La elección
de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, su recalcitrante aversión
por nuestro país y por nuestra gente, expresada en su campaña, antes de las
votaciones, y confirmada durante su primer semestre en el poder, su repetidas
amenazas de salirse del tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México
y Canadá si no se acuerdan modificaciones desventajosas para México hicieron
estremecer a nuestro país; apenas comenzábamos a digerir esta situación cuando
en la primera semana de septiembre nos estremecimos por un sismo de 8.2 grados
en la escala de Richter, con epicentro en Juchitán, Oaxaca, que destruyó
pueblos enteros, dejó sin casa a miles de personas, sin trabajo a muchos, y
destruyendo joyas arquitectónicas que datan de la colonia, apenas comenzábamos
a recuperarnos, cuando el 19 de septiembre, (misma fecha que en 1985) a las
13.15 horas hubo un temblor de 7.6 grados en la escala de Richter, trepidatorio
y oscilatorio con epicentro entre los límites de los estados de Puebla y
Morelos que causó graves estragos en
Jóvenes
volcaron a los lugares de desastre para ayudar a los rescatistas, el apoyo
también llegó de países vecinos, Japón, España, Colombia, Canadá, Honduras,
etc.
Que
paradoja; mientras Donald Trump quiere gastar millones de dólares en construir
una gigantesca barda que nos separe, nosotros tendremos que gastar millones de
pesos para reconstruir los daños causados por los temblores.
Autor:
Dr. Bulmaro Landa Quezada. Tlalnepantla, Estado de México, México.