Desear Un Beso.
Cada vez que lo veía, miraba sus
labios carnosos... él tenía esa clase de boca que incita al beso.
Se le hacía insoportable el verlo
día tras día sentarse a contemplarla, sin dirigirle una sola palabra. Solo la observaba
tras sus lentes, suspiraba alguna que otra vez y se marchaba en silencio.
Ella soñaba con la calidez que
irradiaba su piel, imaginando su acercamiento, el suave contacto. Deseaba mimar
su corazón en un intento por seducirlo, murmurarle algunas dulces palabras,
aunque Nunca lograba concretar nada.
Se sentía muy feliz al vislumbrar
que él estaba llegando. Sabía que enmudecido la contemplaría y que jamás osaría
tocarla.
Ella suplicaba un beso, rogaba
sentirlo...
A la siguiente mañana él llegó como
ya era habitual. Luego de embriagarse de sueños con su figura, salió extasiado
del museo... ¡Caray! -Se dijo-. Qué buen artista el que hizo esa
muñeca de cera...
Autora: Agostina
Paz - Buenos Aires, Argentina