Creo que hasta los no
futboleros se han enterado de que Diego Armando Maradona murió el pasado día 25
de noviembre del año 2020, en Dique Luján, provincia de Buenos Aires.
Maradona, futbolista insigne,
llamado también “el pelusa”, “el barrilete atómico”, “el cebollita” y
últimamente y hasta su fallecimiento “el Diego”.
Nació en Lanús, provincia de
Buenos Aires, el 30 de octubre de 1960.
A los 9 años jugaba en Los
Cebollitas, ganando el campeonato del mundo en su categoría en Japón al año
siguiente.
Como profesional, debutó en
el club Argentinos Juniors, después su carrera deportiva fue fulgurante y
rutilante.
Entre los equipos de fútbol
más importantes en los que jugó, destacan el Boca Juniors, el Barcelona en
España, el Nápoles, donde estuvo ocho años, el Sevilla y de nuevo el Boca
Juniors, donde terminó su carrera como jugador de fútbol.
Fue jugador de fútbol en
otros equipos, pero entiendo que lo que a mí al menos me interesa es glosar lo
más importante de su vida deportiva.
Fue entrenador del
seleccionado argentino.
En 1986 ganó el campeonato
del mundo de fútbol en México con la selección argentina. Metió un gol con la
mano a Inglaterra y el árbitro lo validó. Este gol fue muy famoso y los
comentaristas deportivos dijeron que era el gol de la mano de dios.
En su trayectoria deportiva
fue hallado bajo efectos de la droga, siendo castigado por la FIFA.
Se casó una sola vez y se
separó de su esposa con la que tuvo dos hijas. Con otras mujeres tuvo seis hijos
de los que solamente reconoció a dos de ellos. De estos cinco que reconoció,
tres de ellos fueron reconocidos a lo largo de doce años. Tanto las mujeres con
las que tuvo estos hijos, como las propias criaturas le demandaron
judicialmente y gracias a estas demandas reconoció a tres. El último hijo que
tuvo fue reconocido inmediatamente. Tuvo en total nueve hijos, de los que
cuatro de ellos no son hijos legítimos.
Maradona fue un personaje
público mundialmente reconocido para bien y para mal. Fue jugador, pendenciero,
drogadicto y mujeriego. Su fortuna fue importantísima.
Una parte mayoritaria del
pueblo argentino le adora, le idolatra, le ama; en cambio, otra parte, no menos
importante, le ha criticado duramente.
En su capilla ardiente se
agolpó tal muchedumbre que el acceso a la misma no pudo ser como deseaba una
ingente cantidad de personas; la policía tuvo que poner orden en numerosas
ocasiones.
Fue uno de los jugadores de
fútbol más importantes de la historia y, sin duda alguna, el mejor de su época.
Los críticos dicen siempre de
esta persona que es el mejor de la historia. Esto sucedió con Di Stéfano, Pelé,
el propio Maradona, Messi, Santana y Rafa Nadal entre otros; estos dos últimos
tenistas.
Maradona muere a los 60 años.
Su carrera fue intensa y muy corta, pero también tremendamente densa. Su vida
puede calificarse como de azarosa, trepidante, brutal y excesivamente fuerte.
Su origen fue muy humilde, su
apellido es italiano y su clase social es baja, aunque gracias al dinero que le
proporcionó el fútbol y otros negocios, llegó a la cúspide de la fama.
Durante los ocho años que
estuvo en el Nápoles, fue una figura pública y tuvo trato con la camorra
napolitana.
Como seleccionador argentino
tuvo en sus filas a Lionel Messi. Fue suegro del famoso jugador de fútbol el
“Kun” Agüero.
Maradona es un ejemplo de las
personas humildes que no han tenido nada, que después lo han tenido todo y que
no saben qué hacer con lo que tienen. Es el prototipo del humilde que triunfa
gracias a su esfuerzo y a su talento natural; pero su falta de voluntad, su
pobre personalidad, su escasa cultura y formación le han echado totalmente a
perder, y hasta puede que proporcionarle la muerte. Sí, ya sé que es fuerte lo
que estoy expresando; pero, este hombre durante más de 20 años ha vivido en la
más absoluta degeneración, entre droga, alcohol y todo tipo de orgías.
Pocos días antes de su muerte
fue intervenido de un coágulo cerebral.
Su propia muerte ha producido
una polémica, porque su familia y su propio entorno piensan que su desenlace
está motivado por un abandono médico.
Murió por una insuficiencia
cardíaca.
¡Pobre pelusa! ¡No tuviste
suerte! ¡Te fuiste demasiado pronto!
Madrid, diciembre de 2020.
Autor: Hilario Alonso Sáez-Bravo. Madrid, España