CONTAMINACIÓN ZÓNICA
HAY RUIDOS QUE DE NO PREVENIRSE PUEDEN
DEJARLO SORDO
58 de cada 100 músicos clásicos,
presentan daño auditivo inducido por la música.
59.30 jóvenes de cada 100 que interpretan
música popular, tienen la misma patología que sus colegas mayores de música
clásica.
La contaminación acústica se mide en
decibelios, se estima que las personas no deben exponerse más de ocho horas a
un nivel de intensidad superior a 85 decibelios.
Si se trata de trabajadores de fábricas,
lo mejor es que utilicen protectores de oído, que no trabajen tiempo extra, o
que lo hagan en zonas menos ruidosas.
Quienes se ven expuestos a ruidos
intensos y rehúsan la protección que se les ofrece, deben saber que los daños
son irreversibles y el primero de ellos, se denomina, desplazamiento temporal
de la capacidad auditiva, que se recupera días o semanas después pero sirve de
aviso para prevenir futuros trastornos.
Así como el cuerpo requiere descanso luego
de una jornada extenuante, el oído necesita ése descanso luego del concierto,
la fiesta o visita a sitios molestos.
Si se trata de una situación esporádica,
el descanso de la noche, será suficiente, pero si se repite con frecuencia, el
mal se acumula presentándose un desplazamiento del umbral auditivo que es
permanente.
El taladro eléctrico que se emplea para
la ruptura de carreteras, produce un ruido cercano a los 110 decibelios, puede
causarle daños al oído en 15 minutos por lo que es indispensable que quienes
los emplean por 8 horas, se protejan para no sufrir los efectos
El Audiólogo y profesor Raúl Sánchez,
dijo que hasta un decibel por en sima de los 85, puede ser crítico y si alcanza
los noventa, el oído no lo soporta por más de cuatro horas sin sufrir daños y
si aumenta 5 decibelios más, la capacidad de tolerancia, se reduce a dos horas.
Los jóvenes que usan equipos como el mp3
portable, mp4, discman, ipod y otros, deben mantener el volumen, por debajo de
la mitad de su capacidad para que no sobrepasen los 85 decibelios.
Los instrumentos de percusión pueden
alcanzar niveles de hasta 125 decibelios, los violines 116, el piano 110, y la
música rock, 145 decibelios.
El Profesor Sánchez aconsejó no abusar
ni del tiempo ni de la intensidad en que se someten al ruido.
En la actualidad, los músicos en
general, cuentan con protectores auditivos hechos a su medida y con un filtro
especial para escuchar la gama (frecuencias) de los instrumentos. No se trata
de los protectores pensados y desarrollados para los trabajadores de la
industria ruidosa, ni los que emplean algunos aficionados a los conciertos ya
que tales implementos, carecen del filtro específico para los profesionales de
la música.
Para conocer el nivel de ruido que producen
las máquinas, instrumentos, ambiente y las personas, existe el sonómetro, un
dispositivo caro por lo que no es fácil adquirirlo.
Para saber los decibelios que genera el
ambiente, es importante decir que el tránsito en la Capital, tiene un rango de
85 decibelios. La conversación humana, se ubica entre los 60 y 70 decibelios,
el radio de la casa, no debe sobrepasar el 50 por ciento de su capacidad de
volumen, para evitar daños a sus oídos y los de sus seres queridos.
¿Cómo saber si el ruido le hace daño a
sus oídos?
El Audiólogo explicó que la persona
experimenta cansancio, disminuye el rendimiento escolar, depresión, malestar
estomacal, falta de concentración y otros síntomas que si se unen a zumbidos o
ruidos a lo interno del oído, el daño es más serio de lo recomendable.
Existe un examen denominado Emisiones
otoacústicas, que puede detectar un problema por exceso de ruido, antes que la
persona manifieste sordera.
Si el daño se produce por la música, por
lo general, será más en un oído que en el otro, mientras que si se trata de
problemas inducidos por la industria, ambos oídos sufren casi por igual.
Ante la pérdida, por el momento, no
existen medicamentos ni procedimientos quirúrgicos que reviertan el mal, para
compensar la capacidad de oír, se pueden emplear audífonos digitales que se
programan por computadora para graduar el audífono conforme a las necesidades
de cada paciente.
Las investigaciones sugieren que las
almendras, camarones, pescados, espinacas y otros productos ricos en magnesio, previenen
la pérdida de audición. El queso, yogur, jugo de uvas y el vino tinto forman
parte de la cadena alimenticia que previene la sordera pero evitar exponerse a
ruidos excesivos, es la mejor opción para mantener un a buena salud auditiva.
Autor: Roberto Sancho Álvarez.
San José, Costa Rica.
rsancho@ccss.sa.cr