ALGO SOBRE LAS PALABRAS.

 

            Desde que el hombre existe sobre la Tierra, hecho que se produce en la prehistoria (Australophitecus) —de un millón o seiscientos mil años A.C. —, el hombre ha ido creando su evolución a través del tiempo. Hay quién miró esta evolución, con un sentido partidista y pensó que el ser humano brotó en la Tierra, por inspiración divina, y acortando, de modo instantáneo, su evolución, se transmite y trasciende su creación con un soplo y más tarde con una costilla de la primera mujer, para lograrla.

            Sin saberlo, los hacedores de milagros inventaron unas palabras hermosas que han prevalecido y se han usado mucho a todos los niveles, pero sobre todo en LITERATURA. Tanto las palabras: imaginación, fantasía, como la palabra metáfora, se pusieron en acción cuando alguien pensó y necesitó creer en algo más, que en sí mismo. Y también consiguió que todos los miembros de su familia y tribu, lo creyeran y necesitaran.

            Nuestros antepasados sobrevivieron ayudados por los mitos, que fueron como su punto de apoyo. Sobrevivieron al temor por las fuerzas de la naturaleza, y se unieron para defenderse y con una gran capacidad de adaptación y el deseo hacia cosas esenciales y lógicas a las que les guiaban sentimientos e instinto, pudieron sobrevivir porque ellos mismos, habían también inventado la palabra: esperanza. Después vendrían otras muchas palabras hermosas…, o no tanto, con sus significados y significantes necesarios, tanto en ellas, como en las circunstancias de los seres que las hicieron posibles.

            Las palabras guardan un misterio en sí mismas que las hace evocadoras. Muchas veces, moviéndonos a igual velocidad que un aroma que nos puede transportar desde la madurez a nuestra más tierna infancia, aunque las palabras, también tienen el poder de la evocación de futuro y con ellas volamos hacia adelante o hacia atrás, en ese algo, siempre presente —mientras vivimos—, que se llama TIEMPO.

            Una sola palabra, nos aporta imágenes. Nos aporta sueños. Nos puede aportar alegría o tristeza. Con una palabra calificamos a los demás y, a veces, nuestro criterio se escucha, y esa opinión hacia los demás, puede quedar etiquetada para siempre.

            En la vida de todos ha habido, hay y quisiéramos que hubiese, muchas palabras. Que nos agraden esas palabras, va a depender en un porcentaje muy grande de nosotros mismos. Lo que falta al cien por cien, va a corresponder a los demás. Esperamos, que hoy y mañana, sean buenas para todos.

 

 ALICANTE 26/11/2016.

 

Autora: María Jesús Ortega torres. Alicante, España.

masusor@hotmail.es   

 

 

 

Regresar.