¡HERMOSO, FASCINANTE, EXTRAORDINARIO!
Visitando los estados de Yucatán y
Quintana Roo, en
Mis apreciables lectores, como ya se me está
haciendo costumbre, nuevamente vengo hasta las páginas de la revista, para
compartirles algo de lo mío, a esta edad , muchísimos de nosotros podemos
gratificarnos, al tener cosas que contar a los jóvenes que vienen atrás, como
en este momento lo hago yo.
Ahora les cuento como dice el
título, pude ir al viaje de turismo incluyente, a ese paraíso que es nuestro
sureste mexicano; pero antes de entrar en materia, les quisiera compartir como
fue esto del viaje.
Resulta que en Ciudad de México, hay
un grupo, de jóvenes ciegos y con baja visión, a los que la discapacidad no les
resta su entusiasmo, atrevidos y audaces, que saben que cuando se quieren hacer
las cosas se puede lograr, y es así como estos cuatro jóvenes, Fermín, David,
Johan y miguel se lanzan con la idea, ilusión o propósito de hacer realidad sus
sueños, formando una asociación para realizar turismo incluyente con equidad,
para personas con discapacidad, o no. Teniendo en su haber, ya una experiencia
anterior cada uno por su parte, y trabajando juntos aproximadamente dos años,
donde se nota el esfuerzo, la dedicación y las ganas de mejorar su trabajo en
beneficio de las personas con discapacidad
Mostrando a la sociedad, que las
personas con discapacidad también disfrutamos de los lugares, sitios, que
visitamos, al igual que otra persona con o sin discapacidad; que se puede hacer
turismo incluyente, y lo estamos haciendo donde vivimos, los momentos o los
instantes intensamente como cualquier mortal.
Por si les interesa conocer algo más
sobre esta asociación, les dejo sus datos:
https://www.facebook.com/inclusionconequidadac/
Correo electrónico: inclusionconequidadac@gmail.com
Síguenos en twitter: @inclusioncequid
https://twitter.com/search?q=%40inclusioncequid%20&src=typd
INCLUSIÓN CON EQUIDAD. A FAVOR DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD. Si es
exclusivo, no es inclusivo.
Bueno , ahora si les cuento como fue mi
aventura última calentita pues la realicé del 21 al 29 de julio, apenas unos
días atrás, la salida fue el sábado
Así, hicimos 24 horas de recorrido,
en que se bajaba al sanitario, a comprar un café, o alguna golosina para el
camino...
Llegamos a Mérida, la ciudad blanca,
desde la llegada sentí esa calidez de la gente, el clima, caliente hasta el
tope para mi, ese ir y venir de las personas llevando y trayendo sus cosas por
compras o mandados, la llegada al hotel para irnos a comer como dios manda, nos
organizaron en un comedor donde nos atendieron a todos, y cada uno consumió lo
que fue su antojo; déjenme decirles, que para empezar, yo pedí la sopa de lima,
es algo tradicional , que no podemos dejar de probar, cuando uno viene a
Yucatán. Me asombré, pues yo la he comido muchas veces en ciudad de México, en
Mérida, me la sirvieron con su caldo de pollo y jitomate, pero el pollo
rebanado en trozos grandes al igual que las tiras de tortilla doradas , eso si
sin faltar las rodajas delgadísimas de lima que le da el sabor exquisito a la
sopa, y una orden de panuchos que tampoco fueron como los que saboreo por mis
rumbos; estos eran de cochinita pivil , carne y verdura, algo que me desanimó
con respecto a la idea que yo tenía de los panuchos, pero eso si, sabrosos sin
duda, acompañados de aguas frescas de tamarindo, Jamaica y horchata las cuales
donde las probaras eran una delicia, siempre preparadas con la fruta natural,
nada de jarabes de sabor, eso sí, dejé
Después de comer regresamos al hotel pues era
tarde noche libre, para que cada quien fuera a donde quisiera ir, yo me
organicé con los guías y otra pareja, para salir a dar la vuelta y conocer algo
mas, por lo tanto llegando al hotel me puse el traje de baño y, a la alberca,
donde el agua era una delicia, estar en contacto con ella, un buen rato hasta
llegada la noche, donde les repito, cada quien buscó su entretenimiento. Bueno
nosotros nos fuimos caminando 4 o 5 calles y llegamos al centro de la ciudad
para abordar una carreta , que, para empezar, el cochero muy en su papel de
historiador, y el caballo caminaba a ratos cadencioso , galopante y a su paso
tranquilo, lo cual nos llamó mucho la atención. El cochero nos dio un recorrido
por el centro de la ciudad, describiendo los edificios, que tienen mucha razón
en llamarla la ciudad blanca, pues están construidos con cantera de color
blanco, monumentos, casas antiguas; el palacio de gobierno, el correo, zona
bancaria, la exclusiva de la ciudad, el mercado y sin faltar la catedral de
Mérida, que tiene una distinción, ser la primera catedral de toda América, que
fundaron los españoles a su llegada; es el edificio más antiguo de la
conquista. Recorrido donde en su parque principal tuvimos que descender de la
carreta, para ir al monumento donde están grabadas en piedra escenas de la
conquista y de la independencia de México. Monumento muy visitado por todo el
turismo y donde no podían faltar los elotes, los raspados y las marquesitas tan
famosas de ese lugar, para hacer mas atractivo y alegre el recorrido. Les
comento, las marquesitas son unas tortillas de harina tipo hot cache, suave,
que se rellena con mermelada al gusto, o cajeta (es dulce de leche quemado con
sabor vainilla) y queso, se enrollan y se comen
calentitas, son una delicia.
Ya descansados, arreglados y muy
bien desayunados, subimos al autobús para hacer un trayecto de dos horas,
aproximadamente, y llegar a Uxmal, ciudad maya, con sus monumentales vestigios,
y pirámides que, en la actualidad, se encuentran muy bien, para que podamos
admirar toda la habilidad, conocimiento, destrezas que tenían los mayas en la
edificación de sus ciudades, sus casas, las canchas para el juego de pelota;
sus templos, etc. Las cuales recorrí emocionada y sorprendida de lo que me
estaban narrando y escuchando, por boca del guía, que se nos asignó al entrar a
las ruinas arqueológicas de Uxmal. Al entrar a esos magnos y portentosos
monumentos históricos, que nos dan idea de la presencia de la raza que ahí
vivió, y embelleció esas ciudades prehispánicas en sus tiempos de esplendor, y
pareciera que la selva, la cuida y vigila para que no sea alterada, destruida
como muestra de la grandiosidad de esa raza. Algo que me inquietó, fue que al
término del recorrido , para no tener que volver a pasar los sitios visitados,
se nos indicó, salir por un camino abierto en plena vegetación selvática, donde
hubo un momento en que no teníamos personas adelante , ni atrás del camino ,
solo las pisadas de las chicas que me acompañaban y las mías; se escuchaba el
sonido de los animales, el rozar de las ramas de los enormes árboles que
habitan ahí, el sentir la presencia de la selva, su maleza y el contacto tan
directo con ella nos traslada a una quietud asombrosa, para darnos cuenta de la
inmensidad de la tierra. Después de terminar este recorrido de aproximadamente
unas dos horas, nos trasladamos a otro lugar, para conocer la historia del
chocolate, lugar que también tiene su atractivo natural. Se pasa por 4 casas
donde nos van diciendo como es su proceso, pero con algunos atractivos que les
voy a ir mencionando.
Primero pasamos a la casa donde nos
muestran las semillas del cacao, cómo se cultiva, se clasifica, se selecciona y
los usos que llegó a tener como moneda de cambio, para comprar o vender cosas,
en los antiguos mayas. En la segunda casa, nos muestran como se procesa hoy, y
cómo se hacían, antiguamente, las bebidas para los reyes y sacerdotes; de qué
manera los indígenas del pueblo elaboraban sus bebidas también para cuando
hacían sus fiestas, ritos, danzas.
Después llegamos a una zona donde
había una jaula de malla ciclónica que nos permitía pasar por debajo de ella en
la entrada, y al frente tenía en cautiverio a monos araña, donde por un peso
que metías a la máquina , ella te daba comida, una especie de croqueta, que al
acercar la mano, el mono te tomaba con su manita la comida y te hacía alguna
gracia como colgarse de la cola, de las manos, o correr, donde la mayoría de
los paseantes se dieron vuelo, dando de comer a los monos, actividad que yo no
quise hacer, y todos reíamos y a la vez nos asombrábamos de las habilidades de
esos animalitos. Pasamos a la siguiente casa, donde se nos mostró la tumba de
un rey, cómo eran sepultados, con sus sirvientes, comida, y sobretodo el cacao
y se nos comentó que también a los no pertenecientes a la nobleza se les
sepultaba con su comida, sin sirvientes; pero el cacao, no podía faltar en
estos ritos.
Después pasamos a donde estaban en
su hábitat natural dos jaguares, hembra y macho, protegidos por cristales, que
permiten verlos a los visitantes y que proporciona seguridad a los paseantes,
lo relevante de esto es que la cabina, por ponerle un nombre, en donde están
los jaguares está construida en parte de selva para que ellos estén mas
cómodos, pues es una especie en extinción. Preguntábamos si esa pareja no
podría aparearse, pero los encargados comentaban que no era posible, pues la
hembra era muy grande y el macho todavía era pequeño para el apareamiento.
Tenían una cascada de agua de forma
natural muy pequeña, pero que permitía tener pececillos de muchísimos colores,
crías de esas especies, un atractivo más en la visita. En la siguiente casa nos
sentamos y aquí describo mi percepción, de lo que me di cuenta, pues nadie
explicó nada y solo expongo mi experiencia, escuché el caracol sonar, a un
nativo tocar el tambor y como que otras personas danzaban o hacían, quizás, un
rito. Tal vez sobre el cacao, bueno, Esa fue mi percepción, pero déjenme
decirles que a un lado de esto, teníamos también una zona de aves llamada el
aviario, donde entramos y encontramos cotorros, pericos, guacamayas, también
arreglada su cabina, lo cual les permitía estar sueltos y volar de un lado a
otro; era inquietante, pues estábamos atentos a que uno hiciera sus sonidos y
volaba; estábamos atentos a otro y se nos iba; fueron momentos de expectación y
mucha risa.
Y por fin llegamos a la última casa
donde estaban preparándonos chocolate con agua caliente, nos explicaron el
proceso y nos obsequiaron en unos vasitos de madera la prueba del chocolate
caliente, donde cada uno le podía poner azúcar o canela al gusto personal.
Actividad que todos disfrutamos y saboreamos en una buena hermandad. Yo compré
dos vasitos de madera, como recuerdo de mi visita a ese lugar.
Llegando al hotel, disfrutamos de
una tarde de alberca y bonita convivencia de algunos compañeros del grupo, que
no se animaron a irse de antro y conocer algo más de la vida nocturna de
Mérida, Yucatán.
En la siguiente actividad, fue para mí, como
la cereza del pastel,
El estar ya instalados en el hotel,
en Cancún, nos fuimos a Playa del Carmen. Temprano desayunamos, con el traje de
baño puesto, subimos al autobús , los compañeros con sus aletas, visores todos
alborotados por ir al snorkel, divertirse , en la playa ya era todo un
acontecimiento , el cual estábamos dispuestos a celebrar todo ese día.
Comenzaré diciéndoles que teníamos que ir a tomar el barco para que nos llevara
a la isla de Cozumel, en donde se encuentra este atractivo turístico.
El irnos a Playa Mía, ¡guau!, desde
el abordar el barco, que nos llevaría a Cozumel para llegar a la playa privada
centro turístico, llamado playa mía, fue todo un espectáculo, saber que las
playas tenían mucha alga marina, el subirnos y hacer el recorrido de 30 minutos
aproximadamente, el tener esos saltos por la marea, donde todos gritamos y nos
emocionamos, platicando, otros cantando y bailando, si se puede decir así...
Llegaron las camionetas que nos
trasladaron al centro turístico , Playa mía, desde el principio, se encontraba
la diversión, con albercas para escoger, toboganes, trampolines, juegos
acuáticos, y el mar; la enorme playa para todos los visitantes a este lugar;
ahí viví un día extraordinario, lleno de emociones, sobresaltos, recuerdos que
me hicieron sentir emocionada, viva , pero sobre todo vivir el momento tan
fascinante que es el estar dentro del mar; sentir su fuerza, su poderío, la
inmensidad de que es capaz; el sentirme envuelta en él; como mueve y hace mi
cuerpo a su antojo, me hicieron disfrutar y vivir la vida en su plenitud. Ya
cansada del ejercicio de estarme sosteniendo en el mar, aunque la arena es muy
suave, se hunde uno con mucha facilidad y eso no me permitía poder estar de
pie, por lo que, jugué, brinqué cada vez que llegaban las olas, hasta que me
cansé... Como les decía, me senté un rato en la orilla de la playa, donde mis
pensamientos llenaron toda mi mente de hermosos recuerdos y nostalgias bellas
que no volverán, pero que alimentan el alma para seguir adelante en mi destino
por cumplir.
Ya recuperada nos fuimos a la
alberca, donde el agua era un manjar para el cuerpo, tibia, rica y estuvimos
jugando, pataleando y disfrutando con algunos de los compañeros, cuando se nos
indicó que ya estaba abierto el restaurante y decidimos irnos a comer. Había de
todo, pastas, ensaladas, carnes, postres y bebidas, todo incluido en el
pasaporte de entrada, pero si alguien deseaba una bebida con licor, adelante,
solamente pagaba su costo y todos contentos.
Después de haber comido y disfrutado
esos manjares, pues con hambre todo está súper rico, me fui a las bicis de
pedales, donde mi acompañante me decía a cada momento: “si no hay riesgo, no
hay peligro”, y eso me dio confianza, pues llegó nuestro turno y nos subimos;
cuando vimos ya habíamos llegado hasta donde se encuentran las boyas de
seguridad y comenzamos a inquietarnos, ¿cómo íbamos a regresar?... Ahí, le dije
a la nena que estaba conmigo: “dejemos de pedalear, y traemos chalecos; no nos
pasará nada”. Ella se tranquilizó también, y le dije: “usemos la lógica,
esperemos voltear la bici y cuando venga la ola ella misma nos va a empujar
para la orilla y pedaleamos fuerte”... Le agarramos muy bien la onda y nos
divertimos mucho con las bicis, ya agotadas nos fuimos a las regaderas ,
después a los baños pues no dejábamos de tirar arena que teníamos hasta por los
codos; regresamos al restaurante, y estuvimos degustando unos dulces, lo cual
permitió que mi traje de baño se secara, solo volví a sacar mi camisera o
playera y me la coloqué; salimos y ya estaban las camionetas para regresar al
embarcadero, para tomar el barco que nos llevaría a playa del Carmen, donde nos
dieron tarde libre hasta las 11 de la noche, para regresar al hotel a dormir.
Bueno, aprovechamos, mis guías y
otra compañera, a ir a recorrer
La llegada a Chetumal, donde está la frontera
con Belice, ciudad muy tranquila en todos los aspectos, tránsito, calles, etc.
El hotel muy cerca del muelle, donde tienen un cocodrilo que vela la seguridad
del lugar, que es famoso y tiene nombre propio, conocido por todos los
trabajadores del muelle.
Algo cerca del hotel donde estábamos
hospedados, está la placa o letrero en piedra, con la leyenda: “Aquí comienza
México”, se siente una emoción muy particular para cada uno de nosotros; yo
sentí que esta es mi tierra, de aquí soy y el amor por la tierra que nos vio
nacer, y nos recogerá al morir, como el amor a la patria, la identidad de
uno... También hay juegos mecánicos, ventas de comida, tacos, dulces, las
famosas marquesitas; la gente paseando y disfrutando del ambiente que se da en
el lugar como si fuera una feria. Regresamos a dormir, para prepararnos para la
siguiente actividad.
Un día más, pero también un día
menos del viaje, ahora tocaba la visita a la laguna de Bakalar, otra emoción
tan intensa y fascinante, donde me sentí en plena comunión con la naturaleza,
la tierra, el agua, el astro sol, que nos abrazaba con toda su intensidad y
calor que es posible darnos cada día.
Tempranito, a las 8 de la mañana,
habiendo desayunado y con los trajes de baño ya puestos, emocionados subimos al
autobús, para partir rumbo a Bakalar, lugar todavía virgen en varios aspectos,
donde el hombre no ha dañado su naturaleza y ojalá se siga respetando ese
ambiente, que conserva el lugar. Llegamos al paradero, o espacio donde se
abordan los pontones, los cuales son embarcaciones techadas con asientos firmes
y forrados con plásticos; por todo el perímetro de la embarcación, alfombrada
con materiales para el agua, hecha con fibra de vidrio que la hace más estable;
en forma casi cuadrada, con motor a gasolina, manejada por una persona,
mientras otra nos va describiendo las partes en que se conforma la laguna, que
a la distancia tiene varias tonalidades de azules, por eso el nombre de la
laguna de los 7 colores; es enorme, según el guía nos comentó; para recorrerla
de punta a punta serían necesarias entre 5 y 6 horas aproximadamente, a una
velocidad de
Después de pasada la hora de
disfrutar del agua, sol y arena, volvimos a la embarcación y nos dirigimos al
pequeño embarcadero, donde lo abordamos, para dar por terminado el recorrido
fascinante en lancha, por tan bello lugar.
Sacamos fotos grupales y contentos,
mojados y ya algo hambrientos nos dirigimos a otra pequeña laguna en un lugar
llamado Bonanza, a donde comimos ricos tacos de cochinita pivil, y no podía
faltar la diversión, comenzaron a meterse cuidadosamente a la parte que nos
indicaron, donde no había peligro, porque era profunda la laguna, pero fueron metiéndose
los chicos, fueron tomando confianza y terminaron jugando guerritas de
caballeros y escuderos, se rieron, se cayeron , tomaron agua y todo lo que se
puedan imaginar
Terminamos cansados, agotados y con
ganas solo de descansar, regresando al hotel, para la última actividad del
paseo; sin embargo muchos de los compañeros cargaron pila durante la llegada al
hotel, y simplemente se dieron un regaderazo, y se fueron a divertir un rato
más para disfrutar de este hermosísimo lugar.
El sábado se formaron equipos para
ir a desayunar, y de esa manera, organizarnos, para ir de compras, en las
tiendas que visitaríamos en Belice.
Por último, les comento que la frontera está
cerca del lugar donde estuvimos hospedados, a la llegada , descendimos y
abordamos unas camionetas, tipo combi, que nos cruzarían, para no caminar, pues
el sol estaba en todo su esplendor y nos podría broncear demasiado; en 5
minutos atravesamos la frontera, cruzamos un puente de un río llamado Río
Hondo, que nace en Guatemala, Belice y México; alimenta a tres países, es muy
extenso, limpio , de aguas cristalinas y con una profundidad de unos
Ya en la calle, o avenida donde
están todos los comercios o tiendas, tienen nombres gringos, americanos y
venden de todo, yo solo tuve la oportunidad de visitar dos tiendas, en la que
más tiempo estuve, no encontré lo que quería comprar y, por ese motivo, no
compré más que un imán de Belice... El tiempo que tuvimos para visitar no
alcanzó y tuvimos que regresar, porque en ese momento partiríamos para
Cumplido el tiempo para las compras,
regresaron las camionetas a la frontera y pasamos, ahora si, caminando, donde
nos revisaron las bolsas de las compras, sin mayor problema. Estuvimos en un
parquecito, me imagino, tipo pueblito con bancas, árboles, áreas verdes, los
vendedores de raspados, frutas, y uno que otro souvenir.
Llegada la hora, subimos todos al
autobús e iniciamos el regreso a casa.
Déjenme decirles que fue, para mi,
una gran experiencia, porque casi no conocía a los compañeros de viaje, en su
mayoría jóvenes, matrimonios y hasta un niño de 3 o 4 años, pero donde cada uno
se divirtió, gozó y disfrutó a su manera; y que yo, sin conocer casi a nadie,
disfruté, la pasé súper bien, y esto solo muestra, que lo importante en la vida
no es con quien la vivas, sino, la actitud, cómo la vivas.
Me despido, esperando encontrarnos
en la siguiente edición de la revista.
Atentamente:
Terapeuta Gestalt
Autora: Profa. Lic. Lucía Rosalva García Benhumea. Cuautitlán Izcalli,
Estado de México, México.