EL BODEGUERO

 

El bodeguero bailando está,

 

en la bodega se baila así,

 

entre frijoles papa y ají,

 

al nuevo ritmo del cha-cha-cha.

 

Toma chocolate, paga lo que debes,

 

Toma chocolate, paga lo que debes...

 

Bodeguero, ¿que sucede?,

 

¿por qué tan contento estás?,

 

yo creo que es consecuencia,

 

de lo que en moda está.

 

Vete a la esquina y lo verás,

 

del otro lado del mostrador,

 

muy complaciente y servidor,

 

al nuevo ritmo del cha-cha-cha.

 

Toma chocolate, paga lo que debes,

 

Toma chocolate, paga lo que debes...

 

Así dice la letra de un ¡popular! Cha-cha-cha muy difundido en la radio y la televisión cubana en los años cincuenta, interpretado por la inigualable Orquesta

Aragón, (charanga típica cubana), conocidísima internacionalmente.

 

En Cuba se conoce al detallista (vendedor al por menor) con el apelativo genérico de bodeguero, al propietario de una tienda de venta de productos alimenticios,

calificativo que se corresponde, según la Academia de la Lengua Española, con el poseedor o encargado de las bodegas donde se añejan los vinos.

 

Pues bien, el bodeguero o detallista ocupaba un principalísimo sitial en la sociedad cubana de antaño, pues le correspondía la vital responsabilidad de

la distribución de los productos de la canasta básica.

 

Este sector social de nuestro País, estaba integrado por tres grupos cuyos orígenes tenían sus raíces en lugares tan distantes como España, Cuba o Asia,

en particular entre los Chinos.

 

Cada uno de estos grupos practicaban el comercio al por menor, dentro de un marco, que dejaba ver a las claras los rasgos de su particular filosofía de

enfocar la vida.

 

El bodeguero de origen cubano, gustaba poseer establecimientos cuya apariencia fuera agradable, aunque en ocasiones la belleza del lugar encarecía los precios

de las ofertas, lo que se revertía en perjuicio económico de los que a tales establecimientos concurrían a realizar sus compras.

 

Los bodegueros de origen europeo, mayoritariamente españoles, poseían establecimientos de aspecto sombrío, cuyas condiciones arquitectónicas eran poco atrayentes

y hasta en mal estado constructivo, lo que no agradaba al cliente potencial, sumándose además, sus elevados precios.

 

Finalmente los bodegueros de origen chino, presentaban establecimientos, ni bellos, ni ruinosos, pero en los que los precios eran los más bajos, las libras

eran de 16 onzas y se facilitaba la adquisición de los artículos, mediante crédito, que aunque no establecían gravámenes, sí se realizaban bajo contrato

firmado por ambas partes.

 

Los chinos realizaban las compras en forma colectiva en los almacenes al por mayor, lo que hacía que sus precios fueran los más bajos del mercado y sus

ganancias las más elevadas.

 

Se demostró de tal suerte, que el individualismo del comerciante cubano o español haya resultado vencido por el sentido cooperativo del "BODEGUERO CHINO".

 

Actualmente el comercio al detalle es patrimonio exclusivo del estado, el que luego de una etapa prolongada de carencias de ofertas, se va recuperando,

lenta pero sostenidamente, para júbilo de la población, y satisfacción del Estado.

 

Pero siempre la añoranza nos invade y si dejamos volar a su antojo al pensamiento, nos parece que penetramos en una de aquellas "bodegas", creyendo ver

sacos de frijoles de diferentes colores, las cebollas en sus sacos de malla, jamones colgando de los ganchos, quesos españoles u holandeses... y resonar

con mágicos timbres aquel recurrente estribillo: "toma chocolate, paga lo que debes, toma chocolate paga lo que debes..."

 

Autor: Dr. Alberto López Villarías

villarias@infomed.sld.cu

 

 

 

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