A LA SOMBRA DE LA CEIBA XI
La sombra de la ceiba nos permite disfrutar en el día de hoy, un
interesante cuento, en el que se habla de la labor emprendida por una vieja
pata, que confía en el valor de la comunicación entre los seres irracionales,
los que en ocasiones, han dado muestras de una sensibilidad muy significativa,
en lo tocante a el entendimiento entre sistemas de señales sonoras de animales
de diferentes especies, los que aparentemente, se excluyen mutuamente.
Imaginariamente, la pata intenta hacer uso de sus experiencias
durante años, en su prolongada existencia en el corral, lo que a su juicio,
habría de facilitarle la realización de la noble tarea de servirde puente de
Interrelación colectiva.
Una vez más, se puede disfrutar de los ejemplos de diferentes
animales que prestan importantes servicios al hombre, los que, por lo general,
no son apreciados por quienes se benefician directamente de ellos.
Les ruego una y otra vez, que nos hagan saber sus opiniones a
cerca de esta sección, y de tal suerte, nos estarías facilitando nuestro
trabajo, pues para ustedes escribimos.
La Pata Mensajera
Una vieja pata, cada mañana se
despertaba muy tempranito, miraba hacia el horizonte y se quedaba durante unos
minutos con la vista fija en el infinito y maravilloso derroche de luz solar,
que al descomponerse por la acción de las diminutas gotitas de rocío, generaban
verdaderas cataratas de coloridos destellos que le permitían al buen animal
felicitarse de haber nacido y vivido en aquel corral, en el que muchos de sus
descendientes realizaban diferentes actividades, para las que ella, con suma
previsión, les había adiestrado.
Pero ahora contaba con una edad avanzada
y sus fuerzas no le permitían realizar tareas duras, y eso le provocaba una
seria preocupación, lo que concordaba, con el sentido de autoestima que siempre
le había acompañado a lo largo de su existencia.
Durante días enteros chapoteaba en la
charca de los patos, pero aquella profunda inquietud no le permitía disfrutar
de sus prolongadas estancias en el agua viendo a parte de su prole luchando por
acopiar los alimentos necesarios para subsistir y desarrollarse,
multiplicándose para perpetuar la especie.
Una tarde mientras paseaba mirándolo
todo se percató de algo que analizaría cuidadosamente para ver las reales
posibilidades que pudieran derivarse de tal idea.
Luego de largas horas de profundas
meditaciones, decidió poner en práctica aquel proyecto porque la práctica, es
la que nos dice si una idea resulta de utilidad o no.
Al siguiente día, el noble animal se
dedicó a difundir en los diferentes cuartones destinados a las numerosas
especies que el propietario criaba para su posterior venta, su determinación de
servirles como mensajera para llevar sus recados de todo tipo, por una módica cuota
que habría de cobrar en especies. El dinero entre los animales no se emplea
como medio de pago, afortunadamente para ellos la avaricia, el afán de acumular
riquezas, no había marcado su impronta, ellos trabajaban por la satisfacción de
sus necesidades, no agredían, conspiraban, ni amenazaban a otras especies
movidos por el deseo de someter a sus semejantes a la esclavitud ni cosa que se
le pareciera, y ninguna ponía en riesgo su propia integridad como sucede con
los “llamados seres humanos”.
Conocida esta opción Se iniciaba la
próspera carrera de nuestra querida amiga, “LA PATA MENSAJERA la que llegaría a
alcanzar celebridad por su tenacidad, profesionalismo, pero sobre todo por su
capacidad de comunicarse con todo género de clientes pues era capaz de descifrar
los numerosísimos tipos de formas de comunicación y ser hábil intérprete de los
sentimientos y necesidades de todos y cada uno de los cientos de clientes.
Poco a poco otros animales comprendieron
que los individuos de un grupo no determinado resultan necesarios para reducir
las barreras que dividían a quienes se enfrentaban a las diferencias en el
entendimiento entre los seres vivos.
Justo es señalar que en los primeros
días aquella idea no pareciera ser algo viable, los clientes resultaban pocos y
desconfiaban de aquel servicio, porque a veces sucede que las iniciativas más
brillantes necesitan del tiempo como factor para demostrar su utilidad.
Pero habría de suceder algo que
demostraría la enorme utilidad de aquel proyecto.
Una mañana nuestra amiga la pata mensajera, como era rutinario en
ella, se levantó muy tempranito y mientras disfrutaba del espectáculo del sol
naciente en todo su esplendor, escuchó unos reclamos de auxilio, los que
resultaban difíciles de ubicar, porque aquella mañana había bastante viento y
ese factor no permitía precisar la procedencia de tales reclamos.
Pero en un instante en el que la fuerza
de los vientos se redujo al mínimo, la pata fue capaz de calcular
aproximadamente la procedencia de los insistentes llamados. Rápidamente nuestra
amiga se puso en marcha lo más veloz que le resultara posible, pues había
aprendido que, en tales casos un simple segundo perdido, podría marcar la
diferencia entre la vida o la muerte; y siendo así, no había tiempo que perder.
Luego de haber andado más de un
kilómetro ya los reclamos de aquella voz humana se sentían próximos, y eran de
un hombre, que pareciera haber sufrido algún serio percance. Y no erraba el
preocupado animal, unos cien metros más adelante, al torcer el sendero hacia la
derecha, la pata se enfrentó alfín, con algo, ¡realmente enternecedor! al
propietario de aquella hacienda que yacía en el suelo y al caballo con dos de
sus patas quebradas que intentaba apartarse del cuerpo de su amo, a quien casi
estaba asfixiando con el peso del suyo, ya que al caer en el camino este se
encontraba atrapado bajo el de la bestia.
El hombre al ver a la vieja pata que
vivía en tierras de su propiedad, le ató unas líneas escritas al cuello, y le
ordenó, con áspero asento, que corriera, volara o nadara, pero que tratara de
llegar a tiempo si quería conservar el pellejo.
Sin prestar oídos a las torpes amenazas
del engreído propietario de la finca, porque no disponía del derecho de
propiedad de los sentimientos que anidaban en lo íntimo de cada ejemplar, por
muy dueño que fuera de todos ellos.
No habiendo transcurrido más de una hora
y media, retornaba la mensajera indicándole a varios peones el sitio en el que
se encontraban ambas bestias.
La autoridad de un propietario no radica
en su derecho de propiedad, no desde luego, sino en el modo en el que ejerza
tal prerrogativa; y resulta que hasta para impartir una orden, ha de ser usted
respetuoso de sus subordinados.
El resto resulta fácil de imaginar, los
peones que habían sido conducidos hasta el sitio del accidente, cargaron al
caballo y lo colocaron a un lado del camino y procedieron a asistir al jinete
que daba muestras de Gram falta de aire como resultado del enorme peso que
durante un tiempo prolongado soportara sobre el estómago.
Trasladado el propietario a su
confortable vivienda, mandaron que fuese traído el médico del pueblo, -y que
era el único que había en cientos de kilómetros a la redonda-, para que
atendiera al “señor”.
De tal suerte el anciano galeno fue
conducido en una carreta la que hicieron correr de una forma que no sabría como
explicarse ¡no volcara su carga humana en uno de los tantos tumbos durante el
tortuoso recorrido.
Luego de varios días de recuperación,
durante los que el médico se vio forzado a permanecer atento sólo, a la salud
del dueño, sin que a éste le importara la situación de los otros enfermos que
no podrían recibir la atención médica necesaria durante ese tiempo. Pero eso no
era cosa que quitara el sueño a aquel engreído.
Mientras esos acontecimientos tenían
lugar en la casona del batey, la preocupada pata había conducido al viejo
caballericero al lugar en el que habían dejado abandonado a su suerte, a la
noble bestia, pues tan solamente, les preocupaba la suerte de la bestia que no
tenía nada de noble.
En pocos minutos el avezado hombre
entablilló las dos patas quebradas del brioso corcel, y colocándole en una
vieja carreta fue conducido a la caballeriza para ser atendido con tal
profesionalidad, ¡que ni un veterinario lo habría hecho mejor!
Los últimos acontecimientos corrían de
corral en corral, lo que hacía crecer el prestigio de La pata mensajera, así
como del sistema de comunicación ideado y puesto en práctica por ella.
Transcurridos unos diez días, los
cuartones de todas las especies en proceso de cría en la finca, Fueron abiertos
y los animales conducidos a un gran potrero en el que sin que se conociera para
qué.
Al alcanzar la algarabía entre los
inquietos animales su máxima intensidad, se vio aparecer al propietario
cabalgando en un gran caballo de color negro, y haciendo chasquear el látigo,
se hizo oír por todos los presentes:
Les reúno aquí, para que sepan que LA
VIEJA PATA MENSAJERA, ME HA SALVADO DE LA MUERTE GRACIAS A SU TRABAJO, Y HE
DETERMINADO QUE PARA QUE NO TENGA NECESIDAD DE CONTINUAR TRABAJANDO NI UN DÍA
MÁS, He decidido QUE SE LE SUMINISTRE DOBLE RACIÓN DE GRANOS DEL MEJOR MAÍZ QUE
SE COSECHE EN MI GRANJA.
Fue entonces que se vio a la pata
remontar el vuelo para ir a posarse en una elevada rama del tamarindo que
crecía en el centro mismo de aquel potrero.
Desde aquel privilegiado enclave, la
incorruptible pata improvisó su respuesta a los planteamientos del que se creía
poderoso señor dueño de vidas y haciendas, pero que por mucho que fuera su
poder, había algo que la pata no se dejaría arrebatar.
Entonces fue que se escuchó su respuesta
a la recompensa que anunciara el amo, la que resultaba inaceptable conociendo
los sentimientos del desinteresado ejemplar de ave acuática:
AGRADEZCO AL DUEÑO DE LAS TIERRAS EN LAS
QUE NOS HA TOCADO VIVIR, PERO LE DIGO QUE SI COLABORÉ CON SU RESCATE, NO
RESULTÓ EN REALIDAD UN PLACER, ESTABA CUMPLIENDO CON UN DEBER PROFESIONAL DE
SERVIR EN TODO INSTANTE A TODO SER VIVO QUE REQUIRIERA DE LOS SERVICIOS QUE ME
COMPROMETÍ SIN TOMAR EN CUENTA, NADA MÁS, NO FUERON SUS AMENAZAS LAS QUE ME
OBLIGARON A CUMPLIR EN TIEMPO, LA SOLICITUD DE UN CLIENTE, TAMPOCO ACEPTO LA
OFERTA DE DOBLE RASIÓN DE MAÍZ QUE ME OFRECE A CAMBIO DE QUE AVANDONE LA LABOR
DE MENSAJERÍA QUE TAN ÚTIL HA DEMOSTRADO SER.
POR ÚLTIMO ACLARO QUE DE TODA ESTA
ACCIÓN DE SALVAMENTO, LA ÚNICA PARTE QUE ACOMETÍ CON SUMO AGRADO, FUE LA
CORRESPONDIENTE A LA DEL SALVAMENTO DEL NOBLE POTRO QUE USTED MONTABA, EL QUE
POR CULPA DE SER usted UN ABUSADOR OBLIGÁNDOLO A INTENTAR SALTAR UNA CERCA
DEMASIADO ELEVADA, LO QUE PROVOCÓ QUE SE QUEBRARAN SUS DOS PATAS DELANTERAS Y
QUE CASI LE CUESTA A USTED LA VIDA, PERO QUE AL POBRE ANIMAL, LE IMPEDIRÁ
REALIZAR TRABAJOS FUERTES, POR LO QUE LE RUEGO, RECOMPENCE EN MI LUGAR AL
INFELIZ QUE ARRIESGARA SU VIDA POR CAUSA DE UNA INJUSTA ORDEN SUYA.
Sin añadir una palabra más La pata
mensajera voló para ir a situarse en el centro mismo de todos los patos, los
que iniciaron un fuerte y prolongado aplauso, al que se sumaron todos los
habitantes de la granja, incluyendo a los peones, los sirvientes domésticos,
los que daban una gran muestra de solidaridad con los que, nada o, casi nada
poseían en la vida, como no fuera su dignidad como base fundamental de su
autoestima.
Autor: Alberto López Villarías. La
Habana, Cuba.