Resúmenes y ensalmos atocateja.

                       

i.- BRAGUETAZO SIN ACÁPITES

 

Lo corto. Lo leve. Lo chato. Lo neto. Lo verosímil y empero ficcioso. Lo castrado y no obstante vigorosamente operativo. Lo ubérrimo que de puro inexplicable asienta sus raqdiculares pulsiones en los predios de la apariencia. Lo plausible y estéril. Lo que extrae su consistencia de febles yacimientos deliberadamente ignorados. Mentirosa la boca preñada de certidumbres que aparte sumar cero no vienen a qué. Cúmplase la sobriedad en casa del beodo. Restalle la avidez en sorbo múltiple que empuridad equivalga a la ingestión de mil océanos. Cada envite del tiempo sea decisorio albur que incomodándonos, colocándonos en la picota que más rabia nos dé, comprometa irreductiblemente nuestras potencias, nuestra resistencia, nuestra vocación herida de palanca. He ahí mi sino cuarteándose en los ribazos de la espera, escindiéndose en impases alideformes, artríticos, parcelarios. Envidiar –al tiempo que se las discute sin convicción- categorías ontológicas, modalidades insípidas del conocimiento. Mala la hubiste, delincuente instalado en tus búnqueres de ufanía y contumacia. Mesa vacía y comensales que como por ensalmo recorren ese exiguo trecho que media entre estupefacción e hilaridad. De soslayo malgastamos o perdimos la inocencia, dicho sea muy al margen de esa vanidad que torna incomibles cualesquiera cocidos. Apretadísimo escote luce hoy nuestra mucama plenipotenciaria. Hablemos empero de todito un poquitín. Salen de cada sarcófago, presuntamente emancipadas, tristes palabras añejándose en nuestros picaderos de confianza. Tiemblan jambas y alféizares. Cada cuál se trabaja una suerte de exilio dorado en los islotes de la inconcreción. Tiritan jarras y búcaros en zona de secano. El fondo del mar nos dedica caritativas figuretas Desde esa cercanía que mayormente se nos antoja inabordable. Morisquetas de autosuficiencia perecen de puritita electrocución tras arcadas consustanciales al segundo plato. Nadie repara en tal extremo pero es justo la mesa presidencial la única que durante el entero transcurso del ágape no volverá a ser ocupada por ningún capitoste o su equivalencia plebeya. No olviden avisarme a eso de las cinco en punto. Me enloquecen los toros.

 

II.- METONIMIAS Y ESTADOS CARENCIALES

 

No clames por tu báculo, caminante extraviado.

Quedan ya pocas égidas, presumo, para que alguien vuelva a volar sobre el ido del cuco. Agarraderas renquean cuan barandales que el polvo secular sepulta entre avalanchas de inclemencia. Prestancia y lozanía inigualables atribuyen impostoras lenguas a cuanto revistiendo la caracterología de lo sostenible adquiere con los años la densidad del luto, la textura del vómito. Bacterias reverentes establecen su alcurnia y su cortejo sobre ese desperdicio anónimo y vencido que otrora si ama no vino pudo conjurar tempestades. Pasto somos del ´hábito y de la monotonía. Congráciate con las bajuras y nomás en hollándolas con tus plantas se te devolverá tu imagen más cumplida e inobjetable. Y sépase además otra cosita. Quien no conoce el suelo al hombre no conoce.

 

III.- VACACIONES DE BRUMARIO

 

Muéstrales la llaga abierta que te cuadricula el rostro.

No los invites, esquivo,

a tu feria de cerrojos.

Dices que eres puro y santo

pero por ti hablan tus ojos

y se contradicen tanto.…

Eres islote sin tino,

mustia y desierta ensenada

a su orfandad abocada,

francotirador cetrino,

último moro en Granada,

prófugo arrás del Destino

el cual no cree para nada

que al andar se haga camino. …

buscas el cauce inseguro,

la desvencijada alfombra

que catapulte tu sombra

hacia un redil más oscuro

que el que te acoge y te nombra.

 

IV.- TRISCANDO EN PLENA GOLETA

 

Cielo fieramente herreño,

réplica del de los Andes.

Las epopeyas más grandes

arrancan de lo pequeño.

Cédeles tu hoz y tu embudo

a mis pinceles sin dueño. 

Ojalá me venza el sueño

mientras, ínfimo y desnudo,

desentraño ese misterio

que sólo preocupa enserio

a quien vigila su alcuza

confinado a un falansterio

y su atención nunca aguza,

y el muy lelo se extasía

poniendo toda su fe

en averiguar porqué

destellea en tu celosía

una voz como no hay dos...

Cielo herreño, quiera dios

luzcas mejor cada día.

 

v.- GARAMBAINAS ASPERSIVAS

 

Todo languidece, ppericlita, desoxigena los mecanismos que habrían venido garantizando el primado de la rutina. También culminan contra todo pronóstico la paciencia del impaciente, la paz desmantelada del insomne, la era de las falsías y de las contumelias. El consumidor de ayer tórnase hoy ceniciento candidato a la consunción o a la disentería irreversibles cuando más domesticadas se las creía. Ya se sabe. También lo irreversible tiene a veces sus vueltas de tuerca, siendo igualmente ciertos sus correspondientes viceversas. Tu pie enjuto y apátrida se afana tras retazos de caliginosa, casi histérica Historia. Y entretanto sucediéndose van alternancias, correturnos, pretendidas fases de la normalidad. . La cultura universal clama exasperantemente empós de lo prístino, de lo originario, de lo extrarradial, de lo agreste. Todo se desvive y se desmuere tras esa potente e inopinada caricia que agita entrañas y renueva inmediaciones. Acontece la caudalosa eclosión del anhelo. Se desborda lo íntimo. Transparece lo eterno. Catarata cinética recorre surcos hambreadores de retoños que mañana si nada se tuerce serán panificables. Todo aspira a ser viera y concienzudamente trabajado en lo más coriáceo de sus aceros. Huimos de un sino sobrecogedor que empero nos vincula a zonas del pretérito cuando dolosa o inadvertidamente fuimos raza de víboras, escribas y fariseos hipócritas, carne de horca, predestinación y sojuzgamiento en un mismo atadijo maloliente. Vocación de paz que –ay de nosotros- se arrastra entre avalanchas de cadaverina…

Enlontananza resuenan alcoholizadas evocaciones de la canción del Pirata. Un perro famélico se declara honorífico invitado a esos ágapes que tan sólo frecuentan prototipos de la autosuficiencia, próceres del desdoro, paradigmas del bochorno, campeonísimos de la hartura mostrenca e ilegítima. El alma de un dios tambaleante recita la Ilíada en lengua guanchesca con subtítulos en quechua para que el Cielo lo oiga. Mala época elegimos para ufanarnos de haber Descabezado gigantes que se volvieron arretacos de lo más inofensivo a fuerza de tanto coquetear con disciplinas afines al aeromodelismo. Nosotros también hemos menguado lo nuestro. Nuestros pies regresaron a la ancestral ´mímica del barro, y de tal guisa como que la escalada del Momblán se sale lo suyo de todos los listones. Torced vuestro vuelo, gajos infiltrados en las jurisdicciones de la jungla. Flaquea aquí la cosecha de héroes que hubiera valido la pena emular. Con los espinazos más débiles se ceba quien te dije. La respiración ha encarecido un porcentaje inadmisible en los guetos de siempre. Sirve recurrir a añagazas zodiacales. El podólogo dice tener overbuquin de gente que perdió las extremidades por causas aún no debidamente especificadas. Los muy zopencos, apostilla aún el precitado especialista. Ni que uno fabricase mascarillas para aliviar el delirium tremen. En densísimas columnas de residuos tóxicos pareciera ahogarse la culpa pero no hay tal. Seguimos un poquitín cohibidillos, una mijita apampladetes algo así como extrañándole pórticos a un paraíso artificial muy de nuestra escoja. La cáscara y la pulpa del fruto prohibido participan de un mismo contubernio. Apropósito, últimas noticias., el Genio de la Lámpara se halla aquejado de un glaucoma del tipo misererenobis. en la alcoba donde repta el sietemesino se suministran previo pago de su importe baños turcos autorizados por la GESTAPO cuyas nuevas promociones de cadetes están para comérselas, al menos tal opinan sus mancebas de ellos. Ciudadana vietnamita multada por haber dado a luz un bebé completamente desnudo, desoyendo por tanto las recomendaciones de la FAO respecto a la moralidad y buenas costumbres. Me llaman a deshora desde la comandancia de Marina para que me haga cargo del alijo de emigrantes con que al día de la fecha nos obsequia la solidaridad intermediterránea. O enronquezco integrando la claque del mitin propesoe a que me ha invitado mi patrón, o la tal Marina me va a oír. Y eso que le tengo dicho que en noches de luna llena mi heredad precisa de toditos mis desvelos. Se paga caro ese gustazo que consiste a grandes rasgos en ser espontáneo.

 

VI.- CRUPIER A RATOS PERDIDOS. 

 

Odio tu estrategia. Me repatea la música y la letra de ardites vulgares. Declino aprenderme toda esa bazofia. Me opongo tajantemente a ser víctima y verdugo en este aquelarre de torvos tahalíes. Ahorraos así sermones como servilletas. Idos, pues, aleve fanfarria de maniquíes y de monigotes, a corromper otros hábitas y otros corazones.

 

VII.- CONGOJAS Y MALABARISMOS DE UN PISAHUEVOS CRÓNICO

 

Eso es lo difícil. Adquirir de súbito esa fiereza que caracteriza a la progenie del rayo. Que lo aún increado tenga como prolegómenos su propia destrucción constructiva. Acuñar aderezos decisorios que en caso necesario reemplacen lo principal. Reedificar templos desahuciados partiendo de irredimibles cenizas. Cuando amainan las furias de la electricidad hablan por ella el conjunto de sus devastadoras secuelas. Retorna entonces a sus arterias la sangre que ni olvida ni perdona. Fácil es lo contrario de todo lo antedicho, esto es, pagar la hibernación con calderilla. Garabatear escenografías de cartompiedra sobre la cabellera de un cono volcánico. Resultar tempranero en lo más ´álgido de la demora. Ahora hago un inciso. Me detengo nomás por el gusto agridulce de avistar lodazales donde se acumulan reliquias de revoluciones que una vez culminadas siguen pendientes con carácter embarazosamente indefinido. Echo de menos el concurso de fámulas complacientes que me prevengan por los pelos contra la hegemonía de pozas y barrizales y de alevosos zanjones. Pero explotadas ya las posibilidades mixtificadoras de una boca, comparecen sedimentos de engañifa que inficcionan los más promisorios y acogedores panoramas. Atentos pues al trámite de apagar luces cuando se nos encarte coger las de Villadiego, porque hay quien en descuidando esa formalidad altera el orden público. Y el privado, que a saber qué será peor…

 

VIII.- A UN RESERVISTA NO SIN CIERTA ACRIMONIA

 

Aquel imbécil, mamá. Todavía me parece estarlo viendo. Cuando contemplo el cuadro, empiezo a comprender porqué el mundo anda más bién hecho cisco. Fue y se me declaró el muy berzotas para ganar una apuesta. Sí, mamá. Así como te lo estoy contando. Una de esas competencias entre chalados en las cuales se da por sentado que eso mismito que se pone en juego coincide con lo incobrable. Bueno, yo sé lo que me digo. Ese tipo si se hubiera quedado en feto habría ahorrado a sus padres y demás familiares no pocos disgustos. Y en tal sucediendo tampoco él habría hecho un negocio malote del todo. ¿Encuentras cruel esto que digo? Es que de veras, no le deseo mal ni nada parecido pero hablo con el corazón en la mano como quien dice. Me dice, va y me dice el fulano: Maripili, te quiero con locura pero me veo obligado a renunciar a ti porque esto que te digo tan sólo tiene por objeto chichar al Babieca de mi hermano que desde este mismísimo momento ha de comprometerse ante notario a abonarme la bonita cifra de cien mil clicas así que mimenda cumpla los cuarenta y ocho tacos… Verdad –mamá- que en el manicomio los hay infinitamente más cuerdos?? A este paso, servidora se queda soltera con perdón de la Santa Madre Iglesia y autoridades civiles…

 

IX.- BOQUITA DE ALGEMESÍ NO TE RÍAS DE MI JOROBA

 

Subproductos del instante. En recipientes miméticos del tiempo se inscriben esas miradas atónitas que arrastran TRAS crecidas demenciales los afluentes del pánico.

 

x.- FRANQUICIAS DEPANLLEVAR

 

Perecer en brazos del sueño. Sentir cómo te acarician alfanjes que revisten todo el aroma y la tersura de las dalias recién cortadas. Valer la pena esos lances en que a un tiempo te sientes perdedor y ganancioso.

 

XI.- AMBROSÍAS DEL QUINTO PINO

 

TE CAPTO Y TE VIABILIZO HACIA DESVANES DONDE UN GLOTÓN VALETUDINARIO BUSCA PROVISIONES CON QUE VENCER SU VORACIDAD NOCTURNA. Ah pensamiento. Sopeso tu eficacia mas a estas alturas son los cuentaquilómetros los primerísimos en desertar.

 

XII.- RESILIENCIAS O ALGO ASÍ

 

Dinero en mano. Así mismito. Vuelve la burra al trigo., el camello al menos lleva la base de avituallamiento encima, lo que le permite atender otras prioridades tan impelentes como las que más. La manzana, que es vegetal pero no vegetariana que uno sepa, no sale del frutero ni para tomar el fresco vespertino. La serpiente descansa. Bastante tuvo en su momento con engatusar a Eva. Si con la prostituta del distrito ando en ocasionales tratos y nomás en pagándole obtengo más placer que el proporcionado por los servicios que de ella recabo, lo de fornicar es ensimismo un trámite que bien puede excusarse.

 

XIII.- TESTIGO DE REFILÓN

 

Me tenías uncido a tu grey límpida. A los difusos anzuelos de tu escoja. Me atrajiste a los alvéolos de un sueño que de pronto te hizo inalcanzable, pobladora de antípodas mayestáticas. Tampoco en ti la perfección reside, pero voy amañándome al lado más frutal de tus falencias. Se me olvidan las leyes y las trampas si es que te tengo cerca. Por el arco del triunfo me paso a tal sazón los recursos de alzada y los de reposición.

 

XIV.- A UN VIEJO ÁCRATA QUE TENÍA DON DE MANDO

 

Qué chamullas, qué intentas malmentirte y malmentirme, tú, oráculo glacial de villaicorte?

 

XV.- A UN TAL MANOLÍN PERUCHO POR EL DÍA DE SU ONOMÁSTICA

 

Ah tú, isla verde, isla verde.

En cruel distancia te reto.

Porqué tu clamor imberbe

cuando adultece se pierde entre ecos de lazareto? Porqué tu torpe esqueleto su origen nunca delata? Acaso tu porvenir cífrase en dolosa errata que te ha vuelto timorata y hoy te impide revivir, condenándote a asumir un futuro de hojalata?

 

XVI.- MAR DE RESPIROS Y DALIAS

 

Levanta, Atlante, tu densidad de espuma.

No esquives la titánica reyerta

que hace reverdecer tu ansia despierta

y derriba del polio a Moctezuma.

En tu ausencia, la dársena tirita

rememorando ensueños de Moguer

que hacia mudos distantes precipita

nuestra necesidad de renacer.

Tembladeral. Desfiladero. Escueto

nido de desdeñosos gavilanes.

Nada de exquisiteces o albaranes.

Un clamor clandestino y recoleto

señala arboladuras exhaustas de ese gueto

donde vivir soñase Campomanes.

Hijos somos del colosal ultraje

que en plena faz golpeara al foráneo y al proscrito.

Somos detonación que al infinito

lanza residuos de su fuselaje.

Acuestas va retén de amargos cetros.

Quisiéramos bregar en comandita

con el ramaje augusto de los cedros.

Como a peripatéticos poliedros,

nos ciñe el tragaluz que el poeta evita.

Henchido va de oprobio el equipaje.

No hay cesura en un reino troglodita

para el civilizado vasallaje

que una resignación atroz concita.

No hay dignidad. Tan sólo este follaje

tras el que un alma anónima dormita.

 

XVII.- JOROPO CIRCADIANO

 

Venezuela, la meca del ensueño. Evasión y desquite de de enhiestas tragaderas

Que digieren del orbe de un plumazo. Tentadora y bizarra te ves hasta los tuétanos. Acuarela de osados frenesíes. Muchas veces recalo en tus fogosos márgenes e intento eternizarme allí mientras me envuelve catarata de sincopados arreboles. Adquiero entonces la aproximativa dimensión de lo grandioso, exactitud reñida con gangas decimales. En tus llanuras quedan suspendidos los abrojos y barreduras de una conciencia equívoca. Tus florestas rozan cúspides de lo imarcesible y se muestran reacias a entronizar la agria gramática del enmohecimiento. En ti no anidan prespectivas de estrés o de premura. El mismísimo alarido devalúa sus contornos por mejor metamorfosearse en susurro mirífico de rápida expansión y vuelos altos. Tus benditos odres anidan vida y misterio como por generación espontánea eres almacén de enconadas potencias seminales. Desmentido cabal de cuanto rezume felonía y pequeñez de ánimo. Nada en tu erario es retal o vestigio porque cada suceso y cada opción actualizan las bases de su fuerza entre subsuelos y techumbres. Aliñan tu belleza pífanos y violines. Todo en ti es tesonera desmesura, clarividencia de apetitos que aun colmados admiten y promueven renovadas vigencias. Te sabes copartícipe de cada escaramuza donde la desesperación dilacera los ábsides del mundo. Tu victoria alcanzará protagonismo en inédito aluvión e partituras y laudos favorables.

 

XVIII.- SINFOROSA DE MI VIDA SÓLO A VETIVER ME HUELES

 

GOFIO Y AUSENCIA. Monopolios de un ruido que te agrada. El molino continúa reemplazando otros hitos ancestrales allí donde no acampan testigos ni testaferros. Hay una soledad irremontable armonizándose con todo lo creado en un alarde de tesituras disjuntas. Huele a mojo y a salmuera desubicada. Pregonando va el globo terráqueo su abolengo intratable. Lejos yacen las trazas homicidas del vértigo. Nada amenaza desnaturalización o negligencia. Manos del impostor retraen sus planes de extorsión e impudicia. Veraneantes protegen y alegran este entorno. Son los acomodados sencillos que comparten con jocundas vecindades los tiempos del cuplé. Sigue la rueda cíclica. Nacimiento y muerte son dos caras de una misma moneda. Acampemos en este furtivo apeadero de nostalgias. En este idílico asentamiento para dardos que alancean las quijadas del progreso. Revirtámoslo todo hasta hacerlo devenir una especie de descansillo multiuso. Oasis. Cajón de sastre cesante y desprovisto de báculo en que sustentar aprestos y esperanzas. Señuelo, sentina, escabel donde la abuela indefectiblemente y para nadie se atarea. Todo ocurrió tras indecible brega. Para que hoy estemos aquí y así a debido precedernos en la palestra esa pundonorosa estirpe que incorporó a su acervo modismos y antiguallas, berridos y silencios, rémoras y rumores, trapiches y reproches, visajes y vasijas. Gente que así con la mirada como con el quehacer atrapan en su enteridad paisajes y encomiendas. Que sin menearse del sitio desafió los horizontes más díscolos e ignotos y hoy nos lega un patrimonio a todas luces tasable y bonancible. Tu pasado lo integra sustantivamente ese runruneo majestuoso y sugestivo que tranquiliza a quienes hemos heredado la condición de acérrimos del gofio. Mientras te quede una brizna de consciencia, conjugarás magistralmente itinerancia y sedentariedad, bendito binomio el cual continuará embelesándote los pálpitos y proponiéndote rutas y resonancias nuevas.

 

XIX.- CORIFEOS PARA UN DEMIURGO EN PUERTAS DE DEPORTACIÓN

 

Escucha, ser basuriento y escuálido que te ciscas en todo cuanto no sea tu panza y tu molicie. Presta atención, mochilero del fiambre mal habido. Te llamo por los nombres que por fuerza soslaya esa plebe anonadada que sirve de objetivo a tu rapacería, a tu desvergüenza. Te traslado estertores y exabruptos que rehúsas asumir, conveniencia obliga. Tienes rostro de saurio disecado. Te mueves con vilencia y desparpajo entre la pléyade de tus vasallos. Tu soltura proviene de esa invulnerabilidad provisoria a cuyo amparo se fabrican cobardes por un tubo. A fuerza de mezquindad y de embrutecimiento, has llegado a incubar una suerte de alergia a todo cuanto suene a continente. Olvidaste demasiado pronto que tu perfil anímico se corresponde al de un feto puesto al socaire de toda anomalía. El pan te da acidez. El agua incita a que tus vísceras confraternicen con el vómito. La sangre que por tu torva mano tupió conductos a la acequia plagada de inocencia proclamará quién fuiste cuando menos lo esperes. Entretanto, sumérgete hasta el cuello en tu oficio de verdugo a tiempo completo.

 

XX.- EL CALESÚ DE MISIA GRACILIANA

 

Sé muy bien que tu sed depredadora desconoce fronteras e interdictos. Siembras depravación aliñándola con terrones de remembranza estéril. Di, ¿cómo es que te llamabas entre tus ganapanes de confianza? siento algún precedente borrascoso si te tildo de escoria, si te adjudico cédula de sórdida alimaña, si retrato tu fuste de excrescencia, si enfatizo tu palmito de insigne matarife, si blindo las almenas de mi menguado hábitat sencillamente por no saber de ti? Viniste a descubrir que en plenas Indias los indios son legión, a consolidar nupias con la pretenciosidad que e acompaña? Presumes de fil´filántropo más por si acaso nunca sueltas la daga. Mas ya se va enderezando hacia tu yugular el contragolpe cero. Sin saberlo transcribes ese epílogo con que todo buen déspotas e despide por alícuotas partes así de víctimas como de secuaces mercenarios. Ya parten hacia tu muladar rebosante de inútiles pertrechos los vendavales predestinados a arruinar tu prole y tu memoria.

 

XXI.- MANIFIESTO TRACOMATOSO

 

Basta de servilismo. Cese esta melopea de anquilosamiento. Finalice de una vez por todas nuestra peregrinación de largo recorrido por lo más pestilente y prohibitivo de las cloacas. Curcircule a su sabor el fluído ultramarino que convoca adhesiones militantes en torno a ese derecho a respirar que de tantos y tan inicuos modos se nos hurta. Tiempo habrá de barrer profundamente el solar que habitarán los hijos del escarnio. Por de pronto, al margen de consignas y de alforjas, alcémonos y unámonos cara a un amanecer que por doquier ya asoma…

 

Icod, 12 de junio de 2016

 

Dámaso Yensen Miriñaque

Autor: José Claudio Suárez. Tenerife, España

yamilexpres@gmail.com

 

 

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