Tareas desempeñadas por personas ciegas y con disminución visual.
Este artículo, cuya primera parte fue publicada en el número
anterior de la revista, surge como resultado de una búsqueda personal, en relación
al tema de las tareas que realizamos día a día, en especial, como personas, y
luego, como seres que poseen una discapacidad visual. Dado que los materiales
en este campo son escasos, me di a la tarea de buscar la manera de producir un
nuevo texto, que se alimenta de otros, anteriores, y que coinciden con mi forma
de pensar.
Por tanto, dejo a su
consideración, luego del resumen del libro ¿Para qué trabajamos?, de Sergio
Sinay, los resultados de la encuesta que hice circular en su momento vía Internet,
y que muchos compañeros tuvieron la amabilidad de responder, por lo cual, les
agradezco infinitamente. La encuesta que da origen a esta investigación fue
diseñada y publicada por un grupo de personas de Uruguay, con el título de:
“Venciendo prejuicios. Tareas no tradicionales desempeñadas por personas
discapacitadas visuales”. La colección de la cual formó parte, se llama Punto
Siete, y este trabajo lleva el número 12, habiendo sido publicado en sistema
Braille por
Pensando en la necesidad de
actualizar los datos allí recogidos, decidí aprovechar la fuerza de Internet,
difundiendo la encuesta original, sin cambiar ninguna pregunta, pues no soy una
entendida en estadística, ni tengo estudios en la interpretación de datos, por
lo tanto, algunas preguntas, como comprobé al recibir las respuestas, llevaron
a cierta confusión, pero, insisto, las mantuve porque no se me ocurría el modo
de plantearlas más claramente, aunque sí me esforcé en explicarles el sentido
que yo quería darle al trabajo a todos los que me manifestaron sus inquietudes.
Resultados de la encuesta
Las respuestas a la
encuesta, que se distribuyó vía correo electrónico, llegaron desde varios
países, entre los cuales puedo mencionar: Argentina, Colombia, Ecuador, España,
Guatemala, México, Panamá, etc.
El total de personas encuestadas fue de 24, de las cuales 16 son
mujeres (67%) y 8 varones (33%).
Al considerar tres grupos etarios, surge que de
El tipo de ceguera es mayoritariamente adquirida, representada por
14 personas, equivalentes a un 58 %); mientras los 10 restantes, (42%), es
portador de ceguera congénita.
El nivel académico de los encuestados es mayoritariamente
terciario, representado por 16 personas, es decir un 67%, que manifestaron
alcanzar el nivel terciario en diversas carreras, dentro de ellos, 6 son
varones y 10 mujeres, las 7 mujeres restantes manifestaron haber alcanzado
además al menos un título universitario, es decir un 29%.
En cuanto al tipo de empleo, sólo uno de los ocho hombres
encuestados trabaja como docente, mientras que 6 de las 16 mujeres encuestadas
también se desempeña en dicha tarea. Es decir que el 29% de la población
encuestada desarrolla tareas docentes, tanto en el ámbito de la educación
pública, como privada.
Sólo dos de los hombres encuestados trabaja en el ámbito público y
obtuvo su puesto amparado por la ley vigente, el resto de encuestados trabaja
en relación de dependencia en el ámbito privado. Del total de encuestados, el
38% desarrolla su actividad laboral en el ámbito privado.
En el caso de las mujeres, 6 de ellas desarrollan tareas
administrativas y han obtenido su puesto amparadas bajo la ley vigente; el
resto se desempeña también en el ámbito privado.
Cabe aclarar que todos los encuestados han manifestado que, en
caso de haber sido amparados por la legislación en vigencia, han rendido
exámenes y poseen los estudios requeridos para los puestos que les han sido
otorgados.
Todos los encuestados han declarado que utilizan ayudas
tecnológicas, la mayoría usa la computadora con un programa lector de pantalla
y además el celular, también con un lector de pantalla, aunque más de la mitad
de los encuestados utiliza el sistema braille como complemento.
Historias de estudio y
trabajo
Aunque me resulta bastante
difícil elegir, ya que todas las historias reveladas son valiosas, en cuanto al
esfuerzo que requiere ser un estudiante ciego o con baja visión, así como
llegar a finalizar una carrera, y convertirse en un trabajador o trabajadora,
Con un trabajo remunerado, quiero destacar 2 historias.
Estas historias son solo
algunos ejemplos, de personas que, a pesar de lo complejo que resulta, han
salido adelante, y confío en que conocer algo de ellas los inspire y ayude a
comprender las potencialidades de quienes vivimos con ceguera o baja visión.
Mariana Palomo tiene 33 años.
Es ciega debido a retinopatía del prematuro, por lo cual tiene ceguera total,
con un resto visual no significativo.
Es licenciada en música popular en canto, y profesora de música popular, ambas
carreras realizadas en la universidad nacional de Cuyo, Argentina, donde
trabaja actualmente.
Se desempeña en la facultad de artes y diseño, carreras musicales. Ingresó en
junio del año 2016, siendo su empleo dependiente del estado.
En la universidad, desempeña el cargo de profesor jefe de trabajos prácticos en
la cátedra de interpretación 1 de canto en la licenciatura de música popular, y
en este momento debido a la jubilación de la profesora titular, está
momentáneamente a cargo de la cátedra. En la escuela artística, trabaja como
profesora en el taller de canto.
Su tarea es dar clases de canto, en ambos casos de música popular argentina y
latinoamericana.
Manifiesta utilizar la computadora con los programas necesarios,
fundamentalmente NVDA o Jaws.
Como docente, ha trabajado desde 2007 en diferentes escuelas
primarias,
siempre estatales. En 2012 dejó la escuela primaria, pasando a trabajar en un
profesorado de música privado, donde daba la materia didáctica de la música 1,
2 y 3; paralelamente, trabajaba en un IEs estatal, dando la materia expresión
artística. Actualmente trabaja en las instituciones mencionadas anteriormente.
En los meses de agosto, septiembre y octubre, dictó un curso de
musicografía braille en la universidad de san Luis, donde hay un alumno ciego
que cursa una carrera de música y necesita tener conocimientos de musicografía.
Mariana, al indagar más profundamente sobre su juventud y sus antecedentes, me
dijo: “en realidad comencé a trabajar a los 17 años con un contrato de
locación,
en cultura de Lavalle, localidad de Mendoza, donde nací y viví hasta hace unos
años, allí trabajé como preparadora bocal de un coro municipal, lo que yo hacía
era justamente la preparación bocal, y luego quienes lo dirigían trabajaban el
repertorio”. “Ese trabajo lo hice durante 3 años, mientras estudiaba en la
universidad, pude hacer ese trabajo porque desde los 12 años estudiaba canto en
un instituto privado y a los 17 había terminado allí una especie de
instructorado, o no se bien, la cosa es que pude trabajar en ese coro durante
mi último año de secundaria y seguí dos años mas, mientras estudiaba en la
universidad, y luego comencé a trabajar en escuela primaria, a los 21 años”.
Alejandro Iván Castro Orozco tiene
48 años.
Posee una ceguera adquirida en el
año 2000.
Trabaja en
Actualmente es encargado de
Describe sus tareas, entre las
cuales, realiza “pláticas orientativas sobre técnicas que promueven la
inclusión social de alumnos con discapacidad visual, a alumnos videntes de las
licenciaturas de educación preescolar, primaria, telesecundaria, educación
física y educación especial, quienes en su desempeño laboral o en sus periodos
de práctica y observación, puede ser que tengan que atender a alumnos con dicha
característica”. “Se les comparten entre otros temas: de atención temprana,
técnicas de aprendizaje por imitación táctil (mano sobre mano y sombra),
preescritura braille, escritura convencional, lectoescritura braille,
dispositivos de cálculo matemático como el cubaritmo, ábaco Cranmer, caja aritmética,
calculadoras parlantes; técnicas de orientación y movilidad, actividades de
vida diaria, tiflotecnología (lector/magnificador de pantalla, TTS, OCR,
transcriptores braille, uso de impresora braille, línea braille, braille
hablado y aplicaciones de dispositivos móviles) y la misma asesoría se le
imparte a usuarios ciegos o a sus familiares o docentes de escuela regular que
tienen el interés de aprender”.
Al preguntársele por las
ayudas tecnológicas que utiliza, enumera: “Bastón blanco, braille, ábaco
Cranmer, computadora con lector de pantalla, TTS, transcriptor braille, OCR,
impresora y línea braille, braille hablado y celular con android y aplicaciones
varias”.
Al responder acerca de otras tareas
que realiza, nos cuenta: “Ocasionalmente configuro computadoras a personas que
no pueden o quieren asistir a
Al indagar sobre si deseaba añadir
algún comentario, explicó: “Durante el tiempo que describo (posterior al año
2000), he laborado para otras instituciones educativas (por contrato) e
inclusive sí ocupé un puesto en la administración municipal relacionado con una
comisión de inclusión de personas con discapacidad, sin embargo, no describo
nada al respecto porque son cargos que en ocasiones se abren para simular que
el gobierno sí está interesado en atender al colectivo de personas con
discapacidad, aunque al momento de tener que impulsar las propuestas no se
tenga el interés real de hacerlo, y en función de dicha actitud, decidí renunciar
al cargo”.
Conclusiones
Para concluir este modesto
aporte, quisiera agradecer a todas las personas que me ayudaron, difundiendo la
encuesta entre sus contactos, como
Además, quisiera agradecer
todas las sugerencias, muchas de las cuales no pude plasmar aquí por falta de
tiempo y pericia en el uso de las herramientas informáticas. Así mismo, deseo
dejar constancia que el manejo de las cifras, fue posible gracias a
En cuanto a las impresiones
obtenidas al final de este proceso de investigación, considero que, si bien hay
falencias en los sistemas educativos, la educación integrada que se lleva a
cabo en la mayoría de los países en la actualidad, permite que las personas
ciegas o con baja visión, alcancen cuotas de educación bastante elevadas, como
lo demuestran las cifras obtenidas, tanto en mujeres como en varones con
discapacidad visual.
Por otro lado, queda claro
que la labor docente es sumamente acorde para ser realizada por estas personas,
habiendo encontrado docentes que trabajan en diferentes ramas y modalidades,
desde la enseñanza en escuelas especializadas en ciegos y disminuidos visuales,
hasta la educación musical, o del idioma inglés, entre otras variantes.
Por último, quisiera consignar
la gran tristeza que sentí, al recibir comunicaciones de compañeros, que
habiendo perdido la visión en etapas productivas de su vida, no pudieron
reinsertarse en el mercado laboral, sobre todo, por falta de oportunidades, a
pesar de haber atravesado los correspondientes procesos de rehabilitación.
Espero que, en un futuro,
estos procesos de rehabilitación se perfeccionen, y la evolución social permita
que de un paradigma de rehabilitación, pasemos al paradigma de derechos
humanos, consagrado en
Autora: Prof. Laura Soto de Ferro. Santa Fe, Argentina.
laurayroberto2005@funescoop.com.ar