Páginas de Historia

APUNTES SOBRE EL CORREO Y LA FILATELIA EN MÉXICO

Por Raúl Espinosa Gamboa

* Desarrollo de la Comunicación Nacional

La necesidad de comunicarse ha sido una de las importantes tareas en la historia de la humanidad. Sin embargo desde sus inicios tuvo diferentes características como hasta la fecha, pues se diferenciaba comunicación política, de la militar, comercial, etcétera. En esas condiciones surge en el mundo el Correo.

La expresión Correo, procede de la palabra correr y "se remonta a épocas en que los portadores de noticias cumplían esa función de llevar y traer noticias y documentos para la nobleza, casta sacerdotal y preferentemente, para los militares, donde la información que trasmitían era de vital importancia logística para el movimiento de sus tropas".

Historiadores expertos en este asunto han establecido que "no es posible, afirmar o proporcionar datos concretos sobre los orígenes del correo", y que la afirmación anterior "está basada más en la leyenda que en hechos concretos".

El sistema de correos como institución aparece en Europa, de manera incipiente a fines del siglo XIV y principios del XV. El locución de "Postal", utilizado por todos los servicios de correos del mundo, "tiene su origen en el uso generalizado del caballo, como medio de transporte indispensable para el traslado de la correspondencia de una ciudad a otra y, en el recorrido de esas distancias se encontraban las postas, lugares donde estaban a disposición de los jinetes y/o carruajes, cabalgaduras frescas para continuar la jornada".

Al principio se tenía una "especie de corrales o caballerizas que concentraban a un buen número de caballos para el relevo oportuno y en donde se les proveía de agua, forrajes y granos para su alimentación y descanso, se les conoció como ‘postas’ nombre de origen latino que significa: lugar o puesto donde están los caballos".

Con el tiempo, con el desarrollo del servicio de correos, "de manera paralela a las postas, fueron haciendo su aparición pequeños mesones u hosterías donde se podía entregar y recibir correspondencia; de ahí los títulos de ‘Correo Mayor de Hostes y Postas’ que posteriormente fueron dados a las personas que ejercían la función del correo".

El correo, en principio estuvo al servicio de las clases privilegiadas y con su desarrollo se popularizó "como un servicio confiable que va de la mano con el desarrollo de la imprenta y el uso de la palabra escrita como medio de comunicación".

El Correo en México

En el México precortesiano, especialmente en Tenochtitlán, "tenían tres tipos de mensajeros: los painanis, los yciucatitlantis y los tequihuatitlantlis. Los painanis, o mensajeros del dios Painal, cuya definición etimológica es la de "el corredor veloz" o "el de los pies ligeros" que aunque sólo trasmitían información, más bien de tipo religioso y ceremonial. Los yciucatitlantis, mensajeros que llevaban datos urgentes, como fue el avisar la llegada de los españoles. Y los Tequihuatitlantlis, mensajeros que cumplían una función militar y que informaban sobre el desarrollo de la guerra o la suerte de alguna batalla".

Iniciada la conquista, y durante un periodo de 59 años, en el recién establecido Virreinato de la Nueva España, no existió la institución del correo como tal y todo se manejaba a partir de mensajeros particulares. Será el 31 de mayo de 1579 cuando por Decreto de Felipe II, se instituye pero inicia su función en 1580.

Este correo en sus inicios, fue concebido como una empresa privada, pero con la instauración de las Reformas Borbónicas en todo el imperio español, el servicio de correos, pasa a ser una función prioritaria de la Corona Española de 1766.

Las Ordenanzas de Correos de 1762, "establecieron el uso de los ‘buzones’, en las diferentes rutas postales consignan, por primera vez en la historia del correo, la figura del cartero, personaje imprescindible en el medio urbano, como parte del surgimiento de las grandes ciudades".

El Correo en El México Independiente

Durante la Guerra de Independencia, el correo jugó un papel primordial pues la red postal se extendió por todo el territorio, de manera tal que influyó en la expansión, del sentimiento de libertad y los planes de conspiración que el virrey, don Félix María Calleja, ordenó abrir toda la correspondencia de los que se sospechara fuera simpatizante de los insurgentes, obligando a estos a desarrollar sus propios sistemas de correos.

Al consumarse la Independencia del país el 27 de septiembre de 1821, "la Junta Provisional de la Regencia establece que la Dirección General de Correos, dependerá de la Secretaría de Estado y del Despacho Universal de Relaciones Interiores y Exteriores, así como de Gobernación; y especifica que el correo subsistiría con los emolumentos que obtuviera por prestar el servicio. El 8 de diciembre de 1824, durante el gobierno de don Guadalupe Victoria, se establece que la ‘Renta de Correos’ pase a depender de la Secretaría de Hacienda, a la cual permaneció adscrita hasta 1891, año en que pasó a ser parte de la recién creada Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas".

Durante los 70 años del México independiente, los ingresos del correo fueron considerados como parte importante de los ingresos del estado, debido a los ingresos que por este concepto generaba. En el año de 1884, durante el gobierno del General Manuel González, se publica el primer Reglamento y Manual de Organización de la Administración General de Correos, mismo que se reforma y adquiere el rango de Dirección General en 1901.

Debido al auge y desarrollo del correo como uno de los principales medios de comunicación del momento, se hizo necesaria la construcción de un edificio que satisfaciera las necesidades del manejo de los altos volúmenes de correspondencia. El 17 de febrero de 1907, el presidente Porfirio Díaz Mori inaugura el Palacio Postal o de Correos.

En febrero de 1933, "se decretó la concentración de labores de la Dirección General de Correos con la de Telégrafos, creándose la Dirección General de Correos y Telégrafos; posteriormente, en marzo de 1942, se decretó la separación vigente de las mismas, estableciéndose la Dirección General de Telecomunicaciones, a la que perteneció Telégrafos para que funcionara independientemente de la Dirección General de Correos".

En 1951, se reestructuró la Dirección General de Correos y en 1958, con la creación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes la Dirección General de Correos pasó a ser dependencia de esta.

En 1979, se realizan nuevos cambios en la Dirección General de Correos, iniciándose la desconcentración administrativa de algunas funciones, dando lugar a la creación de 9 Gerencias Postales Regionales y posteriormente al Servicio Postal Mexicano como respuesta a la necesidad de modernizar las prácticas operativas y administrativas en busca de una cobertura más amplia tanto a nivel nacional como internacional.

La Filatelia en México

La filatelia tiene su significado en dos palabras griegas: philos, que significa amor, y atelia, derivado de ateles, que significa pagado previamente o pagado de antemano.

El coleccionista francés G. Herpin, es quien propuso por primera vez el nombre, el 15 de noviembre de 1864, en un artículo publicado en el periódico Le Collectionneur de Timbres Poste, de París. El nombre de filatelia se terminó imponiéndose de forma universal, aunque en España será admitido por la Real Academia Española hasta febrero de 1922. Históricamente este vocablo Filatelia quedó definido el "como arte que trata del conocimiento de los sellos, principalmente de los de correos".

En México, como en la gran mayoría de los países miembros de la Unión Postal Universal, se aceptó por consenso el término "estampilla", que se diferencia de la denominación "timbre", de origen francés y connotación fiscal, así como la de "sello" utilizada en España. La expresión timbre, sello o estampilla, se utiliza indistintamente para denominar a esa pequeña pieza de papel, que va adherido a la carta, valida el pago y hace llegar a cualquier parte del mundo un mensaje de buena voluntad y amistad del país que lo emite.

Una característica de los timbres o sellos postales es que en estos aparece representada parte de la historia nacional o regional, así como personajes ilustres, monumentos, pinturas o la propia historia postal. También quedan incorporadas en los sellos la fauna y flora del país. Algunos sellos, en particular aquellos con errores de impresión raros pero conocidos, llegan a adquirir un valor comercial muy elevado.

Existe un acervo gráfico de la cultura mexicana, donde se consigna a casi la totalidad de los próceres y hombres ilustres "desde Hidalgo hasta Cárdenas; de Sor Juana a Juan Rulfo; o de personajes del ingenio popular como la Familia Burrón que reflejan el contenido social y urbano o Memín Pingüín cuya emisión de 750.000 estampillas proyecta la imagen de ese popular personaje; así como otras donde se da testimonio de hechos y acontecimientos trascendentes en la vida del país, donde se citan aspectos relevantes de la arquitectura, la historia, el arte, las ciencias, el deporte, la flora y la fauna, así como la participación de México en diferentes actividades dentro del concierto de las naciones, que lo encontramos bellamente estampado en la colección filatélica de las estampillas postales mexicanas".

El Servicio Postal Mexicano ha emitido "más 3,600 estampillas postales originales, entre series permanentes y conmemorativas, que enriquecen de manera especial las páginas de nuestra historia y forman parte de esta. La filatelia revolucionó la actividad postal y abrió la posibilidad a todos los países del mundo de iniciar un archivo iconográfico de grandes dimensiones".

Antes de 1840 y de toda la serie de innovaciones que introdujo en el mundo del correo Rowland Hill, el pago de la correspondencia y los envíos corrían a cargo del destinatario y no del remitente como lo hacemos hoy en día. En México, dieciséis años después de haberse emitido en Inglaterra la primera estampilla postal, durante el gobierno del Presidente Ignacio Comonfort, se decretó, el 21 de febrero de 1856, la impresión de las primeras estampillas postales, mostrando la efigie de don Miguel Hidalgo y Costilla, que se pusieron en circulación el primero de agosto del mismo año. El diseño y grabado en cobre, será realizado sobre papel blanco unido de diversos gruesos, son obra de don José Villegas, hábil y célebre dibujante, jefe de la Oficina del Sello de Estampas e Impresos del Gobierno.

El primer intento en México por establecer el franqueo previo y, en consecuencia, la elaboración de estampillas postales para tal efecto, se había hecho en el año de 1852, siendo Presidente de la República don Mariano Arista y Ministro de Hacienda don Guillermo Prieto, pero no se concretizará sino hasta el año de 1856, siendo don Guillermo Prieto, Administrador General de Correos, quién logrará la primera emisión de estampillas postales.

El gusto por la filatelia, que agrupa a miles de personas en todo el mundo, surge por primera vez en Inglaterra, justo al año de haber sido emitido el "penny black" y será John E. Gray, funcionario del Museo Británico, el primero en dedicarse a coleccionar sellos postales con cierto criterio metodológico. La afición a la filatelia en México, "no es todo lo deseado por los conocedores, ni ha crecido al ritmo que el Servicio Postal Mexicano emite sus colecciones de estampillas", pero no deja de ser importante.

 

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