ASOMADO A
No lloraré más;
todos los periodos superados;
todos los rasgos de felicidad
naufragando ante la convivencia rutinaria.
Todos los días susurrando
palabras motivantes desembocando en momentos vacíos;
todas las veces encaminadas hacia un
solo norte;
todas las decepciones tomando de la mano
a los incontables presentes;
todo el cansancio devorando los
segundos.
Todo este hastío por seguir
asomado a la misma ventana;
toda la melancolía presta a seguir
haciendo su trabajo;
todos los sueños del optimismo
congelados sin despertar.
Todo el incansable recorrer por los
repetidos días;
toda la luz incapaz de alumbrar
mañanas;
toda el agua de los mares engrandecida
por tantas lágrimas.
Todas las nubes temerosas de caer ante
el peso de la nebulosa verdad;
todas las praderas insuficientes ante el
hambre del ser despojado de su futuro;
todas las flores demandando con urgencia
entregar sus colores infinitos.
Toda la música acallada por el
grito de la soledad;
toda la expectativa extraviada al
recorrer sin brújula el diario espolón;
toda la esperanza perdida.
Todo el absurdo despertar al nuevo
día;
todo el paso a paso de cada paso en cada
paso sin avanzar;
todos los años cansados de vivir a
la sombra de las promesas sin cumplir.
Nadie podrá vencer la mirada de
ese ser oculto,
que habita entre las entrañas de
la carne y el pensamiento;
nunca será suficiente vivir para
si.
Nunca será demasiado soñar
por alcanzar una meta;
siempre el tiempo traerá avisos
de cambio;
y con él, la conquista de cada
etapa de la vida.
Yo, sin temor, entiendo la
misión;
violento las variables que indican
impasividad - voy tras la rotación del planeta;
encuentro paz en cada uno de los astros
que acompañan la inmensidad del futuro.
Sentado junto a todos y nadie,
anulo el curso del reloj;
vibro con el próximo - con el
siempre.
Autor: Arnulfo S. Guayaquil,
Ecuador.