CÁNCER DE COLON
El cáncer colo-rectal consiste en el
crecimiento descontrolado de células anormales en esa parte del intestino.
Estas células pueden invadir y destruir el tejido que se encuentra a su alrededor.
Si penetran en el torrente sanguíneo o linfático, pueden extenderse a cualquier
parte del organismo y producir daños en otros órganos. A este proceso de
expansión se le denomina metástasis.
El colon y el recto forman parte del
sistema digestivo. El colon es la primera sección del intestino grueso. En él
se siguen absorbiendo nutrientes y agua de los alimentos que han sido
ingeridos, como ocurre en el intestino delgado, y sirve de contenedor para el
material de desecho. Este material va avanzando hasta el recto, última parte
del intestino grueso, hasta que es expulsado al exterior a través del ano.
El colon se divide en cuatro segmentos:
ascendente, transverso, descendente y sigmoide. El recto se une al colon
sigmoide.
Tanto el colon como el recto están
formados por varias capas de tejido. Según estén afectadas una u otra capa, así
será el pronóstico del cáncer.
El cáncer que comienza en el colon, se
denomina cáncer de colon y el que comienza en el recto, cáncer de recto.
Según esté afectada una parte u otra,
los síntomas serán distintos y las pruebas diagnósticas serán distintas y más
eficaces para detectar el cáncer según la zona donde aparezca.
Se piensa que el cáncer de colon
evoluciona lentamente antes de ser diagnosticado como tal. Antes de que se
desarrolle un cáncer suelen aparecer lesiones en el intestino que se denominan
displasias o pólipos adenomatosos.
Algunos tipos de pólipos no son
cancerosos, pero el hecho de haber tenido aumenta la probabilidad de tener, en
un futuro, cáncer en esa zona del intestino.
El cáncer de colon es la segunda causa
de muerte por cáncer, después del cáncer de pulmón en el hombre y del de mama,
en la mujer. Entre un 22% y un 36% de los casos, se presenta la enfermedad
avanzada y, en estos casos, el índice de supervivencia ronda a cero.
El cáncer de colon ha ido aumentando su
frecuencia en los países desarrollados. Representa en conjunto el 15% de los
tumores diagnosticados en el hombre.
La tasa de supervivencia a cinco años es
del 90% en aquellas personas que han tenido una detección temprana del cáncer.
Pero sólo son detectados un 37% de estos cánceres en un estadio temprano.
Si el cáncer se ha diseminado a órganos
o ganglios linfáticos cercanos, la tasa de supervivencia disminuye a un 65%. Y
si se ha extendido a órganos distantes, la tasa a cinco años es de un 8%.
El cáncer de colon es una enfermedad en
la que las células malignas se localizan en la porción intermedia y más larga
del intestino grueso. Es un tipo de cáncer bastante común en muchos países,
pero también resulta fácil de detectar, tiene un alto grado de curación y tarda
mucho en desarrollarse. El colon, junto con el recto (porción final del
intestino grueso), es el lugar donde se almacenan las heces antes de ser
expulsadas al exterior a través del ano.
Al encargarse de esta labor, acumula
sustancias de desecho, por lo que es un lugar propicio para la aparición de un
cáncer. Por eso es importante reducir el tiempo de acumulación al mínimo,
adoptando una dieta equilibrada que facilite el tránsito intestinal al máximo.
Causas
• Edad. La mayor parte de los casos de
cáncer de colon se presenta en pacientes mayores de 50 años.
• Dieta. El cáncer de colon parece estar
asociado a dietas ricas en grasas y pobres en fibra. En este sentido, actualmente
se están llevando a cabo numerosas investigaciones.
• Herencia. En el cáncer de colon
desempeña un importante papel la herencia familiar, ya que existe la
posibilidad de que se transmita hereditariamente y predisponga a la persona a
sufrir la enfermedad. Sin embargo, esto puede detectarse y el cáncer tratarse
de manera precoz.
• Historial médico. Se ha demostrado que
quienes tienen una mayor predisposición a padecer esta enfermedad son las
personas que tienen o han tenido: pólipos (crecimiento benigno) de colon o
recto; Colitis ulcerosa (inflamación o ulceración del colon); Cáncer como mama,
útero u ovario.
• Parientes que también han sufrido de
cáncer de colon.
• Estilo de vida. Existen ciertos
factores que dependen del estilo de vida y que predisponen a la aparición del
cáncer de colon, como, por ejemplo, la obesidad, la vida sedentaria y el
tabaquismo.
Síntomas de Cáncer de colon
El cáncer de colon tiene una larga
evolución. Empieza con la formación de un pólipo (bulto que se forma junto a alguna
membrana corporal) de carácter benigno.
Las molestias más frecuentes aparecen en
la fase avanzada de la enfermedad y pueden ser las siguientes:
• Cambios en los ritmos intestinales.
• Diarrea o sensación de tener el
vientre lleno.
• Estreñimiento.
• Sangre en las heces.
• Cambios en la consistencia de las
heces.
• Dolor o molestia abdominal.
• Pérdida de peso sin causa aparente.
• Pérdida del apetito.
• Cansancio constante.
• Vómitos.
Prevención
La investigación en este campo ha
demostrado que algunos tipos de cáncer de colon se originan a partir de pólipos
(pequeños bultos benignos). La detección precoz y extracción de estos pólipos
puede ayudar a prevenir la aparición de la enfermedad. Una de las causas de la
aparición de cáncer de colon es la predisposición genética debida a
alteraciones en algunos genes, por lo tanto, los individuos con familiares que
son o han sido afectados por la enfermedad deben acudir a exámenes médicos
periódicamente. Algunos hábitos poco saludables también podrían ser la causa de
la aparición de la enfermedad, de manera que seguir los siguientes consejos
puede resultar muy beneficioso:
• No abusar del alcohol ni el tabaco.
• Controlar la obesidad. Se debe evitar
el sobrepeso y el exceso de calorías en la dieta.
• Mantener una actividad física adecuada
a la edad.
• Realizar ejercicio físico de manera
regular.
En cuanto a la alimentación, seguir una
dieta equilibrada constituye un importante factor preventivo. Es aconsejable,
por tanto, seguir las siguientes recomendaciones:
• No abusar de comidas ricas en grasas.
• Disminuir el consumo de grasas de
manera que no superen el 20% del total de calorías de la dieta.
• Consumir preferentemente grasas
monoinsaturadas (aceite de oliva) y poliinsaturadas (aceite de pescado).
• Disminuir el consumo de carnes rojas.
• Aumentar el consumo de pescado y
pollo.
• Incorporar a la dieta alimentos ricos
en fibra. Tomar una cantidad de fibra de al menos 25 gramos diarios, en forma
de cereales y pan integral.
• Aumentar la ingesta de frutas y
verduras. Consumir cantidades óptimas de frutas y vegetales, especialmente del
género Brassica (coliflor, coles de Bruselas, brócoli), así como de legumbres.
Diagnósticos
El cáncer de colon tiene unas
expectativas muy positivas si se detecta precozmente. El médico informa a la
persona afectada sobre el estado de la enfermedad, su tratamiento, los efectos
secundarios del mismo y dónde encontrar asociaciones de apoyo. Para detectar un
cáncer de colon se utilizan varias técnicas, como las que se describen a
continuación:
• Tacto rectal. Es una exploración
física que el médico realiza introduciendo un dedo en el ano para detectar
anomalías en la parte inferior del aparato digestivo, como, por ejemplo,
sangre, bultos anormales o si el paciente siente dolor.
• Sigmoidoscopia. Es una exploración que
consiste en introducir por el ano un tubo que transmite luz e imagen, y que se
llama endoscopio. Con él se puede examinar el recto y la parte final del colon
(unos 60 cm), y detectar algunos de los pólipos que pudiera haber allí.
• Colonoscopia. Es una exploración
similar a la sigmoidoscopia, pero el tubo utilizado es más largo y permite
recorrer todo el colon. Facilita la toma de muestras de tejido (biopsia) en
áreas en las que se sospecha que pudiera haber algún tumor, y después se
realiza un estudio con un microscópico. Normalmente se realiza con anestesia y
el riesgo de que surjan complicaciones es muy bajo.
• Estudio genético. Si existen
antecedentes familiares o se sospecha de la posibilidad de un cáncer hereditario,
es aconsejable realizar un estudio genético para detectar anomalías. En caso de
existir alteraciones genéticas en la familia, se deben iniciar las
exploraciones de colon y recto a una edad temprana (20 años) y continuarlas
periódicamente.
• Prueba de sangre oculta en heces
(SOH). También se la conoce con sus siglas en inglés: FOBT, y consiste en una
prueba para detectar sangre en las heces. Se ha demostrado que esta prueba
reduce la probabilidad de muerte por cáncer de colon.
• Enema de bario con doble contraste.
Consiste en una serie de radiografías del colon y el recto que se toman después
de que al paciente se le haya aplicado un enema (lavativa) con una solución
blanca calcárea que contiene bario para mostrar radiológicamente con detalle el
colon y el recto.
Tratamientos
Entre los tratamientos que se siguen
comúnmente están: la cirugía o extirpación de la zona afectada, la radioterapia
o aplicación de rayos de alta energía con la finalidad de destruir las células
malignas, la quimioterapia o administración de fármacos que destruyen las
células cancerosas y la inmunoterapia o estimulación del propio sistema
defensivo del paciente para que sea éste el que elimine las células dañinas.
Aunque estos tratamientos no deberían acarrear graves trastornos, ninguno de
ellos está exento de efectos secundarios, que pueden ser más o menos graves
según el paciente.
• Cirugía: Mediante una operación en
quirófano, se extrae la parte afectada por el cáncer. Se practica en todas las
etapas de extensión de la enfermedad, pero cuando se trata de tumores en fase
inicial se puede extraer un pólipo mediante el colonoscopio para examinarlo.
Según los resultados, se extirpará el cáncer y una parte circundante de tejido
sano, y luego se limpian los ganglios de la zona. Otra posibilidad es realizar
una apertura desde el colon hacia el exterior (colostomía), en cuyo caso la
persona tendrá que usar una bolsa especial de uso externo donde se recogerán
las heces. La colostomía puede ser transitoria o permanente.
• Radioterapia. Consiste en aplicar
rayos de alta energía sobre la zona afectada, con el fin de destruir las
células cancerosas. Sólo afecta a la zona en tratamiento, y puede aplicarse
antes de la cirugía (para reducir el tumor y poder extraerlo más fácilmente), o
después de la cirugía (para terminar de destruir las células cancerosas que
pudieran haber quedado).
• Quimioterapia. Consiste en la
administración de fármacos que destruyen las células cancerosas. Se realiza
insertando un tubo en una vena (catéter), e inyectando los fármacos a través de
un sistema de bombeo. Suele administrarse tras la operación quirúrgica.
• Inmunoterapia. Consiste en estimular o
restaurar las propias defensas inmunitarias del organismo. Para ello se emplean
productos naturales o fabricados en el laboratorio.
Otros datos
Efectos secundarios: varían según el
tratamiento, pero la mayoría son temporales. El paciente debe informar al
médico sobre los que puedan aparecer.
• La cirugía puede provocar dolor y debilidad
en la zona afectada y diarrea temporal. Y si ha sido necesario practicar una
colostomía, puede producirse una irritación de la piel alrededor de la apertura
realizada.
• La quimioterapia, por su parte, afecta
tanto a células cancerosas como normales y puede producir náuseas, vómitos,
caída del cabello (aunque éste siempre vuelve a crecer), diarrea y fatiga.
• La inmunoterapia puede provocar
síntomas parecidos a la gripe, como fiebre, escalofríos, debilidad y náuseas.
Control y seguimiento del cáncer de
colon
• Después de recibir tratamiento, hay
que realizar algunas actividades de seguimiento importantes que pueden ayudar
al paciente a hacer frente a su situación.
• Atención de seguimiento. Después de
finalizado el tratamiento y durante años, se realizan exámenes periódicos, muy
importantes para el paciente ya que pueden detectar la reaparición del cáncer.
Las pruebas de seguimiento incluyen un cuidadoso examen físico general y un
examen rectal más específico, una colonoscopia y análisis de sangre para
marcadores tumorales como el antígeno carcinoembrionario (CEA). Si los síntomas
o los resultados de las pruebas comunes sugieren una reaparición del cáncer,
también pueden hacerse radiografías de tórax, tomografías computerizadas y
pruebas de imágenes por resonancia magnética. Ante cualquier síntoma nuevo o
persistente, se debe consultar con el médico de inmediato.
• Marcadores tumorales. El antígeno
carcinoembrionario (CEA) es una sustancia que se encuentra en la sangre de
algunas personas con cáncer de colon. La prueba de sangre del antígeno
carcinoembrionario se usa con más frecuencia con otras pruebas para el
seguimiento de pacientes que ya han tenido cáncer y han recibido tratamiento.
Esta prueba puede alertar precozmente de la reaparición de un cáncer. El
antígeno carcinoembrionario puede estar presente en la sangre de algunas
personas que no tengan cáncer de colon. El fumar también puede aumentar los
niveles de éste antígeno. Por eso, no puede considerarse como una prueba
específica para detectar cáncer de colon.
• Para pacientes con colostomías. Para
tratar el cáncer de colon se requieren actualmente pocas colostomías
permanentes. La mayoría de éstas se llevan a cabo debido a tumores que se
encuentran cerca del extremo o inferior del recto. Si el paciente ha tenido una
colostomía, el seguimiento es importante. Es posible que se sienta preocupado o
aislado de las actividades normales. Un terapeuta especializado en colostomías
puede enseñar al paciente a atender su colostomía. Una vez se ha detectado el
cáncer de colon, hay que hacer una serie de pruebas para determinar si las
células cancerosas se han extendido a otras partes del cuerpo.
Etapas de la enfermedad: el médico
necesita saber en cuál de ellas se encuentra el cáncer para planificar el tratamiento
adecuado.
• Etapa 0 o carcinoma in situ: En esta
etapa temprana, el cáncer se encuentra en la capa más superficial del colon.
• Etapa I: El cáncer se ha diseminado a
la segunda y tercera capas, pero no ha alcanzado todavía la parte más profunda
del intestino y mide menos de 2 cm.
• Etapa II: El cáncer se ha extendido a
la capa más profunda del colon, pero no a los ganglios linfáticos, que,
repartidos por todo el cuerpo, producen y almacenan células capaces de combatir
las infecciones. El tumor mide más de 2 cm de diámetro.
• Etapa III: El cáncer se ha extendido
ya a los ganglios linfáticos, pero no a otros órganos.
• Etapa IV: El cáncer ha llegado a otros
órganos del cuerpo (principalmente tiende a invadir el hígado y los pulmones).
Autor: Dr.
Poles Dante. Neuquén, Argentina.