ANTES DE LAS TIC EXISTÍA MAYOR INCLUSIÓN LABORAL

 

En Guatemala la inclusión laboral sigue siendo precaria, tomando en consideración que cada vez existe mayor demanda de oportunidades laborales, gente más preparada académicamente y con mayor conocimiento sobre habilidades blandas y herramientas tecnológicas, sigue existiendo una gran barrera de inclusión al mundo del trabajo para personas con discapacidad visual. Si de por sí los Estados se encuentran respondiendo a un 10% de oportunidades de empleo, en el caso de Guatemala año con año salen 200.000 personas sin discapacidad en busca de trabajo, de los cuales existen plazas para 20.000; esto hay que traducirlo a las desventajas a las que se enfrenta la población con discapacidad.

Las diversas instituciones que promueven este espacio no cuentan con las herramientas tecnológicas necesarias, sino que sigue siendo un bien propio de la persona en condición de discapacidad. Además, en nuestra sociedad persiste un modelo tradicional y médico rehabilitador, situaciones que impiden un mejor abordaje de inclusión.

No podemos dejar de mencionar que Guatemala mantiene una legislación pobre y sin enfoque de derechos humanos, sin ni siquiera pensar que es hora de una nueva generación en esta materia. Por lo tanto, aquellas ideas de cuotas laborales e incentivos fiscales, pasa por dos factores que son: brindar un espacio laboral no por capacidad, sino por discapacidad; la otra, es por responsabilidad social empresarial. Parece oportuno plasmar acá que ni desde las políticas estructurales hay cambios, mucho menos desde una planificación territorial, donde dejemos de ver la urbanidad, sino que tengamos respuestas de desarrollo de ciudad, implicando esta no un enfoque metropolitano, sino nacional.

Es lamentable que desde el propio Ministerio de Trabajo no exista una plena proyección de inclusión laboral y la obtención de recursos tecnológicos que permitan, el desarrollo de una vida autónoma e independiente de las personas con discapacidad visual.

Sumado a esto las TIC (Tecnologías de Acceso a la Información y Comunicación), han favorecido con el bombardeo de información, mayor socialización y visibilización de las diversas necesidades de este grupo de la población, que crece y crece por diversas razones accidentadas de nuestras sociedades, en pleno Siglo XXI. Además, en la historia de nuestro país se evidencia que muchas personas con discapacidad visual tenían puestos de fotocopiadoras, esta lógica no ha cambiado aún con la tecnología en avance, siguen ofreciendo este tipo de puestos, manteniendo una mirada asistencialista hacia la población con discapacidad visual, por lo que, la brecha sigue siendo distante entre tecnología y puestos de trabajo.

Es fundamental decir que las oportunidades siguen estando en la metrópoli, lo que significa el olvido de los rincones del área rural, donde existe mayor pobreza, menos oportunidades de tecnología, poca información, niveles altos de analfabetismo, menos reconocimiento al ejercicio de derechos de las personas en condición de discapacidad.

En Guatemala existe la Ley 135-96 para la atención de las personas con discapacidad, y la política pública en discapacidad, decreto 91-2007, pero sin mayor efectividad, al menos en los tres derechos fundamentales como son: la educación, la salud y el trabajo, considerados los tres pilares de la prevención de la pobreza. No debemos olvidar que, existe un círculo perverso entre pobreza y discapacidad, lo que implica un escenario más difícil para nuestra población, bajo los indicadores de desempleo. Ahora bien, ¿qué pasa con las políticas públicas?, siguen sin estar presentes, ni de forma transversal ni interseccional, elementos que no debemos obviar en nuestras propuestas de demanda, para su verdadera inclusión. Las personas con discapacidad visual se aventuran en la búsqueda de empleo, sin tener accesibilidad en la infraestructura y en los sitios Web, ni con hardware y software accesibles, aspectos que ni siquiera las instituciones públicas, obligadas a resolver, o bien proponer soluciones, lo conocen. Es decir, nuestro Estado sigue excluyendo a las personas con discapacidad en todas las áreas de su vida, se mantiene un segregacionismo y en algunos casos institucionalización. También es necesario decir, que las organizaciones de y para personas con discapacidad visual continúan trabajando con la fase de la integración social, preparando aquellos a los que logra llegar, con rehabilitación y habilitación, educación especializada, sensibilización y otras acciones; mientras que, la INCLUSIÓN empieza a tomar auge, gracias a la misma exigencia y visibilización de las necesidades por las propias personas en condición de discapacidad, y sus movimientos organizados.

Para que la tecnología genere una realidad palpable en puestos de trabajo para las personas con discapacidad, es urgente implementar campañas de concienciación masivas, donde se potencie la capacidad y no la discapacidad.

 

Autor: MA. Gabriel Escobar Morales. San Rafael Pié de la Cuesta,
San Marcos, Guatemala, Guatemala.

gabesmorales@gmail.com

 

Breve reseña biográfica del autor.

 

 

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