A LA SOMBRA DE LA CEIBA

 

Un nuevo encuentro nos convoca para que nos contemos los últimos acontecimientos en la escuela, a la que sé que no han faltado.

 

Como tenemos amiguitos en el hemisferio norte y en el sur, sabemos que, mientras unos niños inician sus vacaciones, o ya están muy próximos a ello, y otros

están finalizándolas para iniciar el curso escolar, les pido que nos cuenten a cerca de los resultados de su aprovechamiento docente, a los que finalizan

su período escolar y a los que finalizan sus vacaciones, todo lo que cada uno de ustedes experimentó, a lo largo de estos meses, lo que de tal suerte,

nos facilitará el poder conocer vuestras experiencias, para que ustedes, nuestros queridos niños, nos permitan revivir momentos que nos permitiría disfrutar

de horas que nos hicieron dichosos.

 

Hoy les contaré la historia de un gallo muy hermoso y de un plumaje con reflejos metálicos, que tuvo la desdicha de haber nacido sordo, pero como Dios,

siempre que escucha nuestros ruegos, permite que existan seres como la doctora Gloria, que no sólo curaba a las personas, sino que realizaba idéntica labor

con aquellos animalitos que presentaran alguna deficiencia.

 

Pero aquí concluyo pues deseo que sean, ustedes y no yo, los que lean y disfruten esta linda narración.

 

¡Qué barbaridad, un gallo sordo!

 

El rancho de Lucas se encuentra ubicado en una llanura in tramontana, el suelo cultivable es de tierra negra, de buen drenaje lo que facilita que los cultivos

absorban la humedad necesaria que tiene asegurada gracias a un arroyuelo bastante caudaloso que lo divide, casi en dos mitades idénticas.

 

En opinión de los labriegos de la zona, es el mejor de todos, en muchos kilómetros a la redonda.

 

Pero no todo es placentero en aquel trocito de Paraíso, pues dos años atrás, la esposa de Lucas y su único hijo, murieron a causa de una epidemia de tifus,

enfermedad casi endémica en esa región, , una de las más olvidadas y explotadas del mundo.

 

Desde entonces sus cultivos, sus animales y él, son los únicos seres vivos en aquel sitio. Con sus animales y sus plantas comparte sus alegrías, que son

pocas, y sus tristezas que son las más, porque esa era la realidad que le había tocado vivir.

 

Cuando entonaba sus campesinas décimas le parecía que plantas y animales, se estremecían y llenos de júbilo le aplaudían hasta el delirio. Sólo aquel gallo

heredado de su esposa, pareciera ser indiferente a todo lo que aconteciera a su alrededor.

 

Los restantes seres vivientes le criticaban y comentaban que no era más que un vanidoso, que se pensaba que era el gallo de más hermoso plumaje, y mil cosas

por el estilo, cuando ni siquiera cantaba como todo buen gallo acostumbraba a hacer, desde que el mundo fuera creado.

 

Cada mañana con los primeros rayos del sol asomándose en el horizonte, Lucas acarreaba desde el arroyuelo el fresco y cristalino líquido para que los animales

pudieran calmar la sed, luego lanzaba a diestra y siniestra grandes puñados de dorados granos de maíz para que las aves llenaran sus buches, y siempre

el silencioso gallo de hermosísimo plumaje con reflejos metálicos, resultaba el más voraz de todos los comensales del corral.

 

Las gallinas le rechazaban, pues como no sabía comunicar sus sentimientos de gallo enamorado, le habían llegado a temer por las maneras ¡tan poco románticas

que empleaba para enamorar!

 

Una linda tarde de primavera, de esas en las que el cielo semeja un extenso lienzo azul, se vio una nube de polvo que al aproximarse permitió que Lucas

viera una mujer toda vestida de blanco montada en un potro de color dorado, que se acercaba a paso ligero, con una mochila que llevaba a sus espaldas repleta,

que desde la distancia, agitaba su mano en señal de saludo.

 

Lucas como todo buen caballero, descendió los tres escalones del portal y de pie en medio del camino recibió sorprendido a la desconocida.

 

El hombre ayudó a la dama a desmontarse de su cabalgadura, y tomándole del brazo con suma delicadeza le rogó se sentara en el más cómodo de los sillones

del portal, los que conservaba sumamente limpios, al igual que el resto de la humilde vivienda. Porque un hombre aunque viva sin compañía de mujer alguna

en la casa, no tiene razones para vivir en la suciedad y el abandono.

 

La recién llegada, se identificó como la doctora Gloria y que si él le autorizaba compartiría su vivienda, para brindarle a los habitantes de la comarca

una esmerada y gratuita asistencia médica.

 

Perplejo aún por lo que acababa de escuchar, el campesino asintió con una profunda inclinación de su, ya casi blanca cabeza, a pesar de no sobrepasar los

cincuenta años de edad.

 

Tras el gesto afirmativo de Lucas, dos gruesas y amargas lágrimas corrieron a lo largo de su rostro, porque infortunadamente aquella doctora, de haber llegado

dos años antes habría podido salvar la vida de decenas de seres humanos, al igual que la de su esposa e hijo, pero tristemente no tuvieron otro destino

que la muerte.

 

Los que sobrevivieron fueron escogidos por la fortuna, pero continuaron viviendo como muertos en vida, aplastados por su infausta realidad social que les

habían impuesto los poseedores hasta de vidas y haciendas de los no privilegiados, pero pareciera que algo empezaba a cambiar.

 

Luego de instalada en la humilde morada, la doctora Gloria fue visitando a todas y cada una de las familias las que experimentaban idéntica sorpresa, pues

era la primera ocasión en que les atendía un médico.

 

Un abuelito de casi cien años le confesó a la doctora, que jamás le había reconocido galeno alguno, que las pocas veces que había enfermado, se trataba

con curanderos y tomando cocimientos, cuyas fórmulas se transmitían oralmente, de generación en generación.

 

La incansable bienhechora de la salud humana, aunque no había estudiado Medicina Veterinaria, y los medicamentos estaban destinados para salvar seres humanos,

cuando veía a algún animalito en dificultades de salud, aplicaba la medicina verde y los remedios homeopáticos para su tratamiento y posible sanación.

 

A la semana de haber llegado a la comarca, eran cientos los pacientes que se beneficiaran, de sus cuidados.

 

Salía sin haber clareado el día, regresando cuando las sombras ya se habían instalado en la bóveda celeste.

 

Una madrugada en que la lluvia se abatía sobre viviendas y sembrados, Gloria intentaba iniciar el bregar de todos los días, pero Lucas le rogó que aguardara,

al menos hasta que amainara el vendaval, viéndose obligada por la realidad, a tomar en cuenta los ruegos del bueno de Lucas.

 

Mientras aguardaba, la mujer se entretenía preparando diferentes tipos de vendajes, los que durante el día tendría que emplear en la curación de los pacientes

que lo requirieran. Fue en ese instante que su mirada tropezó con el hermoso gallo que estaba subido en una vara que Lucas había colocado en el colgadizo

para que permaneciera allí todas las noches. Sorprendida la Doctora, preguntó al hombre, ¿por qué el animal dormía fuera del gallinero común?

 

El campesino con la mirada perdida en lo infinito de la negra tempestad, confesó que ese había sido el último ruego de su desaparecida esposa antes de abandonar

este mundo. Lo cierto es que desde ese instante, ha compartido conmigo mi soledad y nuestro silencio, ya tiene dos años y cinco meses y no ha cantado por

primera vez, es por lo que he llegado a creer que es sordo y por ello no imita el canto de los otros gallos del corral.

 

La dulce mujer le pidió al hombre, le permitiera reconocer al hermoso ejemplar de gallo criollo. Mi esposa le tenía lástima pero nunca supe la razón confesó

su compañero de silencio.

 

La doctora Gloria, examinó al animalito y se percató que una finísima membrana obstruía los conductos auditivos del gallo, Comunicándoselo a Lucas, rogándole

la anuencia para practicar al animal una sencilla intervención quirúrgica con la que la dificultad sería eliminada definitivamente, para lo que fue autorizada.

 

Transcurridos unos dos meses, ya había desaparecido la limitante física del animalito de plumaje de reflejos metálicos, y se encontraba en plena etapa de

rehabilitación aprendiendo a desarrollar sus aptitudes como cantor, que sumada a sus cualidades como "gallo padre", en breve le facilitó constituir una

linda familia integrada por una hermosa MAMÁ GALLINA, diez preciosos pollitos, familia esta, que constituía el orgullo del corral, en el que todos los

habitantes del lugar, incluidos La Doctora Gloria y Lucas, llenos de goce infinito coreaban,¡QUÉ BARBARIDAD, Y ESO QUE ERA SORDO!

 

ADIVINANZAS

 

Soy más puntual que un reloj,

 

No necesito cuerda,

 

Y tengo mi propia energía

 

No soy tenor, pero canto

 

Justo al clarear el día

 

¿Quién Soy?

 

Por donde cruzo no me volverán a ver

 

Corriendo ladera abajo

 

Mil Luces puedo prender,

 

Al mover esas paletas

 

Que me quieren detener.

 

¿Qué Soy?

 

Soy Luz que guío en la noche

 

A los hombres de la mar,

 

Para que a puerto seguro

 

Sus naves puedan llegar

 

¿Qué soy?

 

Desde lo alto he venido

 

Para que crezca el verdor

 

Y que maduren las frutas

 

Con su fragancia y sabor.

 

El Sol con sabiduría

 

Me evapora en el ascenso

 

Para que engorden las nubes

 

Y volver a caer luego.

 

¿Quién Soy?

 

Autor: Dr. Alberto López Villarías.

 

 

 

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