El
pan envenenado.
Panamá cuenta con un alza en los niveles de
desempleo, por lo cual, tener trabajo es un verdadero éxito. Sin embargo, eso
no quiere decir que la actividad realizada nos guste, o que el jefe no te amargue,
o tengas malos compañeros de trabajo. Por ello, en el caso de sufrir alguno de
estos males, hay que tratar de buscar la manera de solucionarlo, dejar de ser
crueles con nosotros mismos, abandonar los miedos heredados y romper con ese
pesado fardo.
Durante su existencia, la mujer desempeña varios
roles: madre, esposa, hija, hermana, abuela y, sobre todo, la mayor parte de su
vida la invierte como Servidora Pública. Ya pisando la edad de jubilación,
(cincuenta y siete), hasta el momento, es hora de que realicemos esos análisis
retrospectivos, realmente es complicado sacar lo que llevamos dentro,
seleccionar lo que se quiere y lo que no, lo que es pasajero y lo que ayuda o
no ayuda a estar mejor. Pero, debemos preguntarnos:
¿Cuánto
tengo?
¿Qué quiero?
¿Me siento feliz?
Ahora bien, indistintamente de las respuestas,
debemos tener claro y ser concientes de que el paraíso no está perdido, simple
y llanamente está olvidado, cita de Facundo Cabral, por derecho estamos en esta
tierra para ser felices y vivir Estados agradables y placenteros, que solo nos
corresponden a nosotros decidir. Es cierto que la jubilación no alcanza, pero
no puedes quedarte trabajando por una rutina, para asegurar bienes materiales,
tarjetas de créditos, viajes, pagarte un nuevo auto, mitigar el dolor de la ausencia de un ser amado, la mala elección en una
relación amorosa o convertirte en víctima de una dependencia. A todo esto lo
denomino comer el Pan Envenenado, y así, moriremos rápido, sabiendo que solo
hay camino de ida.
Resulta estimulante sentirse sin cargas, el
otorgarle sentido a tu vida y a todo lo que haces, es un deber del ser humano.
Fast Howard, en su libro: Berenice, la hija de Agripa, lo evidencia de una
forma magistral, cuando Simeón, el eterno enamorado de la reina Berenice,
irrumpe en su aposento y con voz firme le deja claro que nadie dijo que la vida
es fácil, tú eliges si quieres ser feliz; la vida es un permiso. Hay que
ejercerla apasionada e intensamente. Si algo está prohibido, ya vendrán a
advertírnoslo.
Yo no
diría: "Piensa antes de saltar"; diría: "Salta, ya tendrás
tiempo para pensar después". La vida hay que disfrutarla sin ninguna
obsesión: la risa y el llanto son dos caminos para adentrarse en ella.
Envejecer es algo que hace cualquiera: basta sentarse... Crecer es más costoso,
hay que hacerlo hacia las raíces de la vida, que están dentro de nosotros, y
fundirse con ella, y con sus principios. Como dice Ángeles caso, “empiezo a
entender un poco de qué va esto llamado vida. Casi nada de lo que creemos que es
importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo
imprescindible para vivir con dignidad”.
Nada Más queda por agregar...
Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz.
Panamá, Panamá.
Comunicadora
social.