Un nombre que ha quedado lejos en el
tiempo, un nombre que fue, es y será sinónimo de amor, ternura, felicidad; te
recuerdo cada día más, puede ser que en la próxima vida te pueda encontrar, que
no nos separe la discapacidad, los prejuicios, la edad, la inmadurez. Sé que
cuando puedes preguntas por mí, me lo cuenta un amigo en común, yo jamás te
molestaría porque como he hecho yo, has formado una familia y nunca haría nada
para destruir un hogar. Pero siempre te sueño, vuelvo a sentir tu presencia, tu
voz, tu hermosa ternura ¡que ha quedado tan lejos en el tiempo!
Quisiera decir tu nombre, como dice la
canción de Perales, pero no puedo, estás en todos mis pensamientos, en el
viento recuerdo tu perfume, eres un lindo recuerdo, me acompañas en mi dura
vida solitaria de amor, por ello le pido a Dios que te pueda encontrar en otra
vida para ver si podemos ser aunque sea un poco felices.
Cuando duermo te sueño, vuelvo a sentir
tu piel, tu voz, tu perfume, percibir tu ternura y despierto creyendo que
nuevamente te tengo a mi lado, ¡pero la realidad es tan diferente! Este amor
que te profeso ha perdurado a través de los años, siempre estás junto a mí, no
quisiera morirme sin tenerte aunque sea una vez, pero sé que es imposible, nos
atan nuestras vidas diferentes, hemos tomado distintos rumbos y no hay vuelta
atrás.
Te sigo amando a pesar de que ya han
pasado tantos años desde el tiempo que fuiste mío, nunca quise olvidarte, me
acompaña tu recuerdo y eso me ayuda a continuar viviendo sin amor.
Tu nombre: J. O. D.
Autora: Elsa Graciela Antognini.
Ciudad de La Plata, Argentina.