sepa

lo que tú eres en mí; pero presiento,

que mucho te pareces a mi alma,

que sé que existe pero no la veo.

Representaría que:

México, tu esencia está en el

corazón de cada mexicano.

A continuación al expresar

México, creo en ti,

en el vuelo sutil de tus canciones

que nacen porque si, en la plegaria

que yo aprendí para llamarte Patria,

algo que es mío en mi como tu sombra,

que se tiende con vida sobre el mapa.

Significaría :México, vives en la tradiciones y

en la fe de tu pueblo.

Enseguida

México, creo en ti,

en forma tal que tienes de mi amada

la promesa y el beso que son míos,

sin que sepa porqué se me entregaron;

no sé si por ser bueno o por ser malo,

o porque del perdón nazca el milagro.

Tendremos que México, estás en el misterio

del amor.

En la estrofa siguiente

México, creo en ti,

sin preocuparme el oro de tu entraña;

es bastante la vida de tu barro,

que refrescas lo claro de las aguas,

en el jarro que llora por los poros

la opresión de la carne de tu raza.

Tendremos un

México oprimido, riqueza y

pobrezas son tus contrastes.

A continuación

México, creo en ti,

porque creyendo te me vuelves ansia

y castidad y celo y esperanza.

Si yo conozco el cielo es por tu cielo,

si yo conozco el dolor es por tus lágrimas

que están en mí aprendiendo a ser lloradas.

Tendremos que México, estás en el sentimiento

de todos.

En la estrofa

México, creo en ti,

en tus cosechas de milagrerías

que sólo son deseo en las palabras.

Te contagias de auroras que te cantan

¡y todo el hombre se te vuelve carne!

¡y todo bosque se te vuelve selva!

Nos representa un México, fértil y misterioso,

tu estirpe es de maíz.

En el siguiente

México, creo en ti,

porque nací de ti, como la flama

es compendio del fuego y de la brasa;

porque me puse a meditar que existes

en el sueño y materia que me forman

y en el delirio de escalar montañas.

Nos dice que en México, estamos unidos

como la carne y el espíritu.

En el párrafo

México, creo en ti,

porque escribes tu nombre con la equis

que algo tiene de cruz y de calvario;

porque el águila brava de tu escudo

se divierte jugando a los "volados"

con la vida y, a veces con la muerte.

Describiría que México, en tu raza mestiza

palpita la herencia indígena.

La estrofa

México, creo en ti,

como creo en los clavos que te sangran;

en la espina que hay en tu corona,

y en el mar que te aprieta la cintura

para que tomes en la forma humana

hechura de sirena en las espumas.

México, amada Patria de formas

femeninas, sufrida y abnegada.

En la siguiente

México creo en ti,

porque si no creyera que eres mío

el propio corazón me lo gritara,

y te arrebatara con mis brazos

a todo intento de volverte ajeno,

¡sintiendo que a mí mismo me salvaba!

Reafirma el nacionalismo,

México, tu eres de los mexicanos.

Y finalmente la estrofa

México, creo en ti,

porque eres el alto de mi marcha

y el punto de partida de mi impulso.

¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,

como la voz que salva

y como el ancla...!

concluye que México, mi credo es una

reflexión.

Corolario:

Ciertamente la interpretación de cada persona no escapa de la formación ideológica del individuo; empero la poesía de calidad, encierra además un gran valor filosófico.

Puede o no estar de acuerdo con las ideas expuestas por el analista (ausente), sin embargo... usted, ¿qué opina?.

Le saluda con afecto,

Raúl Espinosa Gamboa

Regresar.