Mi lente

 

In Memoriam

 

ARTHUR C. CLARKE II

 

(1917-2008)

 

Nos escribe desde Mérida el amigo Juan Antonio Miranda, con interés por conocer mas acerca del cine y la literatura de ciencia ficción y pregunta, con relación a ciertas publicaciones que ha consultado, ¿Por qué la clasificación de Ciencia ficción Hard y Soft?

 

Esta clasificación dicotómica, traduciendo literalmente como: dura y blanda, se refiere a dos tendencias opuestas a la hora de elaborar los planteamientos científicos sobre los que se basa la obra de C. F. Pero vamos por partes en cuanto a sus preguntas. No soy experto en la materia pero, como lo mencioné desde joven me aficioné a la literatura de ciencia ficción., que también fue conocida, en los comienzos, como literatura de anticipación. Nacida como subgénero literario en la década de 1920 (aunque hay muchas obras reconocibles muy anteriores: Frankenstein de Mary Shelley) y exportada posteriormente a otros medios, el más notable de ellos es el cinematográfico, donde gozó de un gran auge en la segunda mitad del siglo XX debido al interés popular acerca del futuro que provocó el espectacular avance, tanto científico como tecnológico, alcanzado durante esta época vertiginosa.

 

Una definición posible del género es la propuesta por los escritores Eduardo Gallego y Guillem Sánchez en su artículo ¿Qué es la ciencia-ficción?:

 

“La ciencia ficción es un género de narraciones imaginarias que no pueden darse en el mundo que conocemos, debido a una transformación del escenario narrativo, basado en una alteración de coordenadas científicas, espaciales, temporales, sociales o descriptivas, pero de tal modo que lo relatado es aceptable como especulación racional”.

 

 La contraparte podría ser el terror con fantasías y ficciones irracionales, esotéricas y misteriosas. La diferencia sería que para la ciencia ficción, en los mismos hechos subyace una explicación, implícita o explícita, de carácter exacto y racional.

 

En el caso de la ciencia ficción hard los elementos científicos y técnicos están tratados con el máximo rigor, incluso cuando éstos entran dentro de la pura especulación, y la narración se subordina a este rigor. La película de ciencia ficción hard por excelencia es 2001: Una odisea del espacio. Gran parte de la ciencia ficción soviética –en la literatura como en el cine- se inscribe en esta línea.

 

Miquel Barceló en su libro Ciencia-ficción p. 55, guía de lectura dice con referencia al hard: “Cuando la ciencia ficción retoma los temas más estrictamente científicos y se basa principalmente en el mundo de la ciencia, se habla de ciencia ficción "dura", comúnmente de ciencia ficción hard, utilizando directamente la palabra original inglesa ya que casi nadie usa su traducción literal del castellano. Por lo general, la física, la química de la biología, con sus derivaciones el ámbito de la tecnología, las ciencias que soportan la mayor parte de especulación temática de la ciencia ficción hard”.

 

Respecto a la ciencia-ficción soft escribe” En contraposición a la base científico-tecnológica de la ciencia ficción más clásica, los años sesenta contemplaron [...] los intentos [...] por incorporar las ciencias sociales como la antropología, la historia, la sociología y la psicología al ámbito de la ciencia ficción. [...] Sus autores suelen caracterizarse por una escasa o nula formación científica y un interés casi exclusivo por lo meramente literario. Gracias a ello [...] ha incorporado una mayor calidad literaria a la ciencia ficción y [...] ha provocado una evidente mejora del género”.

 

Obviamente la distinción entre ambas vertientes es difusa y podemos encontrarnos obras que comparten ambos enfoques. Pero, por lo general, los autores de ciencia ficción se pueden englobar en una categoría u otra.

 

Proseguimos, sin salir del tema, con Arthur C. Clarke, Paradigma de los autores hard. La primera novela que lo lanza a la fama entre los lectores no tan apegados a la ciencia ficción (donde ya era reconocido por su obra anterior) es “El fin de la infancia / Childhood’s End” (1953). Es el encuentro de los seres humanos con otra raza alienígena, que culmina en la transformación y sublimación cósmica de la especie humana. “En Las fuentes del paraíso” (1979) combina y transforma tradiciones de Sri Lanka (Ceilán), país en donde vivió una gran parte de su vida, con su idea científica de los elevadores espaciales. “Canciones de la Tierra distante / Songs from distant Hearth” expone la interesante tesis de que nosotros somos los extraterrestres. Una colonia terrestre, creada por robots interplanetarios sofisticados cuyos ancestros serían los Voyager, recibe la visita de extraños del espacio: la última nave de la Tierra antes de su muerte, que lleva en su interior los tesoros de la humanidad. El choque de culturas, a pesar de provenir de la misma raíz, es muy interesante.

 

Finalmente hay que mencionar sus dos sagas novelísticas más famosas.

 

1. El ciclo Odisea: 2001: Odisea del espacio; 2010: odisea dos; 2061: odisea tres y 3001: la odisea final.

 

2. El ciclo Rama: Encuentro con Rama, Rama II, El jardín de Rama y Rama Revelado (los tres últimos libros escritos con Gentry Lee).

 

El primer libro de la saga de Odisea nace al parejo de su hermana gemela: la película 2001: Odisea del espacio, dirigida por Stanley Kubrick y estrenada en 1968. En la primavera de 1964, Kubrick le propuso a Clarke realizar la “proverbial buena película de ciencia ficción”, y tardaron 4 años en plasmar en pantalla el proyecto. Los cambios ocurridos entre 1964 y 1968, así como las partes literarias que se desarrollaron y desecharon, aparecen en el libro Los mundos perdidos de 2001, publicado en 1972. Durante un tiempo Clarke vivió en Nueva York. El guión se escribía al parejo de la película y ambos se modificaban y retroalimentaban recíprocamente. Durante este proceso Clarke también escribió la novela basándose en el guión y en la cinta misma, cambiando algunos lugares, explicando situaciones, etc. Aunque estuvo lista antes que la película, su publicación fue retrasada a petición de Kubrick.

 

En esta saga en particular Clarke expone, entre otros temas, una de sus ideas más queridas: la evolución del hombre no termina con el homo-sapiens como lo conocemos. Esta idea permea, por ejemplo, en “El fin de la infancia” y en el cuento "Un encuentro con Medusa / A meeting with Medusa". La humanidad se encuentra actualmente en el estado orgánico (de carne y hueso). Pero la presencia de la tecnología hará que su cuerpo vaya incorporando elementos no orgánicos como metales, circuitos electrónicos, etc., por lo que llegará a la etapa de transición donde lo orgánico se mezclará con lo inorgánico: el hombre será un “cyborg”. Este siguiente paso en la evolución humana lo llevará a los planetas y luego a las estrellas. Después el hombre será una máquina, no usará un vehículo sino que será el vehículo mismo con su propia conciencia. Finalmente, el hombre se despojará de todo medio físico de soporte para su existencia y pasará a ser un ser de energía pura; así, podrá recorrer galaxias y, quizás, el universo mismo.

 

En 2001: odisea del espacio, tanto en la novela como en la película, el eje temático y narrativo está en los saltos en la evolución del hombre hacia un mayor conocimiento del universo; y como tema paralelo marca el surgimiento de la inteligencia artificial (es uno de los pasos posteriores de la evolución que propone) como ente independiente al ser humano. Esto se muestra en las distintas apariciones del famoso monolito negro y en las conjunciones planetarias: marcan un nuevo salto de la humanidad. En el primer caso, el monolito (que, entre otras cosas, es una máquina Von Neumann que se auto-reproduce… pero no sólo es eso…) enseña a los simios el uso de la herramienta, pone a prueba la inteligencia y, con el acceso a la proteína animal por la caza, lo lanza en el camino de la evolución hasta el punto que ahora estamos.

 

La relación entre HAL 9000 y los astronautas Bowman y Poole manifiesta (la posibilidad real de) la conciencia e inteligencia en un ente inorgánico que nosotros consideraríamos aún artificial. A través de HAL 9000 Clarke plantea literariamente la posibilidad de que el hombre esté más cerca de la tercera fase de evolución de lo que pensaba, y que podría omitirse la fase cyborg. El niño de las estrellas es la culminación del proceso: el ser humano, con ayuda extra-terrestre, podría ser un ente de energía pura y manipular así la realidad que lo rodea.

 

La novela es un acierto si se toma en cuenta que fue escrita antes de la llegada del hombre a la Luna y de la revolución electrónica e informática.

 

Como ustedes pueden apreciar, Arthur C. Clarke, nos induce a la especulación y el debate de manera apasionada y dentro de una experiencia estética fascinante. Se apaga la vida de Arthur C. Clarke, el último de los grandes clásicos de la ciencia ficción. Habrá quién llene sus zapatos en el futuro e inclusive vaya más allá que el autor inglés en el descubrimiento de sorprendentes mundos reales e imaginarios… Pero, mientras eso ocurre, Clarke deja un profundo vacío donde su optimismo y visión cósmica de la humanidad serán extrañados. Mientras eso ocurre, el mejor homenaje que le podemos dar es releer su obra y difundir sus rasgos humanistas ante un Universo que sigue siendo un reto y un misterio para los seres humanos.

 

Autor: Rafael Fernández Pineda. Cancún, Quintana Roo. México.

fernandezpr@hotmail.com

 

 

 

 

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