Montevideo, Uruguay, 2 de octubre 2008.

 

 

Queridos todos, ¡estamos festejando un nuevo aniversario!

 

Siento la enorme alegría de vivir en la revista la presencia de todos, del Padre de la creación, del maravilloso equipo que reúne sus esfuerzos sin importar las distancias, sacando tiempo de su tiempo, para que Esperanza Ciegos sea esta muy grata y humana realidad.

 

Ha pasado el tiempo, la vida nos alcanza muchas oportunidades, pero jamás olvidaré que ESPERANZA Ciegos es mi primer contacto con el mundo por este medio.

Guardo muy especialmente cálida y familiar bienvenida que me dieron: Bulmaro, Vero y Saúl Orea Mateo, todos formamos una familia, a todos les guardo en mi corazón, pero nombro a ellos tres, por ser los primeros, los que en aquel momento me hicieron sentir ese abrazo que de no haberlo recibido me parecería imposible; no sabía yo en aquel tiempo que los afectos tejieran lazos fuertes, indestructibles, lazos que contienen, que hablan del calor humano más allá de las fronteras imaginables.

 

Por esas razones, en estos días tengo la oportunidad de decirles a todos, los nuevos y los más antiguos, los de hoy y los de ayer: Esperanza Ciegos es una gran familia, ¡mi familia!

 

Con todo el afecto de mi corazón va mi abrazo deseando se perpetúe en un tiempo sin distancias.

 

Marie Díaz.

mariediaz@adinet.com.uy

 

 

 

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