Presentación.

 

Mi nombre es Elsa Yatzaré Soto Rocha, tengo 27 años, siento que es importante conocerlo puesto que, tal vez en algunas ocasiones, mi pensamiento no sea tan claro y esté en busca de otras opiniones para ayudar en mi proceso de desarrollarme.

Es la primera vez que escribo aquí, espero no fallar; deseo contar cosas que a todos nos resulten de gran interés y, lo más importante, que nos ayuden a entender mejor las cosas que aún tenemos en duda.

Tiempo atrás ya había escrito, pero ninguna publicación salía a mi responsabilidad, detrás de mis letras estaba el trabajo al que pertenecía y el cual daba la cara ante mis buenas o malas notas; así que estoy un poco nerviosa por esta nueva experiencia; deseo poder establecer comunicación con personas que estén interesadas en debatir algún tema conmigo; he visto que podemos colocar nuestro correo y, así, tener más privacidad en temas que nos llamen la atención. Estaré ansiosa por recibir algún e-mail con comentarios o preguntas.

Cuando yo leí esta revista por primera vez, me aventuré a escribir a personas que estaban dando sus puntos de vista y plasmaban sus experiencias e investigaciones, fue grandioso ampliar mis horizontes con personas nuevas y, sobre todo, con mayor experiencia.

Soy licenciada en Optometría, para muchos es desconocida esta profesión, pero a lo largo de mis escritos, estaré describiendo lo que para mi ha sido vivir de esto y además, lo que a mi alrededor ha sucedido al querer superarse, sólo puedo decir que aquél que trabaje y no lo haga con amor, seguramente está desperdiciando su vida.

Una de las grandes curiosidades del existir, consiste en encontrar explicación a muchas de las cosas que nos pasan; por ejemplo, de pequeña, necesitaba lentes, pero me costaba mucho trabajo y sentía que veía igual con ellos que sin ellos. Pobre de mi mamá, siempre padecía esta situación del gastar en algo que no usaría, hoy me da risa, porque ella hace énfasis en que el destino me está cobrando su sufrimiento, pues ella me regañaba para usar lentes y ahora yo lo hago con otras personas. Es parte del servicio que brindamos, ahora sé lo desesperante que resulta pedirle a alguien que use algo que no solo es una necesidad, si no un bien para la salud, y ser ignorada, ¡vaya colmo del optometrista!

Desde pequeña, veía el canal del politécnico, amaba su porra y me decía que algún día iba a alcanzar la gloria estudiando lo que fuese, pero en esa institución; cuando hice el examen y fui seleccionada, mi primer impresión fue un tanto cruel; supongo a muchos nos ha pasado, no quedarnos en nuestra primera opción, pero estaba en donde siempre había soñado, ¡GLORIOSO POLITÉCNICO!

Empecé a estudiar optometría, en mi opinión, es más difícil de lo que aparenta, tiene tantos números como personas en el mundo, tiene tantas ramas, tantos conceptos, tantas prácticas, mucho por lograr, ojalá que algún día muchos de nosotros luchemos por la misma causa y no por la propia. Estudiar esta licenciatura me ha cambiado la vida, no sólo a nivel profesional, al decir que obtuve un título, más bien, me hizo sentarme y preguntarme: ¿qué hacer para mejorarla?... Es complicado, pero he visto a tantas personas trabajando por lograrlo, que me han dado ánimos de continuar en la búsqueda y cada día hacer que mas personas entiendan ¿qué somos y hasta dónde vamos?

Considero que presentarse es una de las cosas más esenciales que debemos hacer todos al llegar a un lugar, independientemente de cuál sea, tener el valor de saludar, de responder y ser empáticos.

Estoy estudiando lengua de señas mexicana, una de mis metas es aprender lengua de señas para ciegos, las he visto ser interpretadas y ha sido una de las grandes maravillas que he podido conocer.

No soy ciega, ni tengo baja visión, sin embargo, uso una graduación que hasta yo me asusté cuando me enteré lo que necesitaba y, mas aún, cuando analicé que así iba por la vida; esto lo comento porque tal vez, en algún momento, podría cometer la indiscreción de hacer algún comentario fuera de contexto, por lo cual, ofrezco disculpas sinceras por adelantado.

Regresando un poco a lo académico, actualmente estoy en un curso de lengua de señas, me ha costado mucho trabajo, pero ver a las personas en acción me entusiasma para seguir esforzándome y tener esperanza de que algún día seré tan buena como ellos, que parece que lo que para mi es hablado, para ellos es señado, parecen peces en el agua; tengo fe.

He tenido grandes experiencias con sordos, también malas, claro está, no es por hacer un comercial, pero también es bueno presentar a las personas que han sido de gran ayuda en mi vida y formación. Por ejemplo, el primer curso que tomé de señas fue con grandes personas que hoy son mis amigos, los cuales son mucho mejores que yo en esto del arte de LSM. Saludos, Araceli, Jesús, Pato, Carlos, Sara, Toño, Rosa, Zule, aprendí tanto de ustedes y con ustedes, con el profesor Jorge Jacinto, el cual al pasar el tiempo sigue siendo tan increíble como aquel día en el aula; se necesitó de mucho valor para darnos clase, y yo creo que él tiene mucho porque, a pesar de ser sordo, nos enseñó a quienes no lo somos. Fue sorprendente verle en acción, nos impulsó la curiosidad por seguir con nuestros estudios, gracias profesor, gracias amigos, aún tengo el placer de tenerles en mi vida, casi todos los días nos saludamos y contamos experiencias de nuestras vidas.

Después de Jorge, llegó a mi vida Javier Dimas, gran profesor, siempre le echa corazón a sus clases, aprendí tanto de él, me apoyó y me alentó para no perder la confianza en mi; a veces no soy tan sociable y él me animaba a exponer mis miedos y hacerlos fortalezas. Junto con él, llegó Minerva, jamás podré terminar de agradecerle su paciencia, maravillosa mujer, interpreta para nosotros que tomábamos la clase, nos tenía mucha paciencia, siempre nos apoyó en nuestros momentos de exámenes. Pero en especial, quisiera comentar que ella fue un gran escalón para optometría y la discapacidad auditiva y baja visión, gracias Mine, gracias.

Hace unos días empecé un proyecto con el Lic. Víctor Lara Gámez, quien ha clasificado mi vida en antes y después de él, podría decir que es un gran compañero, un gran profesional y con el cual estoy trabajando para poder atender a pacientes que tengan baja visión, pues esa es su especialidad, y la discapacidad auditiva; hemos creado algunos vínculos para poder atender a pacientes que tengan esta combinación, ha sido una gran experiencia y como todo, hemos triunfado y fracasado, seguimos en la lucha de lograr mejorar el servicio en pro de la discapacidad; pronto tendré más noticias al respecto, de aquí a tres meses, seguramente tendré una nueva experiencia por compartir; mientras eso pasa, seguiremos tocando puertas y planeando proyectos para que todo vaya tomando forma, la forma que nosotros esperamos de esto. Si algún día el Lic. Víctor me concede el honor de leer esto o algún conocido, quisiera expresarle mis infinitas gracias, pues ha sido un gran impulso para que yo deje mi cueva del confort, es usted admirable, soy su fan, que jamás se apague su luz con la que va por el mundo, orientando e iluminando a quienes más lo necesitamos, inmortalizándolo, como dicen los chavos x2, (es un pequeño chiste que seguramente muchos no entenderán), pero fue parte de un proyecto en su actual trabajo y quedará escrito hasta el final de sus días en un libro, ahora en una revista, entiendo la diferencia del valor, pero igual es bueno tener un acumulado. Sin más, solo me queda regresar a mi agradecimiento.

En mi actual trabajo he creado grandes amigos, los cuales siempre serán importantes para nuestro desarrollo y lo digo en general, quisiera agradecerles el tener fe en mi y espero que sigan las publicaciones de esta revista, seguramente en varias ocasiones serán los protagonistas, gracias Paco, siempre me das buenas ideas, gracias Cristina, eres una gran mujer y sé que vas a luchar para lograr tus sueños, gracias Claudia, siempre me preguntas si todo va bien, mi pequeña Belén, Citlali, Jazmín, las adoro chicas y les agradezco que siempre estén ahí para mi, son maravillosas; José Luis, mi fiel compañero y vecino de consultorio, siempre ayudándome, no entiendo de dónde sacas tanta bondad para compartir, pero gracias por todo, Don Mario Yáñez, aunque es parte de la maldad, siempre está al pendiente de mis proyectos y le agradezco no ser un obstáculo para ellos, gracias por entender lo que hago y por alentarme a seguir, si no fuera por usted, muchas de estas cosas no las habría realizado, ha sido una pieza clave, pues trata de no afectarme en mis actividades, gracias, es una gran persona y ya tendré nuevas historias, gracias a todos mis compañeros de trabajo, hacen de mis días un reto, reto que busco superar.

Gracias a todos los que hacen de mi vida una maravillosa aventura, Valeria, Benjamín, Ana, Wendy, Gaby, David, Francisco, Pato, CECI, en especial mis padres, mi hermano, mi familia, sin ustedes no sería quien soy y seguramente hay muchos más por mencionar, pero gracias, de verdad gracias porque sin ustedes no tendría motivos para ser mejor.

Consideré valioso presentarme y presentar a todos los que van al lado mío, en cada uno de mis tropiezos y caídas, porque todos debemos saber ser agradecidos, no sólo se trata de ser ayudado, también de ayudar.

Que la aventura empiece y para todos nos resulte un grato momento, gracias a quienes me están dando este espacio, perdón por mencionar a tantas personas, pero creo hay que decir todo lo que nos conforma y así nos vamos conociendo más.

Me despido de usted amable lector, con la esperanza de poder en algún momento leer, quién ha estado a su lado durante su camino por la vida, no olvide ser agradecido. Atenta a sus respuestas, quedo a sus órdenes, orgullosamente politécnica; diría mi padre, eres una burra, a lo que respondo con el pecho inflado: A MUCHA HONRA, NO CUALQUIERA.

Hasta pronto.

 

PRIMER CONTACTO

 

Como bien lo dice el título, la primera vez que hablé con una persona ciega, fue hace unos cuantos años, era una pequeña y siempre me ha gustado contemplar la naturaleza, en especial esas cosas que para muchos, ya no se tiene tiempo.

Un señor de juventud acumulada, como les llamamos hoy a aquellos que superan los 60 años, cantaba en un mercado, se iba caminando de su trabajo(mercado) a su casa, a veces mucha gente le acompañaba y otras tantas, la mayoría, iba solo con su bastón. Siempre he sido sentimental, entonces recuerdo que lo observaba y claro, siendo pequeña, poco entendía yo de lo que trataba el bastón y su edad. Varias veces le acompañé a su casa, de hecho, una que otra ocasión, se subía a los carros con confianza cuando le decían que le acercaban a su casa, era sorprendente la manera en que con sus pasos, su guitarra y su bastón, iba conquistando el mundo, su mundo. Yo lo admiré tanto, por ser tan valiente de caminar sin dudar.

Muchas veces lo llegué a ver en la banqueta, me resultaba más interesante que el ocaso, lo que él proyectaba era una belleza diferente; todos los días que le veía a la misma hora, hacía el mismo acto, sentarse y fijar su mirada al cielo, a veces comía y otras solo se sentaba.

Un día me armé de valor, me acerqué y lo increíble es que ya me había escuchado, me dejó sentarme a su lado y me empezó a describir el cielo, no imaginan mi cara de asombrada, me pregunté si los lentes eran solo apariencia, cómo es posible que si no tenía visión, supiera lo que estaba frente a nosotros. Recuerdo bien aquella nube que nos tapaba un poco el sol, me dijo hasta su forma y puse mi mano en frente, típica y mala broma, ¿cruz o cuernos?, la respuesta fue, hay sombras.

¿Cómo olvidar el día en que describió mejor que nadie lo que estaba ahí, entre nosotros? Pues sí, así fue, me dijo, el cielo es azul, pero no azul día, azul llegando a noche, azul que se desvanece como si se estuviera acabando, hay naranja como el color de la llama de la vela de mi recámara, de hecho parece algodón, está una nube cubriendo parte del sol, está alargada, como la lana del borrego, quisiera tener mucha para hacerme un chaleco, seguramente si buscas bien, encontrarás algunas estrellas; si eres la primer persona que ve la primera estrella de la noche aparecer, le puedes pedir un deseo y se te va a conceder, pero debes ver bien el cielo y no olvides, ser el primero. Desde ese día y hasta la actualidad siempre que anochece veo el cielo, uno nunca sabe cuando podría ser la primera persona en ver la primera estrella, para que me conceda el deseo.

Si tan solo hubieran estado ahí, escuchando lo que era la mañana, la tarde y los colores que le componían, si tan solo yo pudiera recordar todas sus palabras, se los compartiría, pero solo tengo algunos recuerdos.

Le pregunté si los lentes eran solo para ganar dinero, claro que después de su descripción, cualquiera se lo preguntaría, pero no, en realidad no veía, sus nietos le habían contado como era el mundo y él se quedó con los mejores adjetivos calificativos, si así lo queremos llamar; me contó que solo veía luz y sombra, me contó que su peor miedo era dejar de ver luz, porque cuando eso pasa, pierdes el estado del tiempo, no sabes si es de mañana o de noche; me dijo que él jamás quería dejar de ver luz, porque a veces cuando tenía miedo, veía todo sin color, entonces sólo necesitaba abrir los ojos y encender la luz para estar en calma. Causó tanto impacto para mi el comprender el por qué el hecho de percibir luz para él era muy importante.

Hace unos años falleció, QPD, pero jamás olvidaré ese primer contacto, ni tampoco la enseñanza y el valor que tiene, tan solo percibir luz.

En optometría es tan importante obtener la mejor visión del paciente, pero incluso para el que no la tiene, como desea; hay siempre una opción, amo esta profesión y sé que hay muchas áreas de oportunidad por explorar, tiempo al tiempo.

Mucha luz para todos ustedes, espero que sus primeros contactos les hayan sembrado la curiosidad de querer ser mejores y valorar lo que se tiene.

Se despide de ustedes, la pequeña burra, ya saben, A MUCHA HONRA.

 

Autora: Elsa Yatzaré Soto Rocha. Naucalpan, Estado de México, México.

Licenciada en Optometría.

yatzaresoto@hotmail.com

 

 

 

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