Con el
avance de la tecnología, Las personas ciegas con el poder adquisitivo
necesario, pueden hacerse de los últimos inventos adaptados para facilitarles la
tarea de vivir con una visión limitada o sin ella; es más fácil que hace 20, 40
o más años.
El mercado
ofrece desde artículos parlantes para el hogar, la oficina y el deporte, hasta
para controlar la presión arterial, la temperatura corporal y mucho más.
Es
decisión de cada uno si quiere tener en un teléfono inteligente, además de las
prestaciones propias para lo que fue concebido (hacer y recibir llamadas),
radio, Internet, whapsapp, detector de colores, fotografías, ubicación
satelital, entre muchas más.
Dejemos
hasta ahí las buenas noticias para las personas ciegas y con baja visión que,
sin duda, pueden mejorar su calidad de vida gracias a la tiflotecnología.
¿Qué pasa
con quienes presentan una discapacidad visual, pero no tienen recursos
económicos para disfrutar de tantos dispositivos?
En primer lugar, si tienen suerte, “heredarán”
los modelos que van dejando esos buenos samaritanos que se los regalen para
comprarse los del momento.
Los
estudiantes y profesionales con deseos de apoyar a los grupos minoritarios como
el colectivo con discapacidad, intentan crear modelos a bajo costo de ayudas
que ya existen, como los identificadores de billetes, colores, obstáculos,
mediante el bastón y muchas apps que requieren conexión a Internet.
Sería
necesario preguntarles si estarían dispuestos a invertir su tiempo en objetos
útiles para la población ciega o con baja visión, pero renunciando a la
tecnología de punta para hacerlos accesibles a todos.
Un
dispositivo que le indique la ubicación satelital sin necesidad de un teléfono
inteligente que, por lo demás, coloca en riesgo de ser asaltado a quien lo use
en lugares peligrosos.
Un
avisador de rutas de buses para emplearlo en esas paradas intermedias donde
pasan 10, 15 o más líneas, eso sí, sin que los empresarios deban invertir en
colocar dispositivos onerosos en sus unidades para que el mando a distancia
escanee el nombre y lo verbalice.
Detectores
de colores que no cuesten cientos de dólares, ni requieran de un teléfono
inteligente.
Para los
estudiantes, calculadoras parlantes con un precio igual o similar a las de las
personas que ven.
Detectores
de luz, agendas parlantes, lectores de libros y muchos aparatos más, pueden ser
la diferencia entre ser una persona exitosa o muy limitada en su accionar pero
¿Cómo sacar el máximo provecho con la menor inversión?
Es una
tarea para quienes trabajan con personas ciegas, las mismas personas ciegas y
todo aquel que busque ser útil a la humanidad sin grandes recompensas
económicas.
Autor: Roberto Sancho Álvarez. San José, Costa Rica.