Cuando llegó a mis manos la oportunidad
de leer y analizar las obras de Fedor Dostoievski, las que nos llevan a
profundizar en los secretos del alma humana, fue de gran enriquecimiento
espiritual su obra Crimen y Castigo, contiene plasmado muchos defectos y
virtudes potenciales que el hombre esconde en su subconsciente. El personaje
principal es Rodión Romanovich Raskolnikov, un joven universitario,
capaz de violar las reglas morales y sociales para el logro de sus propósitos,
se consideraba el súper hombre, extraordinario, obsesionado por el poder.
Pero vamos a Panamá, donde
encontraremos hechos llenos de psicología que son expuestos al detalle y donde
ocurrirán acontecimientos inesperados que pugnan entre el bien y el mal,
característicos de personajes principalmente dentro del escenario político
panameño.
Pero detengámonos en la soberbia como el motor
de las acciones de cada uno de ellos, hombres y mujeres egocéntricos, se creen
los únicos con el poder absoluto, nos cansamos de escucharlos con la letanía
como: Porque soy yo, la única que sabe qué
hacer en esta situación porque los demás son incompetentes, Porque soy yo, soy
el candidato que servirá al pueblo, soy yo la solución a todos los problemas,
voy a ganar estas elecciones, yo no te decepcionaré, arrogantes, tratando al
pueblo como verdadera masa autómata, incapaces de pensar y de decidir.
Desgraciadamente son estos Raskolnikoff, los que encontramos envueltos
en los escándalos de corrupción a todo vapor, capaces de planificar cualquier
acción aún malévola o que atente contra la moral y ética a fin de superar las
dificultades de sobrevivencia. no obstante, en esta vuelta electoral, hay que
aprender de las palabras del escritor Gil Blas Tejeira, maestro del periodismo
nacional, sacar dulce miel de las experiencias amargas, puesto que ninguno de
estos Raskolnikoff tienen asegurado el triunfo y Usted y yo amable lector
decidimos sí diluimos su soberbia.
No estoy diciendo nada nuevo. Todos sabemos a
qué me refiero y a quiénes me refiero, en Panamá, hay que arreglar todo.
Reconstruir todo. Rehacer todo. Y ese proceso empieza por ponerse en los
zapatos del otro. Por reconocer la otredad. Por poner de lado el Egocentrismo,
y aceptar que hay otros que también pueden, que también quieren y que hay que
unir voluntades y trabajos.
No podemos permitir el
triunfo de personajes Súper Hombres, a través de flamantes Alcaldes,
representantes, diputados, continuando así el proceso de destrucción,
institucional y moral de Panamá, ya hemos padecido lo suficiente para saborear
en carne propia los resultados de aquellos que se han considerado Raskolnikoff, dueños del país donde no han creído que las leyes fueron
hechas para ellos, sino para los simples mortales.
Usted
decide amable lector.
Autora: Elodia Magdalena Muñoz Muñoz. Panamá,
Panamá.
Comunicadora social.