La cebolla

 

Crece en el huerto. Sus hojas de un verde intenso, perfumadas y turgentes nos muestran su estado  armónico con el espacio y la madre tierra que con amor la contiene.

Desde su centro se eleva orgulloso su vástago; es la vida que se asoma, crece y el corimbo muestra en  el interior de cada una de sus partes la vida  nueva encerrada en esa mínima flor...

El tiempo pasa y  las nuevas hijas de aquella bonita del huerto cumplen con su función en la vida de éste nuestro mundo donde la madre tierra nos cuida y protege a todos en la distribución justa de los recursos vitales.

Con desinterés llega a la mesa, pequeña y suave, más fuerte, más perfumada. Luego en la etapa de mayor tamaño  y con buen sazón, ¿cómo corresponde  a su entrega generosa el que con  casi poca atención y en un acto mecánico la troza, la monda y prosigue en el  laboratorio llamado cocina?

Sigue elaborando  lo que más tarde será elogiado en la mesa, donde los elogios son para el humano que demostró su arte culinario. Ella no será especialmente mencionada.

Algunos, mientras desarrollan su tarea lloran, otros se lamentan del aroma y dicen cosas poco agradables de  su fuerte sabor, pero ella en su entrega, al recibir el calor dulcifica  el sabor y atenúa su aroma.

Cuando el humano quiere referirse en un lenguaje peyorativo suele decir: ¡es una telita de cebolla!

Es esa telita la que separa las generosas capas que formarán más tarde los  sabrosos aros que tanto agradan.

También  compara  en forma peyorativa su aroma con  perfumes que le son poco gratos.

Pocos recuerdan que llegó de lejos, lejos en el tiempo y la distancia. Viene desde épocas ya remotas; en silencio nos da su vida y todo cuanto ella contiene.

 En la vida de relación entre las personas muchas veces sucede lo mismo, pero los humanos cebollas  siguen en silencio generoso  alentando la esperanza de un despertar para que las lágrimas sean de alegría, para que los aromas fuertes no sean valorados  sólo por eso sino porque entre todas esas características están también las que hacen que busquemos a las cebollas para obtener de ellas todo lo bueno y agradable que en sí llevan.

 

 

Marie Díaz

Montevideo, Uruguay.

mariediaz@adinet.com.uy

 

 

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