Una discapacidad y dos bastones.

                 

Desde hace ya un buen tiempo oigo hablar a muchas personas con baja visión, de su necesidad en tener y poder identificarse cuando las circunstancias les imponga usar un bastón, que sea éste, de otro color distinto al blanco.

También he observado que según sea el país se están promoviendo colores distintos, por ejemplo Argentina y Uruguay verde (ambos países ya con reconocimiento oficial), Chile el amarillo, y por el norte de nuestra Región se habla de otros colores, como azul y el tramo inferior blanco.

Esto por sí solo ya promueve preocupaciones, pero estimo que hay también otras razones para abordar el tema.

La intención de esta nota no es otra que ser un disparador de conceptos y posiciones ante algo que está sucediendo y según mi parecer de forma poco orgánica.

Para comenzar, debo decir que soy un convencido de que una cosa es aprender a vivir con la ceguera y otra muy distinta es querer vivir con ella.

La verdad es que a aquellos que nos tocó ponernos esta camiseta, de muy buen gusto nos la sacaríamos en cuanto pudiéramos y si la posibilidad fuera recuperar en algo la visión, aquellos que no tenemos nada, también lo intentaríamos.

Todos sabemos las emociones que promueve en nosotros y en los demás, esta discapacidad, de su contexto social, sus prejuicios, en fin todo eso que ya es bien sabido.

Por lo tanto, creo entender y creo que hasta me podría poner en el lugar de aquellos que tienen baja visión, por el hecho de querer poner distancia y marcar ciertas diferencias con quienes no ven nada, nadie quiere ponerse encima algo mayor a lo propio y además con tantos prejuicios sociales, sino por el contrario que se les vea por lo que realmente son o tienen como limitación.

En nuestro colectivo lo vemos todos los días, cual es, el "uso" y hasta muchas veces el abuso que las personas con ceguera total hacen hacia aquellos que algo ven..., ¿nos hemos preguntado por qué pasa eso?

Por otra parte, mencionaré un hecho totalmente objetivo; se vienen preparando, delineando programas especiales y diferenciales para quienes no ven nada y para aquellos con baja visión, ¿y, esta realidad les parece que pasa porque sí nomás?

Creo que no, todos los pasos apuntan a poner poco a poco las realidades y necesidades en su debido lugar; sería creo que hasta tonto, no querer reconocer que una cosa somos las personas con ceguera total y otra, las que tienen baja visión, y no estoy estableciendo juicio de valores, sobre ser más o menos valiosos unos que otros, me refiero a la natural incidencia y peso que tiene el hecho de ver algo, aunque sea con dificultades.

Miremos desde otro ángulo el tema, preguntándonos cómo incide para quienes no vemos nada el hecho de que otros compañeros con baja visión usen un bastón blanco y de que mucha gente, al verlos, piense que son simuladores o avivados, generándose así grandes confusiones que poco nos ayudan a todos.

Estoy convencido de que el hecho de que las personas con baja visión usen un bastón de otro color, sería de gran beneficio para ambas partes, ya que ayudaría a poner muchas cosas en su lugar, tanto dentro de nuestro colectivo como así también, y fundamentalmente, en el medio social.

Ambos casos o situaciones, la ceguera y la baja visión, están en el segmento de una misma discapacidad, pero debemos reconocer que son grados diferentes y tenemos que ayudar a que esas realidades se contextualicen en la sociedad de la forma más clara posible, de la misma manera que técnicamente se viene trabajando, para que a cada quien, se le puedan ofrecer los programas o técnicas más adecuadas y convenientes a su grado de limitación visual.

Eso sí, creo y también estoy convencido de que ese color para el bastón de las personas con baja visión tiene que ser uniforme a nivel internacional, de la misma manera que el bastón blanco identifica, desde 1930, a quienes no ven nada.

Me parece preocupante que en cada país cada quien escoja un color, ahí sí creo que a esos compañeros les está fallando su grado de visión y perspectiva de globalidad y alcance universal, que deberían tomar y tener una resolución de este tipo.

Espero haber podido transmitir mi pensamiento y sentir sobre este tema, quedo abierto al intercambio y me parece más que interesante que desde la Unión Latinoamericana de Ciegos se pueda marcar una posición, más digo, creo que puede ser un muy buen tema para generar desde ULAC esta discusión, me parece que lo peor que puede hacer nuestra organización es estar ajena en un asunto tan latente como trascendente.

Les adelanto y creo que muchos de ustedes ya lo saben, hay movilizaciones que propenden a la organización de personas con baja visión por fuera del colectivo de las personas ciegas, es todo un tema, que en poco tiempo más será imparable, y yo no sé si es porque estoy alejado del plano dirigencial de ULAC, pero, me parece ver que en este tema estamos distraídos, y eso sí que sería, LO PEOR QUE NOS PODRÍA PASAR.

¿Sabemos qué está sucediendo con este tema en las otras regiones de la Unión Mundial de Ciegos?

¡Estimo que resulta importante y necesario promover una discusión orgánica que permita descubrir cual es el camino más adecuado y conveniente y, para eso, ULAC tiene que generar esos ámbitos, quizás formar un grupo de trabajo para este tema sea un inicio!

Aquí queda planteada una posición y cuan importante sería conocer el pensamiento de otros compañeros y, en especial, de aquellos que puedan estar en discrepancia con este enfoque.

¡Generemos los espacios para el debate!

“Se necesita valor para levantarse y hablar, pero más para sentarse y escuchar”.

 

Prof. Ángel Aguirre Patrone. Montevideo, Uruguay.

 (Miembro del Comité Ejecutivo de ULAC, entre 1988 y 2004).

angelaguirre.50@gmail.com

 

 

 

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