Cristo, enséñanos a orarn.

 

Cuando falte Tu presencia.

Cuando duela la conciencia

Y no deja sosegar.

Cuando amenace al hogar

La cruel tortura mundana.

Cuando cierre la ventana

El vecino y el tendero.

Cuando se apropie, señero,

El invierno en la mañana.

 

Escucha nuestra oración,

Imprecisa e inconcreta,

Vertida en palabras sueltas

Sin fuerza ni conexión.

Surgida de un corazón

Con pánico acelerado

Por apremiante dictado

Que anula el discernimiento.

Mueve nuestro entendimiento

A tu voluntad ligado.

 

Cristo, enséñanos a orar.

Si nos arrastra el abismo.

Si nos aturden los ritmos

De esta jauría infernal.

Si nos hunde la ansiedad

En océano bravío.

Reconduce este extravío

A Tu confianza plena.

En hora turbia o serena,

Misericordia, Dios mío.

 

 

Autor: Antonio Martín Figueroa. Zaragoza, España.

samarobriva52@gmail.com

 

 

Regresar.