Cristo,
enséñanos a orarn.
Cuando falte Tu presencia.
Cuando
duela la conciencia
Y no
deja sosegar.
Cuando
amenace al hogar
La
cruel tortura mundana.
Cuando
cierre la ventana
El
vecino y el tendero.
Cuando
se apropie, señero,
El
invierno en la mañana.
Escucha
nuestra oración,
Imprecisa
e inconcreta,
Vertida
en palabras sueltas
Sin
fuerza ni conexión.
Surgida
de un corazón
Con
pánico acelerado
Por
apremiante dictado
Que
anula el discernimiento.
Mueve
nuestro entendimiento
A tu
voluntad ligado.
Cristo,
enséñanos a orar.
Si nos
arrastra el abismo.
Si nos
aturden los ritmos
De esta
jauría infernal.
Si nos
hunde la ansiedad
En
océano bravío.
Reconduce
este extravío
A Tu
confianza plena.
En hora
turbia o serena,
Misericordia,
Dios mío.
Autor:
Antonio Martín Figueroa. Zaragoza, España.