Amor en Nochebuena (cuento para escenificar)
Personajes:
Abuelita, pastor, granjero, niña, Santa, duende, María, José, cochinito, gallo,
vaquita, perrito.
En una
montaña muy lejos de la ciudad vivía una linda familia. La abuelita y sus tres
nietos.
El mayor
era un pastorcito que cuidaba los borregos. El segundo se encargaba de la
granja y la niña ayudaba en la casa.
La
abuelita estaba triste porque eran muy pobres y esa noche era Nochebuena. Sólo
tenía un pan para darles de cenar a sus nietecitos. De pronto tuvo una idea
genial. Hacer un nacimiento, para que a su regreso los niños tuvieran algo de
felicidad.
Los niños
se fueron a trabajar. La niña y la viejita hicieron el pesebre. Colocaron a
José, el carpintero, a María y al niño. Al terminar la niña dijo- Quedó
precioso el nacimiento, a mis hermanos les va a encantar ¡Gracias abuelita! -Y
le dio un beso en la frente.
El primero
en llegar a la casa fue el pastorcito. –Abuelita, ya encerré a los borreguitos,
¡tengo mucha hambre!-
Al ver el
nacimiento, el granjerito fue por los animales que criaba en la granja. A un
lado puso a la vaca ¡muuuuu! Al cochinito, ¡oink, oink, oink! Al perro ¡guau,
guau, guau! y al gallo ¡kikirikí! Y luego...: ¡Muero de hambre, abuelita!
Muy
triste, la buena señora acercó unos pedazos de pan que se comieron rápidamente.
Enseguida, la hermanita dijo: -ahora le cantaremos al niño (cantamos todos. Los
pastores a Belén corren presurosos...)
Después de
cantar, los niños dijeron otra vez: -¡Tenemos hambre!
De pronto,
un duendecillo apareció y se acercó a la abuelita. Sólo ella podía verlo:
-Abuelita, dile a los niños que se vayan a dormir-
-Niños, ya
es hora de descansar, acuéstense en la manta. Yo me voy a dormir. Los niños se
acostaron, aunque no se dormían. Al ver esto, el duende se acercó uno a uno
diciéndoles al oído: -duérmete, duérmete, duérmete-
Ya
dormidos, empezaron a soñar con un personaje que, según les dijeron, en la
ciudad traía regalos para los niños. Los cascabeles sonaban suavemente y Santa
se acercó a los tres, dejando los regalos. Inmediatamente desapareció.
Al
amanecer el gallo empezó a cantar kikirikí, kikirikí, y la vaca a mugir
muuuuuu, el cerdito oink, oink, y el perro a ladrar guau, guau..., tanto ruido
despertó a los niños y cuál fue su sorpresa. Junto a ellos estaban hermosos
regalos. Los abrieron y corrieron muy felices donde estaba la abuelita, que
casi lloraba de felicidad. Los abrazó y todos cantaron:
Ay no lo
creo, si no lo veo, que Santa Claus viene bajando en su trineo (2 veces)
Y colorín
colorado este cuento ha terminado.
Autora:
Dulce María del R Medina Pérez. Chetumal, Quintana Roo, México.