“CON LAS ALAS ROTAS”

 

Ficha técnica:

Director: Mir Bergman

Actores: Orly Silbersatz Banai, Maya Maron, Nitai Gaviratz, Vladimir Friedman, Dana Ivgi, Danny Niv, Daniel Magon, Eliana Magon, Yarden BarKochba

Producción: Assaf Amir

Música original: Avi Belleli

Fotografía por: Valentin Belonogov

Montaje: Einat Glaser-Zarhin

País y año:Israel, 2002

 

Sinopsis:

La muerte del padre en un trágico y absurdo accidente, deja a la familia Ullman en una terrible confusión. Dafna y sus cuatro hijos se van distanciando unos de los otros. Bar -de cinco años de edad- sufre con los sentimientos de abandono, mientras que Ido -de diez- intenta romper el récord mundial de salto libre dentro de una alberca vacía. El hijo adolescente, Yair, se rehúsa a regresar a la escuela, y prefiere trabajar disfrazado de ratón, distribuyendo volantes en el metro. Maya, de 17 años de edad, lidia con sus sentimientos de coraje y culpa mientras que es forzada a asumir el rol de madre sustituta, ante la ausencia de su madre que busca el pan de cada día.

 

Comentario:

En los últimos años el cine israelí ha salido avante con películas tales como “La Hoguera” de Joseph Cedar, sobre una familia religiosa de Jerusalén en los 80’s luchando por restablecer la dinámica familiar después de la muerte del padre. O la bella “Mi primer Baile” sobre el amor juvenil, película que ya tuvimos oportunidad de ver en nuestro Cine club.

El israelí Mir Bergman (8 agosto 1969 Haifa, Israel)ganó 10 premios con "Caballos de mar", su film de graduación en la Escuela Sam Spiegel de Cine y Televisión. Es coautor de "Alcanzando el cielo", laureada serie de TV, que convirtió en su opera prima en cine y que obtuvo tres premios en el festival de Berlín y otros en las muestras de Tokio y Palm Springs.

“Con las Alas Rotas” tiene que ser vista en fragmentos. Como si fueran poros que se unen por pedazos de silencio y piel. En fragmentos porque la narración salta de uno a otro de los personajes, y es una de esas películas que obliga al sentimiento. Habla de gente común que vive al norte de Israel, en Haifa,pero bien pudieran vivir aquí, entre nosotros. Son gente que sufre, ama, piensa, cree y le duele como a cualquiera de nuestros amigos o vecinos.

Son una familia imperfecta, como imperfecto es el mundo. La vida para ellos se compone de diversos dolores y cada quien trata de sobrellevarlos. Algunos se entregan a la pena, otros continúan viviendo.Hace nueve meses perdieron al padre y quedaron solos, a pesar de ser cinco: una madre y cuatro hijos. Con ese material era fácil construir, si estuviéramos en Hollywood, un melodrama trágico y manipulador, redimido por un final feliz predecible. Pero con estos personajes Nir Bergman ha preferido construir una pequeña historia, a escala antropomórfica, y mostrarnos a través de ella cuan frágiles y necesitados de afecto somos y a la vez cuán grande es el lazo con que la familia nos ata.

Con una gran delicadeza y un profundo respeto, el director logra obtener de sus personajes una caracterización maravillosa, realista y emotiva. El buen cine nos hace olvidar que son actores y nos lleva a interesarnos sinceramente en su drama personal, en sus sueños frustrados, en la culpa y el dolor que sienten por dentro y que sus cuerpos expresan con precisión. Dándoles tiempo para ser, Nir Bergman se encarga de que los conozcamos bien, de que nos involucremos con ellos. De que nos importen.

A esto contribuye el espacio cerrado que comparten, puessus confines son el hogar y no la ciudad y el país en que viven. Nada hay aquí del conflicto entre Israel y Palestina, ninguna alusión política, ningún signo de que viven en tiempos violentos e inestables. El director no quería tocar esos temas tan locales y optó por el ser humano, el factor común que nos hermana a todos. La geografía personal es su mejor destino.

“Tenía diez años cuando mis padre se separaron. En los años setenta, en Haifa, el divorcio no era algo tan común y la gente no sabía cómo abordar esto, no como ahora. Yo me quedé con mi madre. Mi hermana se fue de casa, mi padre se fue para Tel Aviv, que en esa época estaba a miles de kilómetros de distancia. Era como estar completamente abandonado”, relata el director.

En el componente autobiográfico de este filme está la clave de la autenticidad que Nir Bergman le ha impreso a su película y que ha sido fundamental en el éxito que ha obtenido en los muy diversos festivales donde se ha exhibido. Aquí no hay eventos, cambios o redenciones extraordinarias, como no las hay tampoco en la vida real. Aquí hay un aprendizaje doloroso, una aceptación de lo que somos, de lo que podemos dar, de lo que estamos dispuestos a recibir. Esta mujer, Dafna, y sus hijos aprenden a través de la experiencia, de la pena, de la muerte. Quizá hay caminos menos turbulentos, pero la vida no es como queremos que sea. La vida es así, tan inaprensiblecomo la mayoría de nuestros deseos.

Es una excelente película, No en vano Bergman ha sido objeto de múltiples reconocimientos a nivel mundial; en sus esfuerzos por lograr un cine de calidad, su película busca y logra un delicado balance entre el drama y lo cómico, ofrece un fiel retrato de los seres humanos que encuentran en la familia el soporte para poder y para seguir adelante.

 

Autor: Rafael Fernández Pineda. Cancún, Quintana Roo. México.

fernandezpr@hotmail.com

 

 

 

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