El Actor Claudio Obregón

 

A mi padre, la vida le regaló desafíos, y a él le gustaba ser intenso y constante, con sentido crítico, su mirada hacía tangible lo invisible y su conducta fue congruente con lo que pensaba; era amoroso, generoso y honesto, un hombre que entregó su existencia al Teatro y el Teatro ahora es su casa.

 

Los actores son seres luminosos que nos conducen por realidades alternas en las que la Palabra es el aire de otros mundos, con ella y en el escenario, los actores provocan que el tiempo se suspenda, nuestras percepciones sufren devastadores atentados y lo sagrado se vuelve presente.

 

Junto a mi hermano Gerardo, crecí entre parlamentos que tomaban vida, luces que creaban circunstancias, seres neuróticos pero al mismo tiempo amigos entrañables para disfrutar los domingos, experiencias al límite de la sobrevivencia y aplausos.

 

Viendo cómo se montaba una obra de Teatro, descubrí los misterios de la vida y la fascinación del instante, reconocí a la condición humana y al poder de la palabra. En cada ensayo de teatro, encuentro que hay una exigencia y una recompensa, los actores comulgan energéticamente con la otredad, sus personajes adquieren la forma de sus voluntades y con sus cuerpos solidifican su intención.

 

En “Aquel Tiempo de Campeones” mi padre actuó con grandes chamanes-actores como José Gálvez, Carlos Ancira, Ricardo Blume y Héctor Bonilla, yo era niño y antes de cada función, caminaba acechando por los camerinos para ver cómo esos seres mágicos conjuraban a sus personajes; recuerdo los rituales previos a entrar en escena y la transfiguración de sus cuerpos y sus gestos; mis ojos de niño percibían muy endeble el filtro con la otredad.

 

La Trayectoria de Claudio Obregón representa 52 años de la Historia del Teatro en México. Por mi mente se agolpan sus premios y sus reconocimientos; en el escenario y después de una función en la que interpretó al Rey Lear le otorgaron la medalla Bellas Artes; obtuvo un Ariel y, entre otros triunfos, era frecuente ganador del premio al mejor actor del año por la Asociación de Críticos de Teatro. Fue un hombre sereno y comprometido con las causas populares; militante del Partido Comunista; apoyó de múltiples maneras a las luchas de liberación de los Pueblos Centroamericanos. EN la sala de mi casa y frente a mis juguetes, se reunían intelectuales y hombres históricos como Juan de la Cabada, Mario Orozco, Valentín Campa. Esta actitud progresista en tiempos de persecución política demostraba su valentía, congruencia y compromiso social. Era un hombre de principios y no le preocupó que Televisa lo vetara cuando opinó con actitud crítica y a contracorriente. Fue candidato a diputado por el Partido Comunista. Años después, Televisa lo premió por su actuación en la telenovela “El Candidato” que produjo su competencia TV Azteca.

 

Claudio Obregón entregó su vida al Teatro, no había accidente físico o emocional que lo desequilibrara. En “Copenhague” se cayó del escenario y siguió actuando con la mano fracturada; visitó los quirófanos en varias y complicadas ocasiones y salió siempre victorioso; se desbarrancó en la montaña La Malinche y sobrevivió; cayó con su automóvil a una barranca de 20 metros allá por Río Frío y emergió para seguir actuando porque el Teatro lo hacía vivir, tenía un pacto con el escenario y mientras sus fuerzas se lo permitieron, regresó a él para con impecabilidad, pasión, congruencia, disciplina, talento y amor, brindarnos sus monumentales creaciones. Últimamente tenía que respirar oxígeno suplementario; sabio, como chamán-actor que fue, entendió su momento y lo afrontó con dignidad, tuvo una recaída en su salud y mi hermano estuvo con él unos días, luego llegué para acompañarlo; durante sus últimas jornadas

 sonreía mucho a pesar de la insuficiencia respiratoria que le aquejaba; y la tarde del 13 de noviembre, caminando por su casa, se desmayó en mis brazos.

 

El maestro Luis de Tavira, nos propuso que sus cenizas descansaran en la Casa de la Compañía Nacional de Teatro y mi hermano y yo accedimos honrados porque es la primera ocasión en la Historia del Teatro Mexicano que a un actor que parte de nuestro plano existencial, se le distingue conservándolo en el Teatro.

 

El martes 17 de noviembre, se le rindió un emotivo homenaje en La Compañía Nacional de Teatro en la que participamos como oradores:

-Teresa Vicencio, Directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes

- Juan Meliá, Coordinador Nacional de Teatro del INBA

- María Rojo

- Olga Harmony

- Mario Espinosa

- Ana Ofelia Murguía

- Marta Verduzco

- Julieta Egurrola

- Rodrigo Vázquez

- Milleth Gómez

- Gabriela Betancourt

- Diego Jáuregui

- Óscar Narváez carta de Paul Leduc

- Luisa Huertas carta de David Olguín

- Gabriela Núñez carta de Abraham Oceransky

- Everardo Arzate carta de José Caballero

- Luis de Tavira, Director artístico de la Compañía Nacional de Teatro.

-Claudio Obregón Clairin

-Gerardo Obregón Clairin

 

A nombre de la familia agradezco las muestras de cariño y solidaridad que hemos recibido en nuestro país y en el extranjero. Mi padre está vivo en la memoria colectiva y la familia Obregón se siente orgullosa y agradecida porque el Primer Actor reside en el Teatro.

 

A continuación, el texto que leí en el homenaje a Claudio Obregón con dos poemas en maya que hace tiempo escribí y le gustaban mucho, hoy, su contenido se torna mágico por sus significantes.

 

Hun Peh Zac Pepem

Ak´bal Xic´bal, Tu Hahal

In Hah Kal Ok

 

Mariposa Luz

Intimo Vuelo Negro

Surge mi verdad

 

Soy hijo de un hombre de conocimiento, de un actor-chamán que con la palabra transfigura la realidad y recrea otredades, un hombre de principios y moral inquebrantable, que me educó con el ejemplo más que con el argumento y con sentido crítico esculpió mi camino con corazón.

Ahora se encuentra en otro plano existencial y me acompaña y guía a través de sus nuevas palabras: los símbolos, las sombras danzantes y el viento.

En otros soles, con su palabra dibujó en mi mente el sentido de la vida y la fugacidad del instante, y es que la palabra es un surco donde se siembran intenciones, deseos y voluntades hechas conciencia, La palabra zurce y labra, acomoda e incomoda, destruye o armoniza, la palabra viaja con los sonidos y puede provocar graves silencios, los actores-chamanes se sirven de la palabra para con ella hacernos ver que en este universo lo que ves, no es todo lo que es.

Las raíces etimológicas del Teatro nos refieren al acto de “ver” y hoy veo a mi padre gozoso de estar nuevamente en el escenario, espacio sagrado al que dedicó su existencia, vacío compuesto de escenografía y talento, luces que acechan los parlamentos y sincronizan un instante repetido cientos de veces pero que es siempre diferente, único e irrepetible.

La trayectoria del Primer Actor Claudio Obregón ha sido rememorada esta noche por sus hermanos actores, críticos de Teatro y amigos íntimos, A sus hijos nos corresponde el privilegio de cerrar con nuestras palabras este luminoso homenaje y agradecemos a los integrantes de la Compañía Nacional de Teatro que hayan aceptado nuestra propuesta de vestirnos en la amplia gama que tienen los azules, La palabra Ya´ax en Maya quiere decir tanto verde como azul, y por ello, nuestros chamanes mayores no diferenciaron entre el cielo y la selva o entre el mar y el manglar, de la misma manera, nuestro padre, permaneciendo en el Teatro, se hace presente proviniendo desde la otredad y se vuelve leyenda en el plano consciente.

 

Ta Hom Ets´Tilis

Xik´ K´ak´ Ok´ol Et´s Ol Kan

Wayak´ Hun Peh Hum Ik

 

Delante al precipicio del sagrado sosiego

Alas humeantes en el intento del eco celeste

Ensueño de un susurro en el viento.

 

Claudio Obregón Clairin.

 

Mi hermano Gerardo le dirigió unas palabras con corazón y luego le dedicó este poema:

 

Forma en el viento

Luz en el infinito escénico

Palabra en Movimiento

Eres él, eres yo

Eres todos.

 

Autor: Claudio Obregón Clairin, Cancún, Quintana Roo. México.

xodayre@yahoo.com.mx

 

 

 

Regresar.