Betaglucanos de nueva generación.
(Artículo destinado a personas no
profesionales de la medicina)
Cuando yo
trabajaba en el Hospital General de Acapulco, en el Servicio de Cirugía y
seguía la línea terapéutica de
Pero éstas,
realmente resultaban ser terapias muy agresivas para el paciente: mutilaciones,
infecciones postoperatorias, náuseas, vómitos, pérdida del cabello, en algunos
casos pérdida de los dientes, descalcificación de los huesos, pérdida de peso,
dolores terribles, afección a la médula ósea con disminución de la
hematopoyesis (producción de las células de la sangre), inmunodepresión, etc.
Claro, te
planteabas: ¿cómo conseguir que el paciente que estaba en tratamiento sufriera
menos y cómo hacer que el tratamiento fuera más eficaz? Y cómo, tanto la
terapéutica quirúrgica como médica, tienen sus altibajos, me dediqué a buscar
alternativas que ayudaran en los tratamientos tradicionales por lo menos, si no
era posible, encontrar mejores.
Si a esto le
agregamos que personalmente he tenido 2 hermanos fallecidos por cáncer, ambos
tratados tradicionalmente y que durante su tratamiento se vieron muy afectados
por los efectos tóxicos tanto de la radioterapia como de la quimioterapia, fue
lo que me llevó a investigar otras opciones.
EL PRINCIPIO.
En 2016, Hace 4
años, a mi hermano José le diagnosticaban cáncer de vejiga. Como el tratamiento
convencional a base de quimio o radioterapia, tiene efectos tóxicos adversos y
poco favorables, busqué en la literatura otras alternativas que, en la
intención de erradicar la enfermedad, afectaran lo menos posible al paciente.
Es así que encontré suficiente información sobre la inmunooncología o
inmunoterapia.
Esta herramienta
terapéutica tiene como principio central, combatir al cáncer desde el interior
del organismo a través del sistema inmune (nuestro sistema de defensa) sin la
necesidad de radiar o administrar los medicamentos quimioterápicos.
Su finalidad es
mejorar la respuesta defensiva del cuerpo mediante el empleo de anticuerpos
monoclonales e inmuno-moduladores que refuerzan la respuesta inmunológica,
desconociendo al cáncer como propio. Lo que me pareció absolutamente lógico,
además de no afectar a las células y tejidos sanos.
Sin embargo,
esta terapéutica en nuestro país no está disponible en las instituciones de
salud pública y en el medio privado, es poco frecuente, además de ser muy
costosa.
Todo parecía
indicar que mi hermano tendría que aferrarse a las terapias convencionales que
ofrece la oncología tradicional: cirugía, en caso de que el tumor tenga
criterios de resecabilidad, quimio o radioterapia, o ambas a la vez.
Pensaba
metafóricamente que el tratamiento del cáncer seguía ligado a mi pasado
reciente: la guillotina (cirugía), la hoguera (radioterapia) o el
envenenamiento (quimioterapia), pero… con resultados cuestionables e incluso
fatales.
No obstante me
encontré con una palabra que llamó mi atención: “betaglucanos”.
Nunca la había
escuchado antes y sinceramente no sabía lo que era.
Después de
revisar más de media centena de publicaciones médicas indexadas, quedé muy
sorprendido de sus propiedades biológicas… con este nuevo conocimiento me
motivé para preparar una conferencia médica sobre este tópico y así lo hice.
Regresando al
caso de mi hermano José, al que yo llamaba cariñosamente don Pepe, ya que él se
dirigía a mí como el doctor, se le sometió a una resección transuretral del
tumor vesical. Durante su evolución postoperatoria surgió una complicación derivada
de la perforación de la uretra bulbar, que pasó desapercibida.
Los resultados
no se hicieron esperar cuando, al retirar la sonda de Foley, la orina
procedente de la vejiga escapó a los tejidos periuretrales, acumulándose en las
regiones perineales, perianales y en el pene, con la consabida retención aguda
de orina.
Algunos días
después la infección apareció causando necrobiosis del tejido cutáneo del pene.
Se le administraron antibióticos endovenosos del tipo de las quinolonas y
cefalosporinas de tercera generación. Además de analgésicos, antinflamatorios,
por más de 10 días. Se le sometió a varios lavados mecánicos en quirófano y
curaciones en su cama cada 8 horas.
Finalmente se
recuperó… pero los tejidos que inundó la orina que se escapó por la perforación
uretral, permitió la siembra del tumor y meses más tarde, el crecimiento de
masas tumorales que fueron diagnosticadas como cáncer vesical metastásico.
Ahora el pronóstico había cambiado y no le quedó más remedio que aceptar el
tratamiento tradicional… entonces se le sometió a quimioterapia sistémica.
La evolución de
su enfermedad, pese al tratamiento agresivo empleado, lo terminó situando en el
tipo de paciente que ya no es candidato más que a cuidados paliativos… mi
hermano murió a los dos meses de haberse iniciado la quimioterapia. Su
deterioro fue tal, que en ese lapso de tiempo perdió más de 30 kilos y, por si
eso no fuera suficiente, sufrió los efectos indeseables y adversos de la
medicina alópata.
Nunca conoció
los betaglucanos… y como los hubiera, no existen, hoy, estoy seguro que
descansa en paz… y mis otros hermanos y yo, vivimos también en paz, convencidos
de que lo acompañamos hasta el final con amor.
Con más ahínco
me propuse continuar con mi investigación sobre los betaglucanos, pero no la
tenía fácil.
LAS PERIPECIAS
DE
En marzo de
2009, ingresé al Hospital “Vicente Guerrero”, localizado en la ciudad y puerto
de Acapulco, lugar de mi residencia), en artículo mortis. La consecuencia, un
derrame cerebral que me mantuvo en
Comenzar a
vivir sin la capacidad visual, fue una situación que se vio obstruida por la
falta de servicios de apoyo para las personas en esta situación de
discapacidad, en mi lugar de residencia.
El aprender
Braille, tampoco ayudaba mucho a mi persona, ya que las publicaciones médico
científicas no se imprimen en la secografía de puntos en relieve, cuyo
inventor, Louis Braille, nos compartió hace más de 200 años, favoreciendo la
inclusión de las personas con discapacidad visual y su accesibilidad a la
información. Así que hubo que recurrir a la “tiflotecnología”.
“Tiflo”
proviene del griego y etimológicamente significa “ciego”. Al agregar la palabra
tecnología, se da por hecho a lo que se refiere. Es, ni más ni menos, la
tecnología aplicada al apoyo de las personas con discapacidad visual. Gracias a
la tiflotecnología pude aprender a manejar el ordenador con el teclado y a
verlo con el oído.
Navegar en internet se convirtió, entonces, en una práctica común
para mí y tuve acceso a la información médica continua, a través de revistas
médicas indexadas.
Con todo este bagaje de conocimientos, preparé mi retorno a los
escenarios médicos, ya que desde 2009 tuve que ausentarme de los quirófanos,
así como de la práctica de la medicina.
Lo planeé muy
bien y escogí el Congreso Estatal de Cirugía del Colegio Guerrerense de
Cirujanos.
LOS RESULTADOS.
En el 23 Congreso Estatal del CGC realizado en el mes de
septiembre de 2018, tuve la oportunidad de presentar los resultados de mi
investigación, pese a la discapacidad.
En dicho Congreso presenté la conferencia “Betaglucanos: una
opción adyuvante en la terapia médica quirúrgica”.
En ella les informé a los asistentes, las características de
los Beta-1,3/1,6-glucanos, los cuales tienen propiedades biológicas
inmunitarias demostradas en múltiples ensayos clínicos que se han publicado, en
la literatura médica en los últimos 40 años.
Para que me comprendan, les informaré que dentro de la
abigarrada familia de los hidratos de carbono, que constituyen uno
de los cuatro pilares básicos de la química orgánica y, por ende, de la vida
(los otros tres serían proteínas, lípidos y ácidos nucleicos), se encuentran
los betaglucanos.
Los betaglucanos tienen reservado un importante espacio, tanto
como integrantes estructurales de ciertas células, como en cuanto a las
indiscutibles funciones que se les reconocen en relación con el mantenimiento
de la salud humana.
Su estructura
es la típica de los hidratos de carbono complejos, es decir, largas cadenas
integradas por millares de moléculas de glucosa enlazadas por un tipo de unión
denominada en Bioquímica glucosídica, en la que un átomo de oxígeno hace de
enganche entre dos moléculas de glucosa.
Se hallan en cereales, algas,
hongos, setas y levaduras. Estos últimos son hongos microscópicos unicelulares
que al fermentar descomponen los cuerpos orgánicos, principalmente los azúcares
o carbohidratos, produciendo distintas sustancias, entre las que se encuentran
los betaglucanos.
Todas
las funciones del sistema inmune mejoran con los beta-1,3/1,6-glucanos. Sus
efectos, después de la administración de una dosis única, se manifiestan, a las
72 horas.
Lo más relevante de las
publicaciones médico-científicas…
Según constató un equipo dirigido
por G. C. Chan en un trabajo
titulado The effects of betaglucan on
human inmune and cancer cells que se publicó en 2009 en Journal Hematoloy Oncology, los
betaglucanos activan la producción por el cuerpo de macrófagos, neutrófilos,
monocitos, células asesinas naturales y células dendríticas modulando la
respuesta inmune humoral y celular. Además potencian la fagocitosis opsónica
(la ingesta de microorganismos patógenos) y no opsónica (la ingesta de materias
extrañas, toxinas y las células cancerosas, incluidas). Según explican son incorporados y fragmentados en las células
y a continuación transportados por los macrófagos hasta la médula ósea y el
sistema retículo endotelial.
A similares conclusiones llegaría
el Dr. Vaclav Vetvicka en su
estudio Glucan-immunostimulant, adjuvant,
potential drug publicado en 2010 en World Journal Clinical Oncology, en el que asevera: “Los betaglucanos, sustancias pertenecientes
a un grupo de compuestos naturales biológicamente activos conocidos como
modificadores de la respuesta biológica porque, reequilibran el sistema inmune
innato el cual está principalmente dirigido por la resistencia inmune humoral
(anticuerpos y fijación del complemento) regulada por células Th 2,
modificándolo hacia la resistencia inmune celular (células inmunológicas asesinas
naturales) regulada por las células Th 1, que activan el sistema inmune innato
y reeducan el sistema inmune adquirido”. También activa el interferón
gamma, importante en la lucha contra los virus, por lo que aumentan la defensa a infecciones bacterianas, virales,
fúngicas y parasitarias.
Dicho de forma sencilla, nuestras células inmunológicas, que son todas aquellas que nos
defienden, tienen un receptor en su membrana celular. Este receptor imaginémoslo
como una cerradura y, como todas las cerraduras, se abre con una llave… la
llave es el Betaglucano. No obstante, no todas las llaves abren esta cerradura,
tiene que ser aquella que tenga una combinación determinada:
“Beta-1,3/1,6-glucano.
En el caso de
los betaglucanos purificados, que tienen esta combinación, funcionan mejor en
la cerradura que los naturales, ya que estos últimos al tener contaminantes
(proteínas celulares, ácidos nucleicos, lípidos y oligosacáridos como quitinas
y mananos) dificultan el efecto biológico esperado. Lo que provoca que
disfuncione la llave… y digámoslo así, la llave “no gira” y por esa razón, la
cerradura no se abre.
Otro aspecto interesante es que,
así como los aminoácidos esenciales, los betaglucanos son considerados como un
micronutriente natural esencial. Esto quiere decir que, primero, no los podemos
fabricar en el organismo, motivo por el cual tenemos que obtenerlos de alguna
fuente externa y segundo, al no ser accesibles de manera constante en los
alimentos que consumimos, se pone en riesgo nuestra supervivencia.
La cadena alimentaria cambió
desde el año 1960 en adelante…
El uso constante de pesticidas,
insecticidas y fungicidas en los cultivos con la finalidad de obtener alimentos
menos contaminados, así como las modificaciones en la alimentación de ganado y
aves de corral para aumentar la comercialización de carne, han mermado y
contaminado la producción por las levaduras, que se encontraban diseminadas en
todo el planeta. Por lo tanto, si no ingerimos alimentos
con beta-glucanos, no podremos obtenerlos de forma regular y saludable, a menos
que los consumamos en forma de suplemento nutricional.
La disminución o ausencia de beta-glucanos en la cadena alimentaria se
refleja en tres situaciones que se ponen de manifiesto en nuestras estadísticas
de salud: la primera es que somos mucho más vulnerables a las infecciones y eso
ha contribuido al incremento de la resistencia a los antibióticos. La segunda
es un aumento en la incidencia de cáncer, porque el sistema inmune innato es el
que nos protege frente a las neoplasias y si no está funcionando adecuadamente,
hay un incremento de los tumores. Y tercero, hemos observado un aumento en el
asma, los problemas de alergia y las enfermedades autoinmunes.
Así que a pesar de estas
circunstancias, si los consumimos nuevamente como suplemento nutricional, estamos
restaurando la función inmune innata perdida.
Un año después…
En septiembre del 2019 presenté
en el 24 Congreso Estatal del CGC, la conferencia “Nuevos paradigmas de la
fisiopatología y nutrición celular”.
Para poder
resolver el problema, primero tenía que entender el problema.
Entonces me
cuestioné: ¿Qué es el cáncer?
Bueno, pues te
dicen que son unas células que se han vuelto malas…
Bueno, si…
¿pero por qué?
¡Ayer no eran
malas… y hoy si lo son!
Algo ha hecho
que estas células degeneren, algo ha hecho que estas células se enfermen.
¿Qué es lo que
hay? Nadie da la contestación.
Pasa el tiempo,
indagas, te mueves, estudias medicina ortomolecular, citoterapia, homotoxicología,
homeopatía, dietética y nutrición, así como su relación con la microbiota y el
microbioma humano, que son cosas que en
Por otro lado,
la reflexión concienzuda de los resultados obtenidos durante mi práctica
profesional quirúrgica, a veces muy buena, otras, no tan buena y, por qué no
decirlo, otras terriblemente malas y a veces fatales, me llevaron a replantear
en mis circunstancias actuales, un nuevo proyecto que inicialmente tenía la
finalidad de respetar el concepto de “Primum Non Nocere” (primero no hacer
daño).
En mi búsqueda
me encontré con publicaciones de científicos extraordinarios, que me fueron
abriendo un océano de posibilidades y una nueva visión de la enfermedad.
“Gracias a las
personas con las que compartí el placer y la oportunidad de capacitar y
aprender, aprendí por fin: que no siempre enseña mejor el que sabe más, sino el
que mejor aprende; que quien capacita no tiene la verdad absoluta; que
cualquier aspecto se puede estudiar y analizar desde diferentes perspectivas y
todas aportan algo nuevo o distinto; que la visión general es mejor que la
particular; que con frecuencia no sólo enseña más el que mejor aprende, sino
que más aprende el que aprende con los demás. De lo anterior, he logrado la
profunda convicción de compartir lo que sé, lo que pienso y lo que soy,
convencido también de que cualquier conocimiento sólo existe cuando se
comparte…”
La lectura de
la tesis doctoral titulada: “Matrix and Matrix
Regulation: Basis for a Holistic Theory in Medicine”, publicada en 1991 por el
Dr. Alfred
Pischinger, anatomopatólogo y
catedrático de
El Dr. Pischinger plantea que la
enfermedad empieza alrededor de la célula y no en la célula. Es el entorno celular el responsable de que la célula se
enferme… bien por fallo renal, bien por fallo hepático, bien por fallo pulmonar
o bien por fallo multisistémico… ¡Todos a la vez!
¿Qué es lo que
están filtrando estos órganos? Los residuos metabólicos de las células.
Con base en que
el entorno celular (espacio intersticial) es el que se altera por depósito de radicales
ácidos libres, generando acidosis metabólica extracelular, se puede explicar la
fisiopatología de la enfermedad. Ahora las células enfermas tienen dos caminos…
o se adaptan o mueren.
También señalé
que los betaglucanos se comportan como prebióticos, ya que estimulan el
desarrollo de una microbiota equilibrada de la cual depende que nos enfermemos
o estemos sanos.
Ampliando este
concepto para dejarlo claro, la microbiota son los microorganismos que nos
acompañan desde que nacemos hasta que morimos y que hospedamos en diversos
nichos ecológicos, como las mucosas oral, respiratoria, intestinal, auditiva,
conjuntival, vaginal y en la piel. Pero lo más sorprendente de nuestra
microbiota (otrora denominada flora) es que interactúa con nuestro genoma celular.
Sorprendido, pues sí, tenemos dos genomas: el genoma de nuestras células que se
compone de 28 mil genes y el genoma de los microbios que da alrededor de 20
millones de genes. Por lo que el intercambio activo entre nuestros genes
celulares y los genes de los microorganismos que hospedamos, nos ofrecen un sin
número de alternativas para mantenernos libres de enfermedad. Por otra parte,
un dato relevante es que solo un tercio de nuestra microbiota intestinal es
común a la mayoría de la gente, mientras que los otros dos tercios son
específicos en cada persona. En otras palabras, podríamos describirla como el
carné de identidad personal, por lo que puede caracterizarnos a cada uno de
nosotros, como lo hace nuestra huella dactilar.
La paradoja
resulta interesante: “lo que nos hace realmente humanos es la interacción que
resulta del intercambio del ADN de nuestras células con el ADN de los
microorganismos que hospedamos”. ¡Sorprendente!
Esto cambia nuestra concepción filosófica de lo que es el ser
humano: si nuestro cuerpo no es completamente “nuestro”, ¿debemos
comenzar a pensarnos como pequeñas colonias de microorganismos? ¿Cómo
transportadores gigantes de bacterias? En todo caso, tal vez la evolución no
nos dotó a los humanos de microbiomas, sino que dotó a los microorganismos de
recipientes capaces de alimentarlos y albergarlos, tal vez mientras
encuentran mejores formas de
sobrevivir y prosperar.
Esta
información la obtuve de la investigación bibliográfica del “microbioma
humano”. Misma que presenté en el curso de fisiopatología transcongreso, en el
Congreso Nacional de Cirugía de
ENFERMEDADES NUEVAS POR PATÓGENOS
MUTANTES.
Pues bien, he
seguido muy de cerca las publicaciones en relación al Coronavirus (COVID19), he
estado atento a los comunicados epidemiológicos de nuestro amigo y compañero el
Dr. Carlos de
La percepción
que tengo es que el Coronavirus sigue sin ser contenido, pese a las medidas
realizadas en China y demás países afectados. Y en cualquier momento, se nos
colará a México… es inevitable.
El día 28 de febrero de 2020, amanecimos con la noticia de dos
casos confirmados de infección respiratoria por Coronavirus. Uno en la ciudad
de México, el otro en Sinaloa, para más tarde agregarse un tercer caso
confirmado en Colima.
El equipo profesional
de médicos epidemiólogos había estado trabajando en la planeación de
estrategias desde que China informó al mundo de la aparición de este nuevo
virus, el 16 de enero de 2020.
La estrategia
que se planeó fue la de mitigación para evitar el mayor daño colateral, ya que
era cosa de tiempo para que el virus entrara en nuestro territorio… y así fue.
Actualmente
estamos a dos terceras partes de la influenza estacional, prácticamente vamos
de salida y el Coronavirus afecta también a las vías respiratorias.
¿Esto qué
significa? Que nuestro país está tratando problemas respiratorios por la
estación de invierno. Desde luego que no todos los pacientes que se contaminan,
presentarán condiciones graves de la enfermedad. Recordemos que estas
infecciones virales pueden ir, sintomatológicamente hablando, desde un catarro
común hasta un síndrome de insuficiencia respiratoria. Por otro lado, es
menester mencionar que los pacientes que se complican es porque tienen
agravantes que los sitúan en una posición vulnerable para la virosis, como son
los niños y adultos mayores, aquellos pacientes con enfermedades crónicas
degenerativas, inmunodeprimidos o con enfermedades en etapa terminal, como lo
es el cáncer.
Tú puedes hacer
todo lo que te dicen que hagas, todo lo que escuchas y todo lo que se te
ocurra, pero quien en realidad te va a defender de cualquier ataque viral,
bacteriano, o cualquier otro microorganismo patógeno, ¡Es tu sistema inmune…!
¿No te parece lógico?
INDICACIONES.
Y aquí yo
pregunto: ¿por qué nadie piensa en los Beta-1,3/1,6-glucanos?
Es precisamente
en esta ocasión que este micronutriente esencial se hace más necesario para que
nuestro sistema inmune innato y el adquirido estén en condiciones óptimas para
defendernos de estos ataques patógenos.
Dentro de las
medidas preventivas, me permito sugerir el consumo anticipado de este
micronutriente esencial producido por el hongo de la levadura de cerveza. Yo lo
consumo diariamente desde hace más de dos años, no me he vacunado contra la
influenza en ese mismo periodo de tiempo y no he enfermado. Mi sistema inmune
está despierto y atento para defenderme de cualquier ataque patógeno, gracias a
los betaglucanos. Además, no representa ningún riesgo y es altamente seguro.
POSOLOGÍA.
La dosis recomendada
de betaglucanos se mueve en el rango de los 400 miligramos hasta los 4000
miligramos por día, según los autores de diversas publicaciones, con una media
de 2250 miligramos al día.
¿Esto qué
quiere decir? Bueno, pues, que la dosis ideal diaria de consumo de betaglucanos
al día para mantenernos sanos inmunológicamente, es de 2250 miligramos cada 24
horas.
Sin embargo
podemos consumir una dosis menor con resultados aceptables, que denominaremos
dosis de mantenimiento, la cual es de 750 miligramos al día.
Si tomamos en
cuenta que no representan toxicidad alguna y que no tiene contraindicaciones ni
efectos adversos, la dosis puede ser mayor, dependiendo de cada caso en
particular, duplicando o triplicando la dosis media.
CONCLUSIONES.
Son un micronutriente esencial.
Normalizan los elevados niveles de colesterol
LDL.
Mejoran el control metabólico del diabético, al
reducir el índice glucémico de los alimentos.
Ayudan a la cicatrización de heridas y
quemaduras.
Previenen y combaten infecciones, al producir
una función inmunológica óptima.
Tienen potencial como adyuvante en el
tratamiento del cáncer.
Protegen al organismo de los efectos adversos en
los tratamientos con quimio o radioterapia, estimulando la hematopoyesis
(producción de células de la sangre), después de su administración.
Son profilácticos en desastres nucleares.
Mejoran la respuesta inmune humoral y celular,
porque son modificadores de la respuesta biológica.
Bloquean, al menos parcialmente, toxinas como el
mercurio y los hidrocarburos perfluorados.
Hay diversas líneas de investigación en
infecciones por viremias, ántrax, osteoporosis y en enfermedades autoinmunes.
Los Beta-1,3/1,6-glucanos de hongos y levaduras
son actualmente, la clase más prometedora de micronutrientes capaces de estimular
y modular la respuesta inmune.
Autor: Dr. Jorge García Leal. Acapulco, Guerrero, México.
Currículum del Dr. Jorge
García Leal