Bailar es mucho más.
El baile,
que quizás para muchos es una mera distracción, tiene un alcance mucho mayor al
emplearse como recurso terapéutico.
Una de las modalidades más utilizadas a
estos fines es el psicoballet, Mediante
el cual se logra que la persona realice una
revalorización de su imagen corporal, al potenciar una auto imagen
favorecedora; además al conjugarse el arte con el apoyo psicológico
la persona aprende a regular su comportamiento con mayor eficacia y a su vez
favorecer el equilibrio psíquico adecuado, resolviendo las alteraciones
emocionales que puedan presentarse.
Entre sus
múltiples beneficios esta terapia les posibilita a las personas con
discapacidad, potenciar una adecuada autoestima, ganar en independencia y
autonomía, desarrollar sus habilidades
motrices y un mejor entrenamiento de la orientación espacial, la
movilidad y el equilibrio.
Otra ventaja del baile es que permite
fomentar el establecimiento de relaciones interpersonales al trabajarse en pareja
o grupo.
Desde estas líneas, le invito a descubrir
nuevos caminos hacia la inclusión social, a través de sencillas, pero útiles
recomendaciones relacionadas con la enseñanza y aprendizaje del baile.
Primeramente, permítanme dirigirme a las
personas con discapacidad visual, quienes aún deseando bailar, quizás por pena
a ser el ridículo o por la sencilla creencia de que le sería imposible hacerlo,
tal vez, no se hayan interesado lo
suficiente por esta opción.
Si usted se encuentra en este caso, no
olvide que la música y el compás se pueden vivenciar y disfrutar de diversas
maneras, dígase con los brazos, pies, cabeza… pero lo más importante con el
corazón…
Lo primero que debe sentir es el entusiasmo
por la actividad, luego disponerse a
Seguir el ritmo, con palmas, pequeños
golpecitos con los pies, o el tronco.
Si lo hace junto a un guía, deténgase a
palpar sus movimientos y déjese guiar con flexibilidad, tratando de imitar lo
percibido. Tenga en cuenta que es posible que en un principio no lo logre
realizar con la misma destreza que su maestro (a) o compañero(a), pero con
paciencia y sistematicidad seguramente notará progresos, mientras practique.
En
el caso de los guías o familiares,
enseñar a una persona con discapacidad a bailar puede parecer una tarea difícil
e incluso llegar a creerla en el límite de lo imposible, sin embargo, la clave
del éxito radica en la paciencia, la dedicación y el empeño que se ponga en la
tarea.
Para
enseñar a bailar a una persona ciega o con baja visión, haga el marcaje de los
pasos principales lentamente, permitiéndole al aprendiz palpar los mismos con
sus manos, primeramente sin la música e invitar a que éste imite los mismos,
señalando y corrigiendo a cada momento los detalles.
En
un principio, realice un ligero conteo de los pasos y movimientos, en voz alta
e invite al aprendiz a acompañarle en los mismos.
Utilice
elementos didácticos, que le den al alumno una noción más precisa
del movimiento. Por ejemplo, la distancia de los pasos, el, grado de contracción o relajación,
amplitud del gesto, giro etc.
, Acompañe
en los movimientos a su
discípulo, deténgase tras cada
acierto o error y recuerde
corregir las deficiencias con suavidad, tolerancia y amor, enfatizando en el
estímulo afectuoso por cada avance
logrado por el aprendiz.
Finalmente les recomiendo a ambos
protagonistas, que disfruten de la experiencia, haciendo del momento un espacio placentero, propicio
para liberar el cuerpo, pero también la mente.
Autora:
Yesenia
Smith Hechavarría.