Entre luces y sombras,
pasa mi triste vida sin esfuerzo,
sin ver el tiempo que veloz transcurre
con prisa, mas sin pausa;
como el fulgor de rubíes o zafiros,
de aguamarinas, perlas o esmeraldas,
así percibo yo luces y sombras;
son tan fugaces como los suspiros.
Cual los destellos de piedras preciosas.
La luz diurna irradia sus fulgores,
y se apaga cuando el día perece;
vuelve la oscuridad, sin resplandores;
todo lo difumina, y lo ennegrece.
Lento es el intervalo de tinieblas,
que tras la luz todo lo oscurecen.
Sin darme tiempo, para poder verla,
vienen de nuevo, y otra vez me envuelven;
sombras circundan mi pobre existencia.
Cual ráfagas de luz,
me iluminan breves trazos de felicidad,
Más cuando voy a retenerlos,
ya vuelvo a estar en la oscuridad.
Como el fugaz parpadeo de las estrellas,
en el cielo nocturno, no destaca,
así en mi camino,
yo encuentro los destellos de esperanza,
que al momento, si quiero aferrarme a ellos,
sin darme la ocasión, se apagan.
Cual si veloz yo fuera en noche oscura,
por camino salpicado de farolas,
de vez en cuando todo se ilumina,
para quedar de pronto entre las sombras.
Mi vida es una línea discontinua,
cuyos trazos se alternan sin cesar;
luces y sombras dan la perspectiva,
de alternancia continua y desigual.
Cuando creo que mis manos están llenas,
y al fin, conozco la felicidad,
de repente, despierto de mi sueño,
nada quedó para poder guardar.
Todo se esfuma, en el aire que se lleva,
cual si fuera la luz del raudo flash,
tan lejos tanto, que vuelven las tinieblas,
hasta que yo, otra luz pueda alcanzar.
Autora: Puri Águila González. Barcelona, España.