Soneto exhortativo.

 

Jamás tu mano empuñe arma guerrera,

Vertedora de sangre fratricida,

De miedo, espanto y hambre por doquiera,

De pena y desazones sin medida.

 

Si has de empuñar, empuña la mancera

Y en las entrañas de la tierra herida,

Ponga tu corazón de primavera

La sagrada simiente de la vida.

 

Al ver tus ojos el trigal florido,

Dará loas a Dios, agradecido

Tu corazón, que en vez de sufrimiento,

Con fe de niño y generosa mano,

Gentil donó, en servicio de su hermano,

Siembra de amor en pan, vital sustento.

 

 

Autora: María Luisa Cejas. Buenos Aires, Argentina.

ldelgadina228@yahoo.com.ar

 

 

 

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