Volví a nacer.

Nos encontrábamos de vacaciones en la bella Isla de Cuba

, era el último día que estábamos ahí, mi hija tenía dos planes: visitar la reserva ecológica marina de Varadero para conocerla y snorkelear, paseo que le fue cancelado, optando así por la segunda opción: conocer las Cuevas de Saturno, como el lugar se encuentra a 30 kilómetros en del hotel en donde nos hospedábamos y tenía que abordar un taxi no permitido para turistas, mi esposa y yo decidimos acompañarla ; en el sitio de taxis solo un conductor quiso llevarnos, con la condición de que me quitara la gorra que dice Costa Rica, disminuyó la velocidad en un retén policiaco, ellos nos vieron y no nos detuvieron, el nos dijo que si se daban cuenta de que éramos turistas lo hubieran obligado a regresar; en unos 30 minutos de viaje en carretera llegamos al lugar.

 

Después de pagar los boletos de entrada nos introdujimos en una cueva, bajando unos 75 escalones angostos e irregulares, llegando a una laguna formada por la filtración de agua del suelo en rocas porosas, la gente se tiraba clavados desde una roca, había una gran algarabía por el regocijo de las personas, mi esposa vió un asiento que las rocas formaban, tanto el angosto asiento como el respaldo eran rocas, pero era mejor que permanecer de pie mientras esperábamos a nuestra hija que estaba nadando, después de unos 30 minutos ella salió del agua y vino hacia nosotros, mi esposa se puso de pie para darle la toalla que llevábamos; comencé a oír que sus voces se alejaban y apagaban, a perder las fuerzas y la conciencia, hice un esfuerzo para decirle a mi esposa que me sentía mal y unos segundos después perdí el conocimiento, no se por cuanto tiempo, a 25 metros de profundidad, en un lugar húmedo y caluroso, con un ambiente enrarecido por falta de oxígeno y con la presencia de unas 100 personas en la cueva, no se cuanto tiempo después volví en mí, medianamente escuché lejanamente la voz de un hombre que decía, está vivo, tiene pulso, sentí su mejilla frente a mi nariz y decía: si

respira, poco a poco aumentó mi nivel de consciencia, percibiendo la realidad en cámara lenta y escuchando las voces lejanas, mi primer pensamiento fue ¿Cómo voy a salir de este lugar?

Después supe por mi esposa, que mi hija al ver lo que sucedía, comenzó a gritar pidiendo ayuda, que en el lugar había un salvavidas que corrió hacia mi y fue la voz que yo escuché, pidió agua, le arrebató una botella a alguien que la estaba tomando, la vertió sobre mi cabeza, y cuando comencé a hablar me pidió que tomara un poco.

Minutos después me pidió ponerme de pie para subir las escaleras, yo me sentía muy débil, pero saqué fuerzas de no se donde; con la única idea en mi mente de que tenía que salir de ese lugar.

Desplegué mi bastón y con la ayuda del salvavidas y de mi esposa lentamente comencé a subir, mi esposa me dijo a tu lado izquierdo hay un pasamanos,( cosa que no noté cuando bajamos),apóyate en el, el salvavidas se coloco detrás de mi, metió sus manos en mis axilas para evitar que cayera y sostenerme, lentamente subía los peldaños , a una cuarta parte de el trayecto vomité, pero me dije tienes que continuar a dos terceras partes volví a vomitar, me dije, tienes que llegar, al acercarme a la boca de la cueva sentí el aire del medio ambiente que aunque cálido, ya que la temperatura exterior era de 32 grados centígrados, fue una percepción maravillosa.

Al llegar a la superficie terrestre, la administradora del lugar se acercó a nosotros y me pidió sentarme en una silla bajo una palapa y nos dijo una ambulancia está en camino, unos 3 minutos después escuché la sirena, bajaron una paramédica y una doctora, me tomaron signos vitales, mi presión arterial era de 80/40, dijeron tenemos que llevarlo al hospital, bajaron la camilla y me pidieron pasarme a ella.

De inmediato ya en la ambulancia me aplicaron una solución endovenosa y comenzaron a monitorearme, dijeron solo podemos llevar a un acompañante, mi esposa les pidió por favor que las llevaran a las dos, i accedieron , mi esposa me decía de vez en cuando mis cifras de presión arterial y me describía el trazo electrocardiográfico y yo escuchaba la frecuencia del latido cardíaco, que bajo a 40 por minuto, dijeron puede hacer un paro cardíaco, la ambulancia aceleró, abrió la sirena, Zigzagueó esquivando vehículos, , fue un momento tenso ;todos callamos.

Llegamos al hospital, nos estaba esperando un doctor que se portó muy amable, me tomaron un electrocardiograma que el doctor comentó con nosotros y sangre para análisis, cuyos resultados estuvieron listos en una media hora, para entonces la hidratación había mejorado mi condición y me sentía mucho mejor, el doctor dijo tiene que quedarse en observación por un día, le dijimos que nuestro vuelo salía al día siguiente después del medio día y accedió a darme de alta.

Quiero reconocer y agradecer a los servicios médicos de Cuba su eficacia y el buen trato del personal, para el pueblo de Cuba los servicios médicos son gratuitos, no así para los extranjeros, pero para mi tuvieron muchas consideraciones y hubo la facilidad de pagar con tarjeta de crédito.

Como un hecho anecdótico una Yegua llegó a dar a luz a su potrillo frente al hospital que es rural; una vida empezaba y la mía regresaba; di gracias a Dios.

 

Autor: Dr. Bulmaro Landa Quezada. Tlalnepantla, estado de México, México.

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