Secretaría de Cultura Casa de la Cultura de Cancún

 

EL BÚHO FANTASMA Y LOS RATONES.

 

Como parte del compromiso de seguir impulsando el amor a los libros, la Secretaría de Cultura, a través de la Biblioteca de la Casa de la Cultura de Cancún, este jueves 29 de mayo, en el espacio “Círculo de Lectura para Niños” invitó a todos los peques de 6 a 12 años a compartir la lectura del cuento “El Búho Fantasma y los Ratones” de la autoría de Sigrid Heuck y publicado por el Fondo de Cultura Económica en 1998, mismo que forma parte de los libros para niños en la biblioteca de esa institución.

Como información para los propios niños, la bibliotecaria Isabel Flota Medrano, nos comentó que:

“Hace mucho tiempo llegó a un país lejano un pequeño circo ambulante. Y en este circo entre los animales, había un búho blanco. El circo cruzó por altos montes y profundos valles y recorrió bosques, praderas y campos”.

“En cada ciudad grande levantaba su carpa y pregonaba su espectáculo, y en todas partes las entradas se agotaban rápidamente, porque a la mayoría de la gente le gustaba el aire con olor a circo y el sabor del polvo de la pista, se reía de los payasos hasta sentir dolor en el estómago, admiraba a los artistas a caballo y a los acróbatas, y se complacía escuchando la sonora marcha del circo”.

“Pero lo que más gustaba a las personas era visitar a los elefantes, se asustaban con el tigre, montaban al camello, hacían gestos a los changos, conversaban con el loro, acariciaban al pequeño pony y admiraban al búho blanco, porque un búho blanco es una verdadera rareza”.

“El búho vivía acurrucado en una jaula demasiado estrecha para él. Por eso no sabía extender las alas y volar sobre el campo en medio de la claridad lunar, mientras la mayoría de los seres vivos duermen”.

“Tampoco sabía que había otros búhos como él. Y como todos los días le llevaban su alimento, han de saber que nunca había cazado un ratón”.

“El director del circo era un hombre ambicioso que rara vez estaba satisfecho con sus ingresos. Un día alguien tocó a la puerta de su vagón”.

-¡véndeme el búho! –dijo ese alguien.

-¿Por qué?- -Preguntó el director del circo.

-Soy jardinero y trabajo para un señor muy rico. Desde hace algún tiempo, en el castillo del señor espantan horriblemente –le explicó el extraño- Saltan y brincan , roen, murmuran y bailan toda la noche en el desván, de tal modo que nadie puede dormir, aparte de mí, sabe qué tipo de fantasmas es el que provoca tanto miedo en los demás.

“Además, nuestro señor prometió una buena recompensa a quien lo libere del ruido nocturno.”

-¿Y para eso necesitas al búho blanco?- Quiso saber el director del circo.

-Así es- dijo el jardinero. Y después de hablar de dinero, llegaron a un acuerdo.

“El jardinero puso al búho blanco en su carreta y se marchó. Cruzó por altos montes y profundos valles y recorrió bosques, praderas y campos”.

Un par de días más tarde llegó al castillo”.

“Ahora si se van a acabar los ratones que espantan, ya verán”, pensó el jardinero, se frotó las manos en secreto y se alegró por la recompensa, pues sólo él sabía que los dichosos fantasmas eran simples ratoncitos”.

Así que encerró al búho en el desván del castillo. Al igual que cada noche, los ratones salieron de todas las esquinas y de todos los rincones y empezaron a saltar y a brincar, a roer, a murmurar y a bailar por todas partes. En eso estaban cuando de repente descubrieron al búho blanco, lo creyeron un fantasma y desaparecieron a toda prisa en sus ratoneras”.

“Y ya no se volvieron a oír saltos ni brincos, ni roeduras ni murmullos, ni bailes por todas partes, entonces, se hizo un silencio sepulcral en todo el castillo”.

“Pronto, el búho empezó a sentirse muy, muy solo, y también le dio hambre, porque nadie se había preocupado por traerle algo de comer. Cuando ya no soportó más, aspiró profundamente y gritó tan fuerte como pudo: ¡BUUUUH!”.

“Sonó tan tétrico a través de la chimenea, tan espantosamente horrible y tan de poner los pelos de punta, que el dueño del castillo y su esposa se cayeron de la cama de puro miedo”.

-¡Un espíritu, un espanto, un monstruo!, chillaron, con las caras blancas como la cal”.

Si te gustó la introducción a este cuento, solicítales a tus padres o maestros lo localicen por internet para que terminen de contártelo.

 

El autor de este cuento Sigrid Heuck es de nacionalidad alemana, nació en Cologne y ha vivido desde 1949 en Bavière.

Después de estudiar diseño de moda asistió a clases en la Facultad de Bellas Artes en Munich, y luego estuvo por su cuenta.

Es a través de la ilustración que Sigrid Heuck descubre el placer de la escritura. Escribe no sólo en álbumes para niños pequeños que se muestran, sino también libros para adolescentes. Muchos de sus libros han sido traducidos y han ganado premios internacionales.

 

 

 

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