Encuentro.

-Hola….

-Hola…. ¿Si?

-Perdón…. ¿Puedo sentarme en su mesa? Es que…. adentro no dejan, y no encuentro ninguna cafetería en la Peatonal entera, con una mesa libre, para sentarme.

-¡Sí! ¡Por favor…. Faltaría más! Siéntese…. No tengo problemas. Igual…. La mesa es amplia y permite el distanciamiento social obligatorio…. Además, dejan hasta cuatro por mesa…. Y yo estoy solo. Sí, siéntese por favor. No tengo inconvenientes.

-Gracias.

El recién llegado sacó su celular. El ya sentado con anterioridad, continuó trabajando en su portátil. Tenía preparados en la mesa, un jugo de naranjas que aún no había bebido, servilletas, platito con azúcar y edulcorantes en sobrecitos, un goteado grande cuya taza mostraba parte bebida, y dos medialunas, con una a la mitad, además de un vasito de soda aún sin beber.

Se acercó el mozo al ver al recién llegado.

-Buen día… ¿El señor va a ordenar?

Si. Por favor…. Tráigame un chocolate grande bien caliente y dos medialunas de manteca.

-Bien. ¿Algo más?

-No. Gracias… ¿Se puede fumar aquí afuera?

-Disculpe. En lo posible no. Puede dañar la mantelería, no tenemos ceniceros y no permiten ensuciemos la vereda, mucho menos con colillas.

-Claro…. Entiendo. Bueno…. ¡Eso nada más!

El mozo se retiró.

-¡Uuuff, otra vez subió el dólar! En este país…. ¡No sé dónde vamos a parar!-Replicó el recién llegado.

-Sí, lo leí en la mañana más temprano. Ya se lo veía venir. Con esta crisis, con el maldito coronavirus… ¡Ya estoy hasta la nuca!

Mire…. Con bicho o sin bicho, este país, ya no da para más.

-Es verdad…. Y pensar que tuve tantas oportunidades de irme a la mierda y… por boludo no lo hice antes.

-¿Sí? ¿Qué lo motivó a quedarse?

-Y…. sentimentalismos… ¿Vio? Un patriotismo mal entendido. Poniéndole fichas a este país y… ¡para nada!

Silencio…

El mozo trajo el pedido del recién llegado, quien se frotó enérgicamente las manos con alcohol en gel que extrajo de su riñonera. Se quitó el barbijo y lo colocó en un sobre de papel dentro de la misma. Se sentó firme y comenzó a consumir sus alimentos con franca fruición, mientras dejaba descansar su celular al costado del servilletero.

-Parece tenía hambre ¿No?

-Hambre y frío. Es que aún no he desayunado. En la mañana estuve a las siete en un laboratorio para hacerme análisis clínicos y después tenía que hacer unos trámites en el banco lo más temprano que pude, porque usted ya vio…. Se llena de gente, con los con turno y los jubilados y… ¡fuiste! Ya no podés hacer más nada.

-¿Está enfermo?

-Nooo, qué va. Solo rutina. Me hago chequeos todos los años. Ayer me hice el electro y estoy hecho un pibe…. Jaja, al menos me lo digo a mí mismo. Si uno no se da ánimo, ¿Quién se lo va a dar ¿

-Hace bien. Yo me tengo que hacer uno también. Pero esas cosas… nos dejamos estar.

Yo nunca me dejo estar. Siempre soy muy metódico con todo. Tengo horarios para todo y ritmo para cada cosa. A cada cosa que hay que hacer, le doy un horario y un tiempo límite…. Es lo único que me hace progresar en esta vida.

-¿Progresar? ¿Qué es para usted progresar? –Decía esto al propio tiempo terminaba su goteado y tomaba ya el jugo de naranjas mientras se recostaba curioso, en el respaldar de su silla.

-Bueeeno, es un modo de decir. Así, siendo metódico, conseguí recibirme, trabajar, comprarme mi departamento, mi lindo auto…varios viajes a Europa, Oriente, África y ¡hasta al país del Norte! Esas cosas… usted ya sabe… ¿Entiende?

-No. No entiendo.

El recién llegado lo miró con extrañeza. Comenzó a reparar en las características del anfitrión. Ojos muy claros de mirada profunda…. Cabellos ralos y rubios, cortados en melena. Camisa y corbata, con saco sport. Aspecto impecable y rostro muy delgado.

Prefirió no contestar, y dirigió su atención en el celular, que acababa de sonar indicando la llegada de un what’sApp.

El anfitrión se volvió a enfocar en su notebook, después de apurar su jugo de naranjas.

Quedaron un rato casi eterno en silencio ambos, enfrascados en sus tareas cibernéticas. El anfitrión escribía frenéticamente en su portátil y el recién llegado leía información recibida recientemente, en su celular.

Se acercó un niño como de seis años, trigueño, tiritando de frío a pedir dinero, mientras repartía estampitas por las mesas. El anfitrión recibió un Corazón de Jesús…. El recién llegado un San Roque.

Los dos permanecieron inmutables. El niño habló:

-Buen día…. ¿Tienen una moneda?

El recién llegado siguió absorto con su celular, fingiendo o realmente quizá fue así, no haberle escuchado.

El anfitrión, sacó un billete de cien pesos de su bolsillo interno y se lo dio al niño. Guardó la estampita de Jesús en el mismo sitio de donde extrajera el billete.

El recién llegado, que parecía ignorar lo que pasaba…. Dijo:

-¡Eh! ¿Tanta plata para estos sinvergüenzas?

-Ah. Creí que no se había dado cuenta que el niño estaba.

-Síi, pero no les paso pelota. Son unos chupasangres insaciables. Los manda seguro uno más grande o sus padres a pedir o los cascan si no llevan la guita y lo peor…la usan para emborracharse…porque si fuera para comer.

-si fuera para comer…. ¿Usted le daría?

-Uhmm no lo sé. No me gusta dar limosnas. Me parece indigno.

¿Indigno? ¿Para quién? ¿Para usted? ¿O para el niño?

-Para los dos.

Silencio otra vez….

El recién llegado terminó su chocolate y sus medialunas. Tomó su soda y secó sus labios con la servilleta.

-Bueno…. pájaro que comió….

-¿Ya va a volar?

-Síi, estoy pasado unos minutos de hora. Ya tengo que marcharme.

¿Para progresar más?

El recién llegado que se iba, hizo un gesto al mozo, para que acudiera a cobrarle la consumición. Y al escuchar esa pregunta última, miró a su interlocutor extrañado. Le sonó a burla o a despecho… No le gustó.

-¿Por qué lo pregunta?

-Porque usted así lo dijo, que era metódico y que respetaba horarios, para progresar.

-Sii, es verdad. Es una manera de hablar. Simplemente me gusta ser ordenado en la vida. –Mientras, volvió a frotar sus manos con alcohol y se colocó nuevamente la mascarilla.

Tengo horarios para los negocios, para la familia, para los deportes y el club. Para retirar a los chicos los días que me toca… Es que estoy divorciado. ¿Vio? También soy ordenado para la lectura de mis libros, pues me gusta saber de todo… darle un pantallazo a los textos más actualizados, las películas recién estrenadas, lo nuevo que se ofrezca por Internet, las noticias últimas…no solo de las inversiones en la bolsa, sino también en las novedades políticas, sociales y todo lo cultural del mundo, del país y bueno…. de mi Provincia también. ¡Ejeemm! (Emitió un gesto altivo mientras garraspeaba su garganta).

-¿Ordenado? ¿Fue ordenado dejar a su novia anterior, plantada en un altar? ¿Fue ordenado no estar presente cuando su padre lo llamó el día de su fallecimiento…unas horas antes para despedirse de este mundo y usted sin interés alguno, prefirió continuar en la oficina inmobiliaria? ¿Fue ordenado, no asistir a visitar a quien lo creía su mejor amigo, cuando se accidentó y estaba en el hospital necesitando unas palabras de aliento… ya que quedaba definitivamente paralítico? ¿También se consideró ordenado e impecable en sus acciones, asistiendo al funeral de su madre, después de no saber de ella desde hacía más de diez años, y a la que solo le enviaba dinero a través de sus hermanos? ¿Y qué me dice cuando se lo solicita en presencia, por enfermedades de sus hijos o por alguna actividad en las escuelas? ¿Y cuando le piden colaboraciones para ayudar a algún comedor y usted rechaza de plano cualquier obra de caridad o solidaridad, pudiendo sobradamente hacerlo?

-¡¿Quién es usted?!

-¡No! ¿Quién es usted? ¡Pregunto yo! ¿Un ordenado? Ah, perdón… ¡Perdón, olvidé…. Usted ya me lo dijo… Un metódico! ¿No?

©Renée Escape – 2020-

 

Autora: Dra. Renée Adriana Escape. Mendoza, Argentina

rene.escape@gmail.com

 

 

 

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