Hechizos y conjuros adolescentes
Las cuatro casas de un mundo mágico inventado por una pluma
sobrenatural para bosquejar y delinear cortos mundos y senderos. Me estoy refiriendo
a Hogwarts, al famoso niño y adolescente que supo marcar una época. Muchos en
el mundo leyeron esa saga, pienso que los adolescentes y los que recién se
estaban formando, (esa franja vulnerable) encontró en la serie de libros un
refugio que permitió dar rienda suelta a sus fantasías. Cada ambientación tanto
la descripta en cada una de esas páginas como las vistas en las posteriores
películas, acrecentó el fenómeno.
Todos querían ser Harry Potter e imagino que las niñas querían
imitar a Hermione, que tenía una personalidad muy resuelta. Por aquel entonces
tanto los personajes retratados en las páginas como en las filmaciones,
acrecentaban el fenómeno de esos adolescentes que empezaron a fanatizarse con
la historia y sus diferentes climas.
El trasfondo es un poco triste, es mago, pero es un niño huérfano
a quien cuidan sus tíos y no quieren mucho. Su primo lo hace menos.
Harry no supo de sus poderes hasta que empezaron a llegar
sobres de color verde con marcas extrañas que lo invitaban a concurrir a
Hogwarts, pero su tío se encargaba de tirarlos a la basura. Pasó el tiempo, el
joven logró encontrar uno de esos sobres, lo abrió y encontró la planilla que
rezaba que era aceptado para concurrir a la escuela de magia más famosa de
Londres.
Corría el tiempo y seguía acrecentándose el fervor por dicha saga,
recuerdo que por aquel entonces varias niñas que conocí, esperaban con ansias
desmedidas que saliera cada uno de los ejemplares y en Londres había hasta dos
cuadras de cola cuando se anunciaba que iba a salir un nuevo libro. En otras
latitudes algunas personas aparecían disfrazadas de algún personaje de esas
historias mágicas. Fue el mayor boom infantojuvenil de aquella época. Todavía
sigue siendo uno de los libros más leídos después de la Biblia. Ni siquiera lo
superó la saga Crepúsculo de la estadounidense Stephenie Meyer, la que también
tuvo muchas ventas, pero ni se asomó a los millones de ejemplares que vendió J.
K. Rowling con su querido Harry.
Pasó el tiempo y la autora, después de la saga, creó diferentes
libros interrelacionados con algunos personajes de aquel mundo fantástico. Como
si no fuera suficiente, no sé por qué, el fenómeno siguió escalando y J. K.
tuvo que hacer una página exclusiva para fanáticos diciéndoles lo que no se
contaría, lo que iba a sacar de la escuela mágica luego de un tiempo bastante
prudencial y los hechizos y secretos que la obra envolvía.
Desconozco qué hipnotizaba a los niños y adolescentes de antaño
con esos queribles personajes. (El lugar de encuentro para fanáticos virtual se
llama Potterword).
¿No será que esos pequeños grandes adultos creían que tenían todo
solucionado jugando un partido de Quidditch o adquiriendo su reglamento?
Fue para millones de grupos, el oasis o el rincón que buscaban
para evadirse, descansar y entrar de lleno en ese mundo de fantasía que su
creadora y fanáticos, algunas veces tornaban como real. Tomemos dimensión del
fervor que había en Londres, donde tienen la fama de ser muy organizados y
estructurados. En dicha ciudad crearon un parque temático referido a este
aspecto de la vida sociocultural adolescente. Pasaron los años y J. K Rowling,
cuando le dio fin a todo ese mundo fantástico, intentó hacer gruesas novelas
para adultos, teniendo un éxito no tan arrollador. De pronto
, como por arte de magia, se dejó de escuchar su nombre. Recuerdo parte
de su historia: años antes, había vivido en los suburbios londinenses en
pensiones muy austeras durante mucho tiempo.
A veces recuerdo que decían que empezó a escribir por
casualidad, porque no tenía para comer y algunas otras cosas.
Esta historia empezó porque ella quería crear un mundo fantástico
para su hija, de padre desconocido o como prefieran decirlo, de los suburbios
de Londres. Con el éxito de su particular escritura y género, pegó un salto impensado.
De un año a otro, la autora y su hija estaban habitando una de las
mansiones más caras de Londres. ¡Qué ironías juega el destino a veces, ni la
afamada escritora creía en el cambio tan abrupto de vida que tuvo! ¿Magia?
¿Ficción entrelazada con la realidad?
Autora: Autora: María
Gabriela García. Villa Adelina. Buenos Aires. Argentina.