La máquina fantástica.

 

 El título del trabajo es un tanto indefinido, porque la máquina de la que voy a tratar tiene varias denominaciones, según los países de habla hispana. En América Latina, hay zonas en las que se denomina carro, en otras recibe el nombre de auto y en España se llama genéricamente coche. Es la máquina de automoción que ha evolucionado rápidamente, y que cada vez tiene más prestaciones. Más del ochenta por ciento de bípedos y bípedas del mundo desarrollado, lo tienen, lo usan y lo manejan. Es prácticamente una máquina imprescindible, porque con este gran artilugio, la libertad de movilidad, está casi asegurada. Su funcionamiento es casi automático y está pasando a integrarse en la robótica. ¿En la robótica?

 Las firmas de mayor relieve y prestigio en el ramo de la automoción, conjuntamente con firmas importantes en el campo de la informática, llevan muchos años ya inventando diseños de automóviles con una automatización que puede considerarse como fantástica. Ya hay coches que pueden rodar sin nadie que los conduzca. El volante gira solo, saben cómo y donde aparcar y en fin, maniobra sin ningún problema. Naturalmente, las cosas no son fáciles y lo que se pretende es harto complejo. ¿Y qué se pretende?

 Pues lo que se pretende es que el auto no lleve volante, embrague o acelerador, frenos, palanca de marchas, ni nada de nada. Se aspira a que la máquina se maneje con mandos que programen su funcionamiento en todos los sentidos. Esta máquina de automoción, se convertirá en un robot, que nos transportará donde le digamos y como le digamos. Sus inconvenientes por el momento son múltiples, pero poco a poco, se van solucionando. De momento, ya hay automóviles que tienen piloto automático. En mayo del año pasado, un vehículo de esta clase con conductor que llevaba puesto el piloto automático y que iba confiadamente leyendo el periódico, tuvo un accidente mortal, al chocar frontalmente con otro vehículo que se salió de su carril. Los vehículos del futuro, no tendrán accidentes, se supone, a no ser que sufran avería

 Pienso yo, que ningún lector de la revista Esperanza, conocerá estos robots del futuro. Creo que nuestros nietos, puede que sí. Bueno, los míos, no, pero la mayoría de los nietos de muchos lectores, sí que tendrán un carro de estas características. ¿Y eso significa que los ciegos podrán tener y conducir estas máquinas? Pues a mi juicio, no. ¿Y por qué no? ¿Qué y quién lo impide? Existen varios inconvenientes que intentaré exponer:

 Ya existen automóviles cuya velocidad de desplazamiento es supersónica. La voz o síntesis de voz es importantísima y prácticamente nos ha integrado en la tecnología punta, pero nos hemos integrado parcialmente. En un porcentaje alto o menos alto, dependiendo de muchas cuestiones. En una pantalla de alta precisión, hay muchos muchísimos indicadores. La vista es un sentido globalizador o totalizador y el oído desgraciadamente, no y menos el tacto. La escritura en un teléfono inteligente y en general en una pantalla táctil, me refiero a la escritura practicada por un ciego, es lentísima. Estoy hablando obviamente, de ciegos totales. Un deficiente visual, no es un ciego. Este mismo trabajo, ha de ser corregido en su aspecto

Caligráfico. Será o ha sido corregido por otra persona ciega, que ha necesitado su tiempo. La voz sintética de un G P S, por ejemplo, a los ciegos nos dice bien poco. Dice que se gire a la derecha o a la izquierda, por ejemplo, pero para nosotros no es suficiente. Siempre, primará la vista.

 Puede que dentro de dos o tres siglos, espero que la humanidad siga viva y en evolución constante, no tenemos ni idea de qué nos deparará el futuro. Incluso, no sabemos si habrá ciegos. Hoy por hoy, en lo que conocemos y con lo que conocemos, los automóviles del futuro que serán robots, ya lo he dicho anteriormente, seguirán no siendo aptos para ciegos, aunque pienso que sí lo serán para deficientes visuales. Hablo del futuro inmediato, y la perspectiva mía es de cincuenta o cien años.

 Las máquinas siempre han sido una creación humana; pero las bombas nucleares, también. ¿Dónde quiero ir a parar? Fácil: Podemos crear una robótica que no podamos controlar, puesto que en el momento actual las máquinas procesan, calculan y almacenan lo que no puede hacer el cerebro humano. Cuando las máquinas piensen y fabriquen otras máquinas sin ninguna intervención humana, ¿Qué pasará?

¿Quién y cómo regularán el tráfico robótico de la automoción?

 Madrid, diciembre del 2017

 

Autor: Hilario Alonso Sáez-Bravo. Madrid, España.

hilario-conchi@hotmail.com

 

 

 

Regresar.