Poemas de Dulce María Medina Pérez (68)

 

Incertidumbre.

 

No quieres que te quiera

Con mis indecisiones

y quieres que yo crea

Que soy tu vida y tu tiempo

 

 Me aterra que pueda perderte

Posar mis labios en los tuyos

Es tanta agonía, y locura

Que tu sombra me persigue

 

Y no quieres que te quiera

Cargando mis errores

Tus ojos mienten tanto

Como tus pobres palabras

 

Palabras que se ensañan

Se ahondan en la espera

profunda la mentira

de un amor que no se ausenta

 

Y te quiero en un momento

y al otro momento te odio

En el fondo de mi mente…

Te guardo como un tesoro.

 

 

Por ti mi amor

 

Cuánto diera por llegar donde tú estás

Cuanto diera por gozar de tus caricias

Cuanto diera por tomarte entre mis brazos

Por ti mi amor, sí que lo haría

 

Atravieso los aires galopando

Entre sueños febriles cada noche

Cuanto diera mi amor por un instante

De dicha, de placer, tan sólo amarte

 

Si tuviera la manera de encontrarte

De no arrastrarte otra vez a mis pesares

Por ti mi amor una promesa,

Sin dudar a mi Dios le entregaría

 

Voy cayendo en lo profundo de la noche

La oscuridad me envuelve cada día

Por ti mi amor, ofrezco una plegaria

Por ti mi amor, sin pensar mi vida yo daría.

 

Dulce Ma. del R. Medina Pérez

Febrero 28/2019

 

 

 

Y espero controlar el viento

 

Como gacela en el campo,

mis pensamientos vienen y van.

Una y mil cosas me llegan.

La cabeza, a punto de estallar.

 

Es difícil controlar los impulsos

y no atino a concentrarme.

De pronto el corazón se acelera,

y no puedo siquiera sentarme

 

El amanecer llega igual que la noche.

Mi vida es carrera sin freno.

Si sueño con un beso sufro,

si pienso en la felicidad miento.

 

No quiero quedarme vacía;

¡necesito llenar mi tiempo!

Me arropo entre mis propios brazos

y espero controlar el viento.

 

 

Hermanas hasta la eternidad
 
En la infancia feliz de travesuras,
siete niñas compañeras en mi andar:
mis hermanas tan hermosas, tan unidas,
son mi sangre, no es posible de ocultar,
 
Del inmenso amor de nuestros padres
ocho niñas florecieron a la par.
La sangre, la más pura, la de hermanos,
siempre juntas, nos cuidamos cada cual
 
Mis hermanas son mujeres, las más lindas
mujercitas de nobleza siempre igual.
Somos fruto de la esencia de una sangre;
eso nunca lo podremos olvidar.
 
La promesa intangible nos envuelve.
Vivimos por aquí y por allá.
Pensamos igual en la distancia,
siempre juntas hasta la eternidad.
 
Siempre pido bendiciones para ellas,
que sus hijos las sepan comprender.
Amor, tranquilidad, millón de estrellas.
Hermanitas, ¡son parte de mi ser!

 

 

Autora: Dulce María Medina Pérez. Chetumal, Quintana Roo, México.

tey1954@hotmail.com

 

 

 

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