¿Cómo nos afectan los virus?

 

En biología un virus es un agente infeccioso microscópico acelular que solo puede multiplicarse dentro de las células de otros organismos. Etimológicamente virus viene del latín y significa “toxina o veneno”.

Los virus infectan a todo tipo de organismos, desde humanos, animales, plantas, hongos, bacterias, arqueas e incluso, a otros virus.

El primer virus conocido, el virus del mosaico del tabaco fue descubierto por Martinus Beijerinck en 1899 y actualmente se han descrito más de 5000 tipos de virus, pero algunos autores opinan que podrían existir millones de tipos diferentes. Los virus se hallan en casi todos los ecosistemas de la Tierra y son el tipo de entidad biológica más abundante.

Además, los virus son demasiado pequeños para ser observados por el microscopio óptico y no fue hasta después de la invención del microscopio electrónico, en 1931, cuando fue observado un virus por primera vez y, curiosamente fue el virus del mosaico del tabaco, descubierto por Martinus Beijerinck 30 años antes. El tamaño de los virus varía de los 10 a los 300 nanómetros (un nanómetro equivale a la millonésima parte de un milímetro) y varían en su forma, desde simples helicoides o icosaedros hasta estructuras más complejas.

Sin embargo, carecen de estructura celular. Por otro lado, los virus no tienen un metabolismo propio, y necesitan una célula hospedadora para crear nuevos productos. Por tanto, no se pueden reproducir en el exterior de una célula huésped.

Entonces, con base en que consideramos que la célula es la unidad biológicamente viva, ¿Los virus al no ser unicelulares… ¿Qué son?, ¿no son microorganismos vivos?

Al estudiar el origen de los virus, hay que considerar previamente que los virus son agentes infecciosos acelulares que infectan células y producen viriones para difundir sus genes.

El ancestro de los virus pudo ser, posiblemente un organismo celular parasitario, el cual, producto de la evolución, sufrió una fuerte simplificación o reducción orgánica, tan drástica que actualmente sus descendientes ya no están conformados por una estructura celular.

La célula está conformada por la membrana que contiene en su interior al citoplasma en donde están los organelos celulares (retículo endoplásmico liso, retículo endoplásmico rugoso, aparato de Golgi, ribosomas, mitocondrias y lisosomas) y el núcleo que contiene a los cromosomas que, a su vez, están formados por el ADN en donde están los genes.

Dentro de la comunidad científica ha permanecido por años el consenso científico de no considerar a los virus como estructuras biológicas vivas, pero una visión alternativa considera que el verdadero estado vivo del virus es la etapa intracelular, que es metabólicamente activa, mientras que el estado inerte o virión sería la etapa propagativa, considerada como acelular.

Los virus se componen de dos o tres partes: su material genético, que porta la información hereditaria, que  esde ADN; una cubierta proteica que protege a estos genes llamada cápside— y en algunos también se puede encontrar una bicapa lipídica que les rodea cuando se encuentran fuera de la célula denominada envoltura vírica.

 

 ¿Conoces cómo se propagan?

 

Los virus se diseminan de muchas maneras diferentes y cada tipo de virus tiene un método distinto de transmisión. Entre estos métodos se encuentran los vectores de transmisión, que son otros organismos como los insectos, que los transmiten entre portadores. El “dengue” es una enfermedad viral, que tiene como ejemplo este tipo de transmisión a través del mosquito. El VIH es uno de los muchos virus que se transmiten por contacto sexual o por exposición con sangre infectada. Por otro lado, otros virus no precisan de vectores: el virus de la gripe (ortomixovirus) o el resfriado común (rinovirus y coronavirus) se propagan por el aire a través de los estornudos y la tos, y los norovirus son transmitidos por vía fecal-oral, o a través de las manos, alimentos y agua contaminados.

 

¿Qué sabemos de los coronavirus?

 

El coronavirus debe su nombre por sus puntas en forma de corona en su superficie y es un virus ARN monocatenario positivo.

Están envueltos y con una nucleocápside de simetría helicoidal. El tamaño de sus genomas varía aproximadamente entre las 26 y 32 kilobases, siendo el genoma más grande para un virus ARN.

La mayoría de las personas se infectan con estos virus en algún momento de su vida y dependiendo de la especie, los coronavirus pueden causar diversas afecciones desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como, bronquitis, bronquiolitis, neumonía, el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV).

 

¿Entiendes el mecanismo de acción que usa para enfermarnos?

La variedad de efectos estructurales y bioquímicos de los virus sobre las células huésped, reciben el nombre de «efectos citopáticos». Cuando los virus han entrado al organismo se dirigen a un tejido específico y se posan sobre la membrana celular de cada una de las células que emplearán para replicar su material genético. Ahí el virus perfora la membrana celular y, por así decirlo, inyecta su genoma hacia el citoplasma de la célula. Este material genético toma el control del metabolismo de la célula para que elabore las proteínas necesarias para que el genoma viral se replique y cree nuevos virus.

La mayoría de infecciones víricas acaban provocando la muerte de la célula huésped. A menudo, la muerte de la célula es causada por el paro de sus actividades normales debido a la supresión por proteínas específicas del virus, que no son todas componentes de la partícula vírica. Ya muerta la célula se rompe dejando en libertad a miles de nuevos virus replicados y estos, a su vez, infectan a otras células.

Explicado de otra forma, utilicemos como símil la computadora…

Las computadoras, tan familiares en nuestra vida cotidiana, están presentes en muchos de los artefactos que usamos. Las hay por ejemplo, en los autos, en las pantallas planas de TV, en nuestros celulares, también las hay personales en forma de laptop o Tablet. Así que si las ponemos como ejemplo, entenderemos cómo funcionan los virus al infectarnos.

Si yo considero a la célula como un ordenador, con el hardware y el software, el hardware (el sistema operativo que confiere el funcionamiento físico de la célula) no está separado del software (los programas operativos) que, la constante programación y reestructuración que se da, de acuerdo a la información genética de cada célula en particular, determina la funcionalidad de ese tipo celular, tejido, órgano o sistema.

Sin embargo el funcionamiento de nuestras computadoras está constantemente amenazado por la presencia de virus informáticos o maliciosos que afectan tanto al hardware, como al software, entonces la computadora, por decirlo de alguna manera, se enferma y falla. Obviamente, dependiendo del tipo de virus que ingresa en el sistema operativo o en los programas predeterminados del ordenador, la computadora mostrará distintas manifestaciones que pueden ir desde una ralentización de sus tareas hasta la pérdida de funcionalidad de uno o varios programas, e incluso puede afectar los archivos memorizados. Esto se traduce como una terrible pérdida de la información archivada y… ¿Si te sucediera, no te trastornaría todas tus actividades laborales y estudiantiles?

¡Seguramente que sí!

Ahora bien, analicemos cómo funciona la computadora y cómo actúan los virus maliciosos.

Las computadoras trabajan con un código binario. Es a través de este código que se programan las diversas tareas que pueden realizar, sin embargo, los virus informáticos también tienen este código y pueden entrometerse en el código del ordenador, causando el daño para el cual fue creado. Es muy interesante que estos virus creados por la mente humana a través de códigos puedan “infectar” a nuestra computadora.

Para contrarrestar este riesgo, las compañías fabricantes del hardware y el software, han creado los antivirus. Los antivirus detectan los virus maliciosos ya identificados y los bloquean o los eliminan. Pero si ingresa a nuestro ordenador un virus nuevo, el antivirus puede quizá aislarlo y ponerlo en cuarentena, pero si no, el virus ataca al hardware o al software, y daña los archivos, para lo cual fue creado.

Los virus infectan todo tipo de vida celular y cada especie celular tiene un grupo de virus específico que a menudo, solo infectan esta especie.

¿Bien, ahora entiendes como nos afectan los virus en nuestra vida?

 

RESPUESTA INMUNE DEL HUÉSPED.

 

Ante una infección viral como la que enfrentamos en esta pandemia por el coronavirus, no existen tratamientos aprobados hasta la fecha. No obstante, se pueden tratar varios de los síntomas, las opciones terapéuticas dependen del estado clínico de cada paciente.

Sin embargo a diferencia de las computadoras, nosotros contamos con un sistema inmunológico capaz de defendernos de cualquier agente patógeno.

La primera línea de defensa del organismo contra los virus es el sistema inmunitario innato. Este incluye las células y otros mecanismos que defienden al organismo de la infección de una forma no específica. Esto significa que las células del sistema innato reconocen y responden a los agentes patógenos de una manera genérica.

Por otro lado, la constante exposición a diversos agentes nocivos a lo largo de nuestra vida generan el sistema inmunitario adaptativo.

Cuando el sistema inmunitario innato o adaptativo de un vertebrado encuentra un virus, produce anticuerpos específicos que se unen al virus y lo hacen no infeccioso, lo que se denomina inmunidad humoral (mediada por anticuerpos).

Una segunda línea de defensa de los vertebrados frente a los virus se denomina inmunidad celular y consiste en las células inmunitarias conocidas como linfocitos T (células inmunes asesinas).

Las células del organismo constantemente muestran cortos fragmentos de sus proteínas en la superficie celular. Si un linfocito T reconoce en una célula un fragmento sospechoso de ser viral, destruye dicha célula y a continuación se produce una proliferación de las células inmunológicas asesinas específicas para ese virus.

Los macrófagos son las células especialistas en la presentación antigénica.

La producción de interferón es un importante mecanismo que interviene también en la defensa contra los virus.

No todas las infecciones por virus producen de esta manera una respuesta inmune protectora. El VIH evade al sistema inmunológico por el cambio constante de la secuencia de aminoácidos de las proteínas en la superficie del virión. Estos persistentes virus eluden el control mediante el secuestro y bloqueo de la presentación antigénica, resistencia a las citoquinas, evasión a las actividades de los linfocitos T, inactivación de la apoptosis, y el cambio antigénico.

 

PREVENCIÓN.

 

Dado que los virus utilizan la maquinaria de una célula huésped para reproducirse y residen en el interior, son difíciles de eliminar sin matar la célula huésped. Los enfoques médicos más eficientes para enfrentarse a las enfermedades víricas conocidos hasta ahora son las vacunas, que ofrecen resistencia a la infección, y los antivirales que alteran la replicación del genoma viral.

 

Vacunas…

 

La vacunación es una forma barata y eficaz para la prevención de las infecciones causadas por los virus. Las vacunas se han utilizado para prevenir las enfermedades virales, desde mucho tiempo antes al descubrimiento de los virus. Su uso ha dado lugar a una dramática disminución de la morbilidad (enfermedad) y mortalidad (muerte) asociada a infecciones virales como poliomielitis, sarampión, paperas y rubéola, así como la viruela está erradicada.

En la actualidad se dispone de vacunas para prevenir más de trece infecciones virales en los seres humanos, y algunas más se utilizan para prevenir infecciones virales en animales.

El proceso de vacunación se basa en la idea de que se puede lograr inmunidad específica contra una enfermedad, en particular si se provoca ésta en condiciones controladas, de manera que el individuo no padece los síntomas asociados con dicha enfermedad y el sistema inmune reacciona, produciendo un arsenal de anticuerpos y células inmunes con capacidad para destruir o neutralizar cualquier otra invasión por parte del mismo agente infeccioso, como los linfocitos T; que son los responsables de coordinar la respuesta inmune celular.

Las vacunas pueden consistir en virus vivos atenuados o en virus muertos, o en solo las proteínas virales (antígenos).

Las vacunas vivas contienen formas debilitadas del virus que causa la enfermedad. Las vacunas vivas pueden ser peligrosas cuando se administran a las personas inmunodeprimidas, puesto que en estas personas incluso el virus debilitado puede causar la enfermedad original.

La biotecnología y las técnicas de ingeniería genética se utilizan para producir vacunas de subunidades. Estas vacunas usan solo la cápside de proteínas del virus. La vacuna de la hepatitis B es un ejemplo de este tipo de vacuna.

Las vacunas de subunidades son seguras para pacientes inmunodeficientes, ya que no pueden causar la enfermedad.

 

Medicamentos antivirales…

 

El primer fármaco que se presentó como agente antiviral verdaderamente selectivo y con éxito fue el Aciclovir. Se utilizó como tratamiento profiláctico del herpes genital y cutáneo, y también en el tratamiento de las lesiones causadas por el Herpes zoster.

Durante los últimos veinte años, el desarrollo de fármacos antivirales continuó aumentando rápidamente, impulsado por la epidemia del sida.

Los medicamentos antivirales son a menudo «análogos de nucleósidos» (falsos nucleósidos, que son los bloques de construcción de los ácidos nucleicos), que los virus incorporan a sus genomas durante la replicación. El ciclo de vida del virus, entonces se detiene debido a que las nuevas cadenas de ADN sintetizadas son defectuosas. Esto se debe a que los análogos carecen de los grupos hidroxilos que junto a los átomos de fósforo forman los enlaces de la «columna vertebral» de la molécula de ADN. A esto se le denomina interrupción de la cadena de ADN.

Ejemplos de análogos de nucleósidos son el Aciclovir para tratar el virus del herpes y Lamivudina para las infecciones de VIH y hepatitis B.

El Aciclovir es uno de los fármacos antivirales más antiguos y frecuentemente prescritos.

La hepatitis C es causada por un virus ARN. En el 80 % de las personas infectadas, la enfermedad es crónica y, sin tratamiento, por lo que continúa siendo infecciosa por el resto de sus vidas. Sin embargo, ahora existe un tratamiento efectivo con el fármaco Ribavirina, un análogo de nucleósido, en combinación con Interferón.

Actualmente se está desarrollando una estrategia similar con Lamivudina para el tratamiento de los portadores crónicos de hepatitis B.

Otros fármacos antivirales en uso tienen como objetivo diferentes etapas del ciclo replicativo viral. El VIH depende de una enzima proteolítica denominada proteasa VIH-1 para ser plenamente infeccioso. Existe una clase de medicamentos denominados inhibidores de la proteasa que han sido diseñados para inactivar esta enzima.

El sida, provocado por el VIH, tiene un tratamiento antiviral de Zidovudina (Azidotimidina o AZT). La Zidovudina es un potente inhibidor de la transcriptasa inversa (RT), enzima esencial en el proceso de replicación del VIH. Sin embargo, sus efectos no son duraderos y en algunos casos, éstos son inútiles, puesto que el VIH es un retrovirus y su genoma de ARN debe ser transcrito por la RT para convertirlo en una molécula de ADN que constituye el provirus. La Zidovudina no tiene ningún efecto sobre el provirus, ya que solo inhibe su formación más no la expresión de ésta en las células huéspedes. Por otra parte, el uso duradero de Zidovudina podría provocar una mutación del VIH, haciendo resistente al virus a este tratamiento.

 

Otras alternativas…

 

Las conclusiones a las que llegó el Dr. Vaclav Vetvicka en su estudio Glucan-immunostimulant, adjuvant, potential drug publicado en 2010 en World Journal Clinical Oncology en el que asevera: “Los betaglucanos, sustancias pertenecientes a un grupo de compuestos naturales biológicamente activos conocidos como modificadores de la respuesta biológica porque, reequilibran el sistema inmune innato el cual está principalmente dirigido por la resistencia inmune humoral (anticuerpos y fijación del complemento) regulada por células Th 2, modificándolo hacia la resistencia inmune celular (células inmunológicas asesinas naturales) regulada por las células Th 1, que activan el sistema inmune innato y reeducan el sistema inmune adaptativo”, lo que favorece con mayor eficacia la respuesta inmunológica. También activa el interferón gamma, importante en la lucha contra los virus, por lo que aumentan la defensa a infecciones bacterianas, virales, fúngicas y parasitarias.

En el caso de los betaglucanos purificados, que tienen esta combinación funcionan mejor en los receptores CR3 de las células inmunológicas que los naturales, ya que estos últimos al tener contaminantes (proteínas celulares, ácidos nucleicos, lípidos y oligosacáridos como quitinas y mananos) lo que provoca que el receptor no se active, dificultando el efecto biológico esperado.

 

CONCLUSIONES.

 

1.       Las infecciones por virus seguirán prevaleciendo entre los humanos y las mutaciones de los virus continuarán siendo un reto para la humanidad.

2.       Ante una nueva enfermedad viral, independientemente de las medidas de contención y mitigación que realicemos, no tenemos forma de enfrentarlas si no es con nuestro sistema inmunológico innato y adaptativo.

3.       Afortunadamente, tenemos un sistema inmunológico innato y adaptativo capaz de protegernos de cualquier patógeno.

4.       Las vacunas, forman parte del estímulo para la inmunidad a largo plazo, siempre y cuando se puedan desarrollar.

5.       Los antivirales funcionan en ciertas enfermedades virales que no se han podido tratar mediante la vacunación.

 

 

Autor: Dr. Jorge García Leal. Acapulco, Guerrero, México.

garcilejo@hotmail.com

 

 

 

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