La duda es una incertidumbre, algo incierto y
la deuda es deber algo. No es necesariamente deber dinero, aunque también, y sí
es tener pendiente una obligación con alguien o contigo mismo. En la lengua gallega
duda sería dúbida y deuda sería débeda. Cuando yo digo que esto o aquello es
dubitativo, estoy expresando que eso, es incierto. La deuda, es que yo tengo
que pagar algo que debo. Por ejemplo: Todos los países del mundo tienen una
deuda exterior importante, y es muy dudoso que la paguen íntegramente. Por
supuesto que la pagan, pero nunca la van a liquidar.
Los Estados Unidos de Norteamérica, son uno de
los países más endeudados del mundo, y es más que dudoso que liquiden
íntegramente su deuda.
La república Argentina, es uno de los países
más ricos del mundo, y su inflación ha ascendido en un año al 24 por ciento.
Esta situación es insostenible, razón por la cual, su gobierno solicitó hace
unos meses un préstamo del fondo monetario internacional por valor de 20.000
millones de dólares. Sorprendentemente, ese mismo gobierno ahora, solicita un
préstamo de 50.000 millones de dólares. Hay que aclarar, para que no exista
confusión, que Argentina todavía no ha recibido nada del F M I. Pienso que si
la negociación con el F M I se demora, su gobierno solicitará 100.000 millones
de dólares.
Es más que dudoso que Argentina pueda hacer
frente ni a corto ni a medio plazo a esa deuda que va a contraer. Ni a esa, ni
a las que tiene pendientes.
España, tiene una deuda exterior igual o
superior a su producto interior bruto.
Los países, cuando están en bancarrota, en
quiebra económica y financiera, suspenden pagos. Eso quiere decir, que cuando
están asfixiados económicamente, de modo unilateral, deciden no pagar a nadie.
Los embargos por parte de los prestamistas, no surten ningún efecto.
Evidentemente, no sucede lo mismo cuando el embargado es un ciudadano
particular.
Pienso en la obra de Don Jacinto Benavente,
LOS INTERESES CREADOS. El mundo se debe así mismo, y la cadena de intereses
tiene tal cantidad de nudos que es imposible que pueda desatarse. No hay forma
humana de que los distintos estados del mundo no tengan deudas.
Los
clubes de fútbol más importantes del mundo, son los más endeudados. Decía un
presidente del Atlético de Madrid, Don Vicente Calderón, que el tramposo no era
el que debía, sino el que no pagaba. Eso significa que yo puedo endeudarme
hasta las orejas, siempre que esté pagando mi deuda, aunque nunca la liquide.
La duda y la deuda, van inexorablemente
unidas, porque el futuro no existe. Solo existe el presente. Cuando se contrae
una deuda, se supone que se pagará, o no. Eso es siempre dudoso. El deudor,
puede ser muy solvente, pero tiene que pagar. No existe la certidumbre de que
va a hacer frente a la obligación que ha contraído, hasta que no la haga
efectiva.
En el momento actual, la persona que no debe
nada, que no tiene ninguna deuda, curiosamente no tiene ningún crédito. Es un
don nadie. Es un perfecto desconocido. Alguien dijo: dadme tiempo, y compraré
el mundo a plazos. La verdad es que yo no sé quien lo dijo; pero alguien debió
decirlo, porque es mucha la gente que se refiere al tal dicho.
Y retomando lo de la solicitud de Argentina al
Fondo Monetario Internacional, ¿Cómo es posible que uno de los países más ricos
del mundo tenga una inflación que crece prácticamente en progresión geométrica?
Esta situación la han resuelto bastante exitosamente sus vecinos Chile y
Uruguay. Estos, también tienen deuda exterior importante, naturalmente que sí.
No obstante, su economía es mucho más brillante y por tanto su situación
financiera, se desenvuelve mucho mejor.
No cabe ninguna duda, que el círculo no se
rompe ni se romperá, y los intereses creados seguirán indefinidamente. Y no
olvidemos que inflación, significa inflar. Inflar los precios, inflar la
devaluación de la moneda e inflar más y más la deuda y la duda en cómo acabará
todo.
Madrid, junio del 2018
Autor: Hilario Alonso Sáez-Bravo. Madrid, España.