Vivir el Presente.
“El cáncer me ha hecho ser menos soberbia, tener los pies
en la tierra y darle su justo valor a las cosas”, Alicia Luaces.
Durante
este periplo a lo que llamamos vida, hay un momento de el camino que nos
preguntamos la esencia de formar parte de este planeta, la muerte, la vida
eterna y conocer a Dios en su infinita bondad, misericordia inagotable pero
sobre todo el llegar a comprender que un ser humano al igual que yo, fue capaz
de entregar su vida por mí, eso es maravilloso, simplemente una fuerza divina
puede ayudarnos a comprender lo que trato de plasmar en este artículo.
la dura experiencia de
convertirse en el puntal emocional de un familiar aquejado de cáncer y más si
se trata de quien nos procuró la vida, es terrible, la vida me dio un vuelco, sacudió hasta
los tuétanos de mis huesos, cuando de pronto un día mi madre Ena, comenzó con
ciertos síntomas que no me gustaron, al inicio callé, pues el hecho de ser una
Persona con Discapacidad Visual y el no haber tenido hijos nos apega
sobremanera al ser que nos dio la vida, palabras que corroboró mi amiga Alicia
Luaces, reconocida panameña por su lucha contra el cáncer y cómo hoy, siendo
aún paciente de esta enfermedad, no sólo la enfrenta sino que trabaja a diario
sirviendo al prójimo, compartiendo sus experiencias, peleando con quienes deba
hacerlo para hacer valer sus derechos y el de sus iguales a una mejor atención
y devolverle a Dios las oportunidades de vivir que le ha regalado.
Por la
experiencia con mi madre Ena, desde que tosía, un estornudo o bien un resfrío,
de inmediato yo estaba pendiente, pues los resfríos en los viejos no son
buenos, así que no quise alarmar a nadie, sin embargo, a las pocas semanas se
repitió el mismo síntoma diarrea y baja hemoglobina, lo que ya encendió mis
alarmas isofactamente. Todo fue muy rápido, Ena fue revisada de punta a punta,
exámenes, laboratorios y biopsia, Incluida, resultando un tumor neuroendocrino
en el colon.
de algo
siempre estaré segura y es que Dios, nunca jamás nos abandona y menos en la
enfermedad, me calló un fardo pesado sobre mis hombros, aturdida, desesperada y
llena de angustia; Sumé esfuerzos, valentía y fortaleza, Ena debía ser
ingresada lo antes posible al Instituto Oncológico Nacional. Es como vivir dos vidas. Sonreír por fuera para
dar ánimo a mi madre enferma, mientras lloraba por dentro, Llegué a sentir como
si mi estómago temblara al ritmo de unos sollozos internos.
Ahora bien, el cáncer
pasa factura emocional a la familia del enfermo, no obstante, la experiencia nos ha enseñado a vivir
el presente, pese a la incertidumbre, ansiedad y la angustia ante las nuevas
pruebas y laboratorios en el hospital, llegamos al momento de declararnos
impotentes y abandonarnos en aquella fuerza superior que llamamos Dios. Creo que mis hermanos y yo nos hemos hecho más
valientes. La experiencia nos ha enseñado a vivir el presente, a disfrutar de
cada minuto en compañía de mi madre y a relativizar las cosas.
Para afrontar el cáncer, lo más importante es
que los familiares encuentren fórmulas para desafiar a la enfermedad y realicen
una conclusión positiva de su experiencia que siempre quedará muy condicionada
por el curso de la enfermedad.
Autora:
Elodia Magdalena Muñoz Muñoz.
Panamá, Panamá.
Comunicadora social.