Mi lente

CINE MEXICANO: INDUSTRIA OLVIDADA I

El cine mexicano, denostado y criticado, justa o injustamente, es una industria que ha dejado de producir para el país. A nivel mundial el cine es, en muchos países, una fuente de ingresos importante. En épocas de crisis, las industrias del cine, suelen ser parte del sustento de la economía y de la cultura; bastión donde se refugian los intereses culturales y se salvaguarda parte importante de una forma de economía que, a la postre dará sustento y rescatará lo mismo a la industria que a la parte cultural.

En plena depresión económica, la de 1929, los bancos norteamericanos tomaron el control financiero, invirtieron en las compañías fílmicas, después de feroces batallas a la usanza tradicional del capitalismo, consiguieron establecer la mayor y más productiva industria cinematográfica del mundo.

Porque, desde sus inicios, el cine ha sido, es y seguirá siendo un gran negocio. En 1996 la compañía francesa de Charles Pathe inicia con un capital de solo 700 francos, 10 años después declaraba ganancias de 20 millones de francos. Su competidor León Gaumont en 1904 inicia con un capital de 300 mil francos y en menos de diez años su capital se eleva a 30 millones.

Thomas A. Edison había sentado las bases de la exhibición -aun antes del invento del cinematógrafo logrado por los hermanos Lumiere en 1995- con sus famosos "Níquel-odeones" por cinco céntimos (una moneda de níquel) el público accedía a la proyección de figuras animadas. Dispuesto a monopolizar el mercado y terminar con sus competidores, Edison lanza a sus abogados contra los exhibidores de imágenes animadas. Quinientos dos procesos tuvieron lugar entre 1897 y 1906: se había desatado la guerra de las patentes. Brigadas de policías clausuraban salones y confiscaban aparatos de proyección. Hubo productoras, como la American Biograph, que llegaron a pagar a Edison medio millón de dólares por "derechos". El 15 de diciembre de 1908, finaliza la guerra de las patentes, se creaba el primer gran "Trust": la Motion Pictures Patents Company en el cual participaron hasta los franceses Meliès y Pathè. Lo que siguió después es la historia de las: Universal, Metro Goldwyn, Paramount, etc. que fundan Hollywood en la costa del este de EEUU en 1907, lejos del poder de Edison.

Pero para no salirnos del tema, hace falta decir que cada país tiene su propia problemática y muchas formas de resolverla. En España, en plena dictadura franquista, cineastas crean la IIEC (Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas) en 1947 para llegar a las Conversaciones de Salamanca de 1955, donde Juan Antonio Bardem lanza su atrevida crítica a la situación del cine y al sistema que lo sojuzga, considerando que el cine español "…es políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico". Estas palabras calan profundamente en los jóvenes cineastas, que a finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta, aprovechando una coyuntura política favorable y con apoyo… ¡del Estado! despliegan una secuela de iniciativas artístico-empresariales de resistencia e impulso creativo, que lo mismo pugnan contra la censura, que ganan espacios en la industria mundial; logran revelar, mediante metáforas sutiles, refinadas y lúcidas la situación por la que atraviesa el estado totalitario y la vida de la gente común dotando a su incipiente industria de calidad y contenido; arremeten con singular pasión el ejercicio de su oficio.

No todo es miel sobre hojuelas, Luis Buñuel filma en 1960 "Viridiana", Gana la Palma de Oro en Cannes, se prohíbe su exhibición en España, el Papa lo excomulga y él se auto-exila en México, pero mantiene una posición de insubordinación al sistema y rebeldía estética, en el más alto sentido artístico-intelectual, reafirmando su calidad de español universal. Siguiendo su ejemplo, los españoles sostienen un impulso de largo aliento y dan ejemplo de tenacidad. Justo es decir que el empresariado español, tradicionalmente gazmoño y avaro, se la supo jugar con astucia manejando los dineros del estado y los suyos propios; abren el mercado mundial a la inversión y se filman las grandes producciones en terreno español: "El Cid" en 1961 y "Doctor Zhivago" en 1965. Los directores locales realizan entre 1963 y 1967 mas de ochenta películas entre las que destacan "La Caza" de Carlos Saura y "La Tía Tula" de Miguel Picazo. El actual auge del cine español, como podemos ver, no es casual, mas de cincuenta años han transcurrido desde las Conversaciones de Salamanca, donde se hizo el diagnóstico y se tomaron las medidas necesarias para "sembrar para el futuro". No podemos decir que Juan Antonio Barden haya sido un paladín, era un cineasta comprometido con su oficio y estuvo dispuesto a luchar por defender su fuente de trabajo y su compromiso con su sociedad. Su mérito fue que supo poner en la mesa los elementos de juicio con objetividad y valentía. Los Almodóvar, Medem y Amenabar, fueron el resultado consecuente de los esfuerzos de sus "abuelos" cineastas del IIEC y del trabajo conjunto de una industria que nunca se dio por vencida.

Todo esto viene a cuento porque asistimos a ver la película "Efectos secundarios", producida por la Warner Brothers Company. Complace saber que el talento y la calidad de los cineastas mexicanos son reconocidos a nivel internacional. Pero directores, actores, fotógrafos y escritores han emprendido una marcha hacia el mercado estadounidense que se parece mucho a una "fuga de cerebros" que ya había comentado anteriormente a través de Mi lente. Pero ahora el fenómeno que estamos observando y resulta preocupante es el de la globalización y de la ingerencia del cine transnacional, en la economía de la industria cinematográfica nacional. Una industria que en la llamada "Época de Oro" del cine mexicano, generó ganancias extraordinarias.

Una industria que, mal que bien, siempre ha existido y ha mantenido, reflejado y resaltado nuestros valores culturales (también género "churros" y produjo aberraciones, como en todo el mundo, que se vendían y generaban ingresos; se podría decir que nuestra industria también adoleció de los males que describió Bardem en su discurso de Salamanca) hoy se encuentra en una severa crisis de producción. Hace apenas cincuenta años se realizaban más de 200 películas al año. Ahora se hacen, en promedio unas diez, de las cuales cinco o diez ganan premios internacionales y son reconocidas a nivel mundial. Si como dijo Martín Scorssece: "…de cuatrocientas películas que se realizan en EEUU solo podrían rescatarse una cinco o seis…" (Por su valor y contenido cinematográfico y artístico) resulta que nuestro porcentaje "bateo" supera al de los gringos, por lo menos en lo artístico.

Pero ¿Qué ha sucedido con nuestra industria fílmica? Como todo en este país, no existen respuestas únicas, y sí muchas interrogantes: ¿Qué fue del Banco Cinematográfico? ¿Dónde quedaron los empresarios que dieron vida a la época de oro? ¿Corrupción? Indagaremos en la próxima entrega de Mi lente.

Autor: Rafael Fernández Pineda.

Cancún, Quintana Roo. México.

fernandezpr@hotmail.com

 

 

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