Navidad 2021.
Los panameños nos caracterizamos por las
celebraciones, el jolgorio y la alegría nos identifican. La navidad de 2020,
nos unió en la tristeza, el desaliento y la angustia frente a la catástrofe natural
de un virus que queramos o no, cambió nuestras vidas. Nos separó de familiares,
amigos y compañeros de trabajo con los que algunos no volvimos a encontrarnos.
La navidad del año pasado puede que se
compare a la de 1989, identificada por el luto y el dolor, siendo el día
después de la tragedia de la Invasión a Panamá por los Estados Unidos.
Ahora bien, volvamos al presente, en Panamá
ocurre de todo, desidia, mala administración, violación sistemática de los
derechos humanos, mentiras, manipulaciones y añada usted a la lista
calificativos de su propia cosecha, estimado lector.
Un
bloque empresarial al que, en los albores de la Pandemia, sus trabajadores les
importó poco o nada, se declaró en quiebra, sin recursos, en fin, puerta
cerrada a la solidaridad con aquellos colaboradores que los han enriquecido y
servido toda la vida Y hoy la mayoría del pueblo lo está padeciendo.
No se
vislumbra un panorama halagüeño, no nos llamemos a mentiras piadosas, Servicios
públicos paupérrimos, una Banca salvaje y despiadada con los vulnerables,
(pobres y con Discapacidad), una Asamblea Legislativa que mira para otro lado,
un puñado de docentes a los que lo que menos le preocupa es
la deserción escolar y mucho menos sembrar cultura, un médico mercantilista que
nos trata como ciudadanos de ínfima categoría, actitud contraria cuando pisamos
su consultorio privado, donde solo falta la alfombra roja para cumplir con su
codicia y avaricia, una Caja de Seguro Social donde lo que menos hay es
medicinas y atención médica preventiva y, para ponerle la fresa al pastel, no
existe un plan estratégico contra la corrupción, entre otros problemas.
No soy pesimista, pero sí realista, sin
embargo luego de la tormenta sale un hermoso arcoíris, como dice José Luis
Rodríguez, (el puma), “El mundo nos cambió, la vida nos cambió. La soberbia
humana ha quedado arrodillada ante un microscópico enemigo. Los besos, los
abrazos y el simple gesto de agarrarnos de las manos han caído, por ahora, en
el olvido, las pruebas son un espaldarazo a la fe, afirma.
Hay muchas razones que me
hacen sentir bien y quiero hablar sobre ellas: Como valorar la vocación,
entrega y abnegación de aquel médico, que, pese a todas las circunstancias en
contra, no deja de luchar para salvar vidas, exponiendo la suya a diario. Los
ángeles blancos, aquel equipo de enfermeras, que con esa grandeza de espíritu,
bajo sol y lluvia han entregado alma, corazón y vida, para alcanzar el éxito en
la inoculación de la población, y por último una ovación de pie para el
Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos, (IFARHU),
que no ha olvidado que su compromiso es con la comunidad, ha valorado la
diversidad y se ha esmerado en la calidad de sus servicios.
Quisiera con este artículo,
invitar a la sociedad civil, Autoridades y sectores económicos, del Panamá que
tanto amo con un futuro impredecible, a que juntos vinculemos esfuerzos y
diseñemos propuestas innovadoras que apunten a la igualdad y la solidaridad,
garantizando mejores días para todos los panameños.
Feliz Navidad.
Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.
Escritora y Comunicadora social.