Involución.
Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y
mueren, el ser humano no escapa a esta realidad, solo ha modificado estos
parámetros, decide cuándo y cómo nacerá su descendencia, la forma de nacer, en cada
vez más casos, ya no es la natural; vitamínicos, hormonas, alimentación y
ejercicio planeado han modificado su crecimiento; la reproducción ya es
planeada, modificada y en algunos casos asistida, seleccionando las mejores
células reproductoras, haciendo la fusión fuera del cuerpo humano e
implantándolo en la mujer. Aunque la ciencia médica ha prolongado el número de
años que vive el ser humano, mejorado la calidad de vida en la vejez, siguiendo
el dictado de la naturaleza, muere.
Al vivir más años el ser humano, hemos
aprendido más sobre su involución antes de morir, de las enfermedades
crónico-degenerativas, neoplásicas, accidentes e incidentes causantes de su
muerte.
Hemos aprendido también de aspectos económicos,
sociales y psicológicos relacionados con la senectud.
¿Pero, cómo vive el adulto mayor su involución?
Aunque la pérdida de la consciencia es lenta y
progresiva, no es igual en todas las personas; el hombre se percata de que sus
actividades son más lentas, de que su agilidad mental ya no es la misma, de que
sus músculos se han debilitado, sus articulaciones se han afectado haciendo sus
movimientos torpes, su vista y su capacidad auditiva han disminuido, lo que
dificulta la percepción de la realidad, su actividad neurosensorial ha
cambiado, tiene que tomar medicamentos para las enfermedades que lo afectan,
enfrenta problemas económicos, su pensión, si es que la tiene, no alcanza, lo
que le obliga a depender de alguien, añora ser productivo, es abusado,
incomprendido o abandonado, le embarga la nostalgia y la tristeza y, con
frecuencia, desea morir.
Autor: Dr. Bulmaro Landa Quezada. Tlalnepantla,
Estado de México, México.