Navidad sin Ena.

 

Dios, he pensado mucho en esta conversación contigo, no me siento en los mejores momentos, la partida de mi madre me ha dejado desconsolada, demasiado triste. Será la primera navidad sin Ena, lo llenaba todo, me he sentido desmoronada emocionalmente.

Recuerdo, Ena, nuestras largas conversaciones, recordabas tu infancia llena de soledad y frialdad en aquellos trabajos de doméstica a tus apenas once añitos. Los golpes internos, invisibles, mentales, causados por una tardía y muy corta adolescencia, que, a su vez, te hizo adulta a tus pocos años.

Han pasado escasos seis meses desde tu partida, el dolor, la nostalgia y el desgarramiento en el alma están a flor de piel. Madre, te extrañamos, pero, también sabemos que desde el cielo junto a Dios nos cuidas y descansas en paz, siempre con la esperanza de volvernos a ver, allí te podremos abrazar, besar y repetirte lo mucho que te amamos.

Pero, seguimos aquí, en esta urbe llena de conflictos económicos, políticos, sociales, sobre todo, de exiguos valores y principios sólidos.

Estoy afligida porque no entiendo, y jamás entenderé, cómo personas que tienen en sus manos la posibilidad de restablecer el orden y evitar más injusticias a todos los niveles, se aferran a una realidad que sólo existe en sus cabezas y no lo hacen.

Estoy triste porque me destroza el alma oír a los jóvenes expresar su desinterés en el trabajo o el estudio.

Dios, a pesar de la tristeza que nos embarga, me atrevo a pedirte, para esta navidad, la armonía; que destierres el odio y la amargura de los corazones de quienes vivimos en este suelo panameño.

Niño Jesús, te pido un Panamá, donde se le ofrezca a sus hijos la educación con las herramientas oportunas, pues no importa en qué colegio o universidad estudien, lo importante es que sean hombres y mujeres de bien, que impere la honestidad, la integridad y la decencia, donde se genere un nuevo panameño, alejado de la corrupción, del narcotráfico, lavado de dinero, del fraude, del soborno. Que en todas las familias panameñas reine la probidad, enseñándoles a sus hijos que las metas se alcanzan con tenacidad, esfuerzo y trabajo; que todo lo fácil, así mismo se nos va.

Un Panamá, donde se erradique la discriminación, que la maltrecha igualdad de oportunidades, no sea la bandera política de ningún partido o movimientos que asumen los Derechos de las Personas con Discapacidad.

Niño Jesús, te pido que las elecciones de mayo de 2019, sean transparentes, que los nuevos gobernantes del país, piensen más en los que menos tienen, que su foco de acción sea el tema de la Discapacidad, vivienda, salud y una justicia equitativa.

Por un Panamá, en paz, que no haya más madres llorando por sus hijos asesinados, y cuyo sistema de gobierno sea la democracia.

Niño Jesús, Panamá te necesita, que la llegada del santo Padre en enero de 2019, germine en cada panameño la solidaridad, sensibilidad, igualdad de oportunidades y devuélvenos la esencia que caracterizaba a este país istmeño.

Feliz Navidad.

Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá, Panamá.

Comunicadora social.

elodia1141@gmail.com

 

 

 

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